Esta Navidad mi vida cambiará.
Me pondré de gala, luciré bondad, miraré al
cielo y buscaré a mamá,
y tal vez la vea en una estrella fugaz.
Porque hoy visto de fiesta —tal vez no
mañana—,
debo de vivir brindando paz.
Rezo para que esta noche todos se reúnan:
esta noche es Navidad.
Esta Navidad sonreiré, tal vez;
lucharé por no sentirme mal, lo sé.
Miraré al cielo y enviaré a papá
un poema tierno en noche de paz.
Porque hoy recuerdo todo:
mi ayer en familia,
cuando mi papá era Santa Claus
y mi madre nos vestía con prendas bonitas.
Esta noche es Navidad.
Esta Navidad yo pediré perdón
a toda persona a quien causé dolor.
Les daré mi mano en señal de amor;
les daré mi vida con nueva ilusión.
Porque hoy lo suelto todo:
lágrimas, tristezas,
renuevo mi alma, logro dar;
y tal vez mañana vuelva con nuevos colores.
Esta noche es Navidad.
Esta Navidad un ángel me dará
una carta nueva de esperanza y paz.
Me preguntará: “¿Qué hiciste hoy por Dios?
Nunca te olvides cuál es tu misión”.
Porque hoy vibra mi alma al crear un verso
que me dicta líneas de bondad.
La palabra más hermosa,
la que alegra el alma:
esta noche es Navidad.
Esta Navidad no pienso trabajar.
Iré por las calles repartiendo pan,
ese alimento lleno de humildad
que nunca se niega a nadie en realidad.
Porque hoy lo brindo todo:
panes que alimentan,
corazones de felicidad;
ese pan que da alegría y nutre el alma.
Esta noche es Navidad.
Esta Navidad llamaré a mi ángel guardián
para que, volando, se lleve mis sueños
de amor fraternal.
Los daré con alma y buena fe
para que se vuelvan bella realidad.
Porque hoy mi ángel bueno
viene a mí volando;
se viste de fiesta sin igual
y lleva a todos mi alegría, fe y esperanza.
Esta noche es Navidad.
Esta Navidad mis padrinos vendrán,
desde el cielo, a verme; a regalarme paz,
a leerme los cuentos de amor y amistad
que me regalaron en noche de paz.
Pedro y Kathy son sus nombres.
Nunca los olvido.
Ellos me enseñaron a valorar
la cultura expresada en cada historia.
Esta noche es Navidad.
Esta Navidad la pasaré con fe.
No sé si mañana yo existiré.
Solo deseo siempre que el Niño Jesús
invada tu alma con nueva actitud.
Brindaré con ansias de un mundo mejor.
Esta Navidad te doy mi corazón.
Porque siento que, en mi vida,
he celebrado siempre esta hermosa fiesta de
bondad.
Me despido de estas líneas
gritando con fuerza:
¡Esta noche es Navidad!
En un mundo que parece correr más rápido que nuestros propios latidos, la navidad nos ofrece un instante para detenernos, respirar y recordar lo que verdaderamente importa: el amor que dimos, el perdón que aún debemos, la gratitud que a veces olvidamos y la esperanza que nunca debería abandonarnos.
Que estas palabras lleguen al corazón de quien las lea como un abrazo limpio, un recordatorio de que siempre podemos recomenzar. Esta noche —y cada noche en que el alma decide abrirse— también puede ser Navidad.
Marco Antonio Malca Delgado
Lunes 15 de diciembre de 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario