Hola papá, te saludo con inmenso afecto, y expreso la alegría que siento al poder decirte papá en este largo caminar por la vida: Tú, de 84 años y yo de 56.
Hoy recordaba los días de la madre que hemos pasado juntos desde que tengo uso de razón, y vinieron a mi mente recuerdos diversos de tan emotiva celebración.
Recuerdo, en la escuela primaria las actuaciones, y ahora, pensándolo bien; eran con un trasfondo triste: los que tenían madre llevaban en el pecho una rosa roja, y los que la habían perdido una rosa blanca, las canciones alusivas a la fecha, y que hasta ahora se escuchan eran desgarradoras: "Yo le pido a Dios rezando que mi mamá no se muera, que viva dentro de mi rancho como estampita siquiera", "Por qué mamita linda, por qué te fuiste lejos, dejándome tan solo con mi pobre papá"...etc.
Las madres lloraban en las actuaciones, y los hijos se preparaban para recitar el poema que en la escuela les enseñaron para el segundo domingo de mayo.
Papá, recuerdo que tu nos dabas regalos para ofrecerlos a mamá Miriam, y ella se alegraba y lloraba de emoción, era muy sensible, y siempre recordaba su niñez y a su madre, mi abuelita Aurelia, trabajando de sol a sol para sostener a sus hijos, y ella ayudándola a llevar el sustento del hogar desde niña.
Luego del desayuno familiar, mamá nos llevaba a visitar a mi abuela Aurelia y tú acudías a visitar a tu madre, mi "mamita" Celia, donde te encontrabas con todos tus hermanos, de los cuales viven cuatro.
¿Sabes papá? Ahora como adulto puedo decirte con seguridad que de niño no entendía esta celebración, ya que veía "acciones obligadas", tenía la obligación de aprenderme una poesía para recitársela a mi madre así no la entienda, hacer un trabajo manual, así lo hiciera mal, ya que eso representaba mi nota de arte en la escuela, debíamos "actuar" delante de los familiares que llegaban a la casa, ver como se abrazaban los adultos y lloraban agradeciendo a sus madres por lo bien que los formaron.
Los años pasaron, la forma de celebrar a las madres cambiaron, los valses tristes solo son escuchados por personas de avanzada edad, pero la misma historia continúa, con otra moda y otras voces.
Tu madre ya no está, tu esposa tampoco, ellas ya partieron, y nos dejaron gratos momentos y enseñanzas.
Papá, estoy seguro que dentro de tantos recuerdos, uno de los más importantes es cuando tu madre, mi mamita Celia expresó: "Mira Alberto, mis hijos estudiarán secundaria, así yo tenga que caminar sin zapatos", o cuando mi mamá Miriam, tu esposa, te acompañó en los momentos difíciles de la familia, trabajando en los quehaceres del hogar y vendiendo ropa, levantándote moralmente cuando estabas delicado de salud.
Uno de los recuerdos más sentidos que tengo del día de la madre fue el segundo domingo de mayo del año 1974, tenía 7 años, estaba internado en el hospital del niño. Todos los niños que estaban en mi pabellón estaban con sus madres, el hospital había recibido la visita de cadetes de la fuerza aérea, quienes ofrecieron una sentida actuación musical, y mi mamá no llegaba a visitarme, sentí profunda tristeza, hasta que vi a mamá ingresando al pabellón de internos de nefrología y me abrazó, y dijo: ¿Por qué lloras hijito, pensabas que no iba a venir? Y lloró junto conmigo, esa buena mujer que sólo estudió primaria, pero que fue capaz de formar una familia con fuerza y afecto, con buena educación y exigencia, tal vez extrema, pues así la habían formado.
Papá, este segundo domingo de mayo, te abrazaré y daré gracias por haber sido un buen hijo y buen esposo, que al margen de los errores propios de nuestra experiencia humana acompañó a su madre y esposa hasta sus últimos días.
Papá, no hay espacio para lágrimas, ni para recuerdos tristes, las mujeres más importantes de tu vida ahora son energía espiritual, y acompañan por todos lados, caminan junto a ti.
Feliz día de la Madre hasta la eternidad.
Dios los bendice.
Marco Antonio Malca Delgado
Lunes 08 de mayo del 2023
23:55 pm
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