jueves, 30 de mayo de 2024

37 AÑOS DESPUES

Hoy recuerdo la primera vez que ingresé a un aula, en una conocida escuela Marianista del Callao, tenía 19 años, y fue gracias al apoyo  de mi querido amigo de toda la vida Julio Eduardo.

Gordo: ¿ Deseas reemplazarme dictando clases de inglés sólo en el primer bimestre ? 

En esa época, el año 1987, yo trabajaba como vendedor de electrodomésticos, y las comisiones que ganaba me servían para ayudar en mi casa y buscar qué estudiar, pero dentro de ese pensamiento no pasaba por mi mente la enseñanza, hasta que llegó un día especial entre marzo y abril, donde con mucha ilusión ingresé a un aula de 5to grado de primaria.

Fui recibido por más de 50 "angelitos", y estaba acompañado de mi amigo Eduardo, quién me brindó las orientaciones generales para las sesiones de aprendizaje.

Al comienzo, sólo me dedicaba a "llenar" la pizarra, escribía todas las horas de clase, y sentía temor al estar frente a mis alumnos... pero poco a poco fui "despegando", perdiendo el miedo, fui tomando confianza en mi mismo para dictar clases las cuales recuerdo con todo mi corazón.

Inclusive, acudía a trabajar vestido informalmente, hasta que fui recibiendo consejos de docentes mucho mayores que yo en esa época, y me hicieron ver que el docente verdaderamente profesional, debe presentarse adecuadamente vestido frente a sus alumnos, ya que eso no da mayor prestancia a los profesionales de la educación.

Han pasado 37 años, y aún siento la llama viva de mi vocación docente, que aunque con logros, fracasos y retos han marcado en mi existencia realización y aprendizaje, mi profesión me ha hecho entender que soy un aprendiz en el aula de la vida, y que todos los días tenemos la gran oportunidad de crecer y ofrecer lo mejor de nosotros.

Con casi 10,000 ex alumnos, doy gracias al Dios inmenso de la vida por haberme bendecido con tan bella misión, y a los maestros que a lo largo de mi trayectoria han contribuido en mi desarrollo con su experiencia, profesionalismo, consejos y llamadas de atención inclusive.

Ofrezco disculpas a aquellos docentes e inmediatos superiores que tuve, que en su momento me corrigieron y que a cambio obtuvieron mi rechazo, la soberbia tonta de un docente joven y sin experiencia provocaron esas actitudes.

Ya por terminar, quiero agradecer infinitamente a la razón de ser de mi vida profesional: Mis "ex alumnos/as", a quienes recuerdo con inmenso cariño y que de ellos también aprendí lo mejor: Gracias Michel Valente, Christian Cueto, Christian Matta, Marco Villegas, Renato Toledo, Daniel Flores y varios más que ya descansan en la eternidad del supremo, y a mis buenos ex alumnos que aún transitan haciendo el bien por el  mundo entero.

Agradezco también a los docentes que contribuyeron en mi formación profesional a lo largo de 37 años, a los religiosos que me dejaron tantas lecciones, al mejor director que tuve en mi vida, el hermano Ludolfo Ojeda y Ojeda, a mi maestra de primaria Esther, quién con más de 80 años de edad, aún mantiene contacto conmigo.

No sé cuando se acabará esta historia, y anhelo que el día que culmine sienta paz en mi mente y corazón al estar seguro que lo único que siempre anhelé, fue una buena educación para mis alumnos, comunidad y patria.

Maestro soy, enseñaré hasta el horizonte de mi vida.

Que así sea...

Marco Antonio Malca Delgado

30 de mayo del 2024

17:06 pm

        


 




   

   

martes, 28 de mayo de 2024

DOS SIGLOS VIVIENDO

Nací el 31 de mayo del año 1966, en una vivienda pequeña, una quinta del distrito de Jesús María, en mi querida Lima, capital de mi amado Perú.

Recibí el año dos mil a los 33 años, y ahora, próximo a cumplir 58 años en este siglo XXI, siento un gran quebranto, y es que a lo largo de mi vida he vivido diferentes situaciones, tanto tristes como felices, fui un niño insomne, iluso, romántico, y viví en un hogar con padres completamente diferentes en sentimientos y costumbres, ellos fueron criados con dureza, y a pesar de mi poca edad notaba en ellos el deseo de dar más, de luchar por una vida mejor.

Mi vida estuvo marcada por una palabra al que todos corremos: miedo, temor, baja autoestima, pero a pesar de todo no sé por qué la vida, el destino u otros factores me han llevado a ser líder de equipo.

Mamá Miriam decía que cuando estaba embarazada de mí, lloré en su vientre, y que la señora Victoria, obstetra que asistió a mi madre, expresó que eso indicaba que yo sería muy feliz.

De ahora en adelante seré feliz si veo que otras personas no sufren, si veo a niños jugar en un parque y sonreír con sus padres, si ayudo a un desvalido a llevarse un pan a la boca, si curo una herida, si salvo una vida, si escribo un libro, si ayudo a levantarse al oprimido, si curo al enfermo, si ayudo a cruzar la calle a un anciano, si digo la verdad sin sentir miedo, ese terror a la agresión que tengo a lo largo de toda mi vida.

Hoy tengo muchas ganas de llorar, de sonreír, de recordar mi vida en todos sus pasajes y momentos: Mi primera infancia en la quinta de mis recuerdos, jugando carnavales con mis hermanos, paseando por el parque San José con mi mamá, mi niñez en el edificio donde viví en la avenida Brasil, soporté el terremoto de 1970, aunque no recuerdo casi nada y el de 1974, que me causó pánico y gran susto, llevo en mi mente y corazón cuando asistíamos con mis hermanos al campo de marte a "mataperrear" todos los viernes por la tardes, donde mientras mi hermano mayor mataba pajarillos y los otros volaban cometa, yo permanecía echado sobre el césped, mirando la tarde gris de la Lima de invierno, respirando un aire diferente, un aire que sólo un niño alegre y triste sabe respirar.

Hoy, próximo a cumplir 58 años años, agradezco de corazón a las personas han formado parte de mi vida, a todas sin excepción, y pido perdón a las que hice sentir mal a través de mis errores y malas acciones, con la firme promesa y convicción de buscar siempre ser mejor persona cada día.

En ésta etapa de mi vida, quisiera tener el abrazo de personas que me hacen tanta falta: 

Mamá me abrazaría, pero lloraría conmigo al sentirme, la mamita Nelly me miraría con sentimiento y compasión, mis padrinos Pedro y Katty me harían leer los mejores pasajes de la biblia, para nuevamente aprender que el amor de Dios me acompaña siempre, el padre Javier me diría "Eres bueno y noble, pero sé fuerte en tu fe"... pero también tengo el amor de las personas, entre amigos y familiares que aún transitan en este mundo, y que a pesar de mis errores desean siempre lo mejor para mi, y que han estado conmigo en los momentos más fuertes de mi vida.

Soy docente de profesión, pero me falta mucho para aprender del aula más grande que es la vida misma, solo le pido a Dios me de una última oportunidad para hacer el bien por donde vaya, que deje una huella sencilla y noble, que de lo mejor de mi, que termine de eliminar todo lo que me hizo y hace tanto daño, y que viva haciendo el bien.

Hoy inicio nuevamente esa ruta, a pocas horas de cumplir 58 años, doy gracias a mi buen Dios y le pido ilumine mis acciones por siempre.

Hoy solo quiero dar gracias, dejo mi alma, espíritu, corazón y vida.

Marco Antonio Malca Delgado

Martes 28 de mayo del 2024

17:44 pm