Son las 4 y 36 de la mañana de este hermoso día lunes 28 de setiembre, y tengo, al igual que ustedes la gran oportunidad de un día más de vida para contribuir en la evolución de mi persona y de mis similares.
La puntualidad, es uno de los principales valores que se practican en toda actividad y compromiso, si mi hijo ingresa a su colegio "hasta" las 7 y 45 de la mañana, no significa que recién lo lleve "A partir" de esa hora por que ya estaría tarde, y si en mi centro de labores el ingreso es a las 8:00 a.m. , llegaré 10 minutos antes y así tendré más tranquilidad para ordenar mi agenda del día.
En la actualidad, gran parte de la población vive en ciudades con un gran explosión demográfica, donde no sólo está la competencia laboral y profesional, sino también el tráfico pesado en diferentes horas del día, sobre todo en los horarios de ingreso y salida de los centros de labores, causando las conocidas "Horas punta" en lo que ha intenso tráfico se refiere, causando problemas en el cumplimiento de los horarios y por consiguiente la impuntualidad de muchas personas en sus compromisos laborales, de estudios y/o familiares.
¿Qué hacer ante esta situación "problema"? ¿Conformarnos con llegar tarde a nuestros centros de labores, institutos de estudios y ver a la familia? ¿Sentirnos tranquilos y buscar siempre una excusa ante nuestra impuntualidad incrementando la cultura del pretexto? ¿El tráfico es responsable de que llegue tarde en forma cotidiana? ¿Vivo lejos y por eso llego tarde?
No me agrada mencionar a mis familiares en los artículos que escribo, pero ésta vez sí lo haré:
Mi tío Francisco vive en el norte del Perú, en el hermoso puerto de Pacasmayo, y el laboraba en la empresa telefónica del Perú de su ciudad, cuando de un momento a otro lo cambiaron de sede y lo enviaron a la sede de la ciudad de Trujillo, que se encontraba a 130 kilómetros de su casa y familia.
Hizo el reclamo respectivo, pidiendo una reconsideración de esa decisión en la empresa, pero se la denegaron y le dijeron que él decida... obviamente si decía que no, estaba fuera del trabajo.
Pues tomó la valiente y responsable decisión de aceptar, viajando 260 kilómetros diarios de lunes a viernes durante dos años seguidos, imagínense 1,300 kilómetros ida y vuelta a la semana para ir a laborar, 5,200 al mes... saquen la cuenta por dos años... su hora de entrada era a las 8 de la mañana y nunca registró tardanza alguna... gracias mi querido tío por tan grande lección de puntualidad, buscaré siempre seguir tu ejemplo.
Hoy más que antes vivimos en una época en que la cultura del pretexto y la indisciplina nos lleva a incluso "Sentirnos tranquilos" cuando exponemos las razones de nuestras tardanzas a las diversas actividades que realizamos, y nos llegamos a acostumbrar a vivir en la cultura de la excusa y la mediocridad.
"La hora es la hora"... debemos tenerlo siempre en consideración... es parte del desarrollo humano integral... si hemos aceptado un trabajo alejado de nuestros domicilios, asumiremos el mismo como un gran reto y compromiso, y nos hará más profesionales, ya que a pesar de la distancia y otras circunstancias acudiré en forma puntual, incluso sacrificando horas de sueño.
He asistido a conciertos de músicos y cantantes famosos, y muy pocos se presentan en forma puntual, recuerdo de uno que la publicidad anunció a las 9 de la noche "Hora exacta" y el mismo inició a las 10 y 30 p.m. ... que falta de respeto.
En mi entorno laboral, citamos a reunión de padres de familia a las 6 de la tarde y los mismos llegan a las 7 p.m., cuando ya gran parte de la agenda se ha tratado... es realmente preocupante.
¿Qué hacer para fomentar la puntualidad en uno mismo y los demás?
Pues en primer lugar la puntualidad, al margen de ser un valor, es una decisión firme de excelencia personal y voluntad por cumplir con todos nuestros compromisos de manera sobresaliente.
"Contagiaremos" a nuestros familiares y compañeros de labores si somos "Ejemplo vivo" de este gran valor en la humanidad, tenemos países que se destacan por que sus integrantes son puntuales en un gran porcentaje: "La hora Inglesa", "Puntualidad como la de un reloj Suizo", etc.
En mi patria, debemos trabajar mucho con sus integrantes para que en gran porcentaje practiquemos el valor de la puntualidad como algo natural, es decir: "No es nada extraordinario y solo cumplimos con nuestra misión y compromiso".
Anhelo que algún día escuche a todos decir: "Hora Peruana: Hora Exacta".
Por el bien de todos seamos puntuales, y forjaremos un mundo mejor.
Dios los bendice mis amigos.
Marco Antonio Malca Delgado
Lunes 28 de setiembre del 2015
05:22 am
lunes, 28 de septiembre de 2015
sábado, 26 de septiembre de 2015
¿INDUCCIÓN O CAPACITACIÓN?
sábado, 5 de septiembre de 2015
TRIBUTO AL POLICÍA SANCHEZ
Me agrada viajar en bus, que en mi país le decimos criollamente "El Micro", ya que tengo la gran oportunidad de profundizar en lo humano, en nuestras acciones, posturas, actitudes, reacciones y cultura.
Eran las 6 y 30 de la mañana y subió al micro un policía uniformado, que aparentaba fácilmente tener 40 años de edad, y se sentó muy cerca al asiento donde yo estaba.
Su rostro lucía sereno pero cansado, y en su uniforme castrense, una placa acrílica con la insignia de la policía nacional del Perú mostraba su apellido, y se trataba del efectivo Sanchez.
Mientras viajábamos en la línea 2, el abría y cerraba los ojos, y se notaba cansado, ya que al parecer había trabajado toda la noche y madrugada, de pronto, una llamada telefónica ingresó a su celular, e inmediatamente el sueño se le fue y atendió la llamada.
Como yo estaba muy cerca al Sr. Sanchez escuché con suma facilidad sus respuestas, las cuales me llenaron de orgullo y esperanza de que todos los colaboradores de su institución sean como el.
Era su esposa quién lo llamó, teniendo como respuestas palabras dignas de un gran hombre:
"No te preocupes mi Amor, estoy bien, ya estoy camino a casa, gracias a Dios terminé bien mi turno de amanecida... dile a nuestros hijos que los amo... que debo cumplir mi deber ya que yo elegí esta profesión... que me perdonen hoy por no llevarlos a su colegio... que me cuidaré por ellos... diles que tengo que trabajar mucho para que nuestra familia siga adelante... que los amo mucho... y a ti mi Amor, ta agradezco por comprenderme y estar con nuestros hijos en mi ausencia, por cuidarme y confiar en mí... ya voy rumbo a casa y te prepararé el desayuno, gracias por cuidar a nuestros hijos para que sean personas de bien... espérame que en unos minutos llegaré a casa."
Colgó su teléfono y su rostro sereno y cansado lucía ahora feliz y esperanzado en llegar a su hogar y compartir con su buena esposa, que lo llamó para saber de el, como toda buena pareja hace cuando su media naranja trabaja arduamente, más aún de madrugada y con un trabajo de servicio a la sociedad de alto riesgo.
Coincidentemente subió al bus un niño con su madre, quién lo llevaba al colegio, y el pequeño miró al policía Sanchez y le dijo a su madre: "¡Mamá allí está mi amigo el policía!", ocasionando la sonrisa de este buen hombre, quien no dudo en darle la mano al cariñoso escolar, y fue un merecido regalo y reconocimiento de un niño sano, a quien seguramente en la escuela le dicen que un policía es su amigo que lo cuida.
Gracias policía Sanchez... eres todo un Señor.
Al escuchar las respuestas que le dabas a tu esposa, supe que eras muy feliz, y que a pesar de la carrera que elegiste trabajas día a día por ayudar a los demás, y al hablar de tus hijos, el estar seguro que brindarás al mundo personas de bien... estás cumpliendo tu misión.
A pesar de tu cansancio saludaste a un pequeño que vio en ti un seguro amigo y servidor de la sociedad, y ese fue un gran regalo para ti, que lo merecías de verdad.
Cuando subo a un microbus se que una nueva historia observaré... y también les puedo expresar que veo acciones de ignorancia y vulgaridad, que también veo padres que gritan a sus hijos, que observo cuando suben vendedores de golosinas que se ganan el pan de cada día de esa forma, y veo también ex reclusos que suben a las unidades de transporte y amedrentan al público, sé que no todo es color de rosa... pero un un mundo altamente pesimista, en el cual miramos lo malo en un gran porcentaje y no rescatamos lo bueno, mi misión es mostrar lo bueno del mundo y sus habitantes, de mostrar a través de estas líneas que tenemos personas de bien y que día a día realizan su trabajo y apostolado de la mejor manera, como el policía Sanchez, quién en pocos minutos demostró su alto valor como integrante de nuestra hermosa sociedad.
Minutos después me baje del bus, y en la vereda vi por la ventana a un efectivo policial quien cruzado de brazos y soñoliento anhelaba llegar a su hogar y compartir bellos momentos junto a su familia... ya que mientras la gran masa humana de la ciudad dormía, el cuidaba nuestras calles, casas y lo más valioso de la sociedad: Nosotros los maravillosos seres humanos.
Gracias Señor Sanchez por recordarme que no todos los miembros de tu institución son inmorales y corruptos como la sociedad de hoy los ha etiquetado.
Ya ingresé al colegio.... mis alumnos me esperan.... hasta pronto.
Dios los bendiga siempre mis amigos.
Marco Antonio Malca Delgado
Sábado 05 de setiembre del 2015
07:41 am
Eran las 6 y 30 de la mañana y subió al micro un policía uniformado, que aparentaba fácilmente tener 40 años de edad, y se sentó muy cerca al asiento donde yo estaba.
Su rostro lucía sereno pero cansado, y en su uniforme castrense, una placa acrílica con la insignia de la policía nacional del Perú mostraba su apellido, y se trataba del efectivo Sanchez.
Mientras viajábamos en la línea 2, el abría y cerraba los ojos, y se notaba cansado, ya que al parecer había trabajado toda la noche y madrugada, de pronto, una llamada telefónica ingresó a su celular, e inmediatamente el sueño se le fue y atendió la llamada.
Como yo estaba muy cerca al Sr. Sanchez escuché con suma facilidad sus respuestas, las cuales me llenaron de orgullo y esperanza de que todos los colaboradores de su institución sean como el.
Era su esposa quién lo llamó, teniendo como respuestas palabras dignas de un gran hombre:
"No te preocupes mi Amor, estoy bien, ya estoy camino a casa, gracias a Dios terminé bien mi turno de amanecida... dile a nuestros hijos que los amo... que debo cumplir mi deber ya que yo elegí esta profesión... que me perdonen hoy por no llevarlos a su colegio... que me cuidaré por ellos... diles que tengo que trabajar mucho para que nuestra familia siga adelante... que los amo mucho... y a ti mi Amor, ta agradezco por comprenderme y estar con nuestros hijos en mi ausencia, por cuidarme y confiar en mí... ya voy rumbo a casa y te prepararé el desayuno, gracias por cuidar a nuestros hijos para que sean personas de bien... espérame que en unos minutos llegaré a casa."
Colgó su teléfono y su rostro sereno y cansado lucía ahora feliz y esperanzado en llegar a su hogar y compartir con su buena esposa, que lo llamó para saber de el, como toda buena pareja hace cuando su media naranja trabaja arduamente, más aún de madrugada y con un trabajo de servicio a la sociedad de alto riesgo.
Coincidentemente subió al bus un niño con su madre, quién lo llevaba al colegio, y el pequeño miró al policía Sanchez y le dijo a su madre: "¡Mamá allí está mi amigo el policía!", ocasionando la sonrisa de este buen hombre, quien no dudo en darle la mano al cariñoso escolar, y fue un merecido regalo y reconocimiento de un niño sano, a quien seguramente en la escuela le dicen que un policía es su amigo que lo cuida.
Gracias policía Sanchez... eres todo un Señor.
Al escuchar las respuestas que le dabas a tu esposa, supe que eras muy feliz, y que a pesar de la carrera que elegiste trabajas día a día por ayudar a los demás, y al hablar de tus hijos, el estar seguro que brindarás al mundo personas de bien... estás cumpliendo tu misión.
A pesar de tu cansancio saludaste a un pequeño que vio en ti un seguro amigo y servidor de la sociedad, y ese fue un gran regalo para ti, que lo merecías de verdad.
Cuando subo a un microbus se que una nueva historia observaré... y también les puedo expresar que veo acciones de ignorancia y vulgaridad, que también veo padres que gritan a sus hijos, que observo cuando suben vendedores de golosinas que se ganan el pan de cada día de esa forma, y veo también ex reclusos que suben a las unidades de transporte y amedrentan al público, sé que no todo es color de rosa... pero un un mundo altamente pesimista, en el cual miramos lo malo en un gran porcentaje y no rescatamos lo bueno, mi misión es mostrar lo bueno del mundo y sus habitantes, de mostrar a través de estas líneas que tenemos personas de bien y que día a día realizan su trabajo y apostolado de la mejor manera, como el policía Sanchez, quién en pocos minutos demostró su alto valor como integrante de nuestra hermosa sociedad.
Minutos después me baje del bus, y en la vereda vi por la ventana a un efectivo policial quien cruzado de brazos y soñoliento anhelaba llegar a su hogar y compartir bellos momentos junto a su familia... ya que mientras la gran masa humana de la ciudad dormía, el cuidaba nuestras calles, casas y lo más valioso de la sociedad: Nosotros los maravillosos seres humanos.
Gracias Señor Sanchez por recordarme que no todos los miembros de tu institución son inmorales y corruptos como la sociedad de hoy los ha etiquetado.
Ya ingresé al colegio.... mis alumnos me esperan.... hasta pronto.
Dios los bendiga siempre mis amigos.
Marco Antonio Malca Delgado
Sábado 05 de setiembre del 2015
07:41 am
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