¡Hola! Hoy domingo 30 de abril fue un día diferente, ya que salí a trotar como suelo hacerlo desde hace muchos años, pero esta vez, divisé en mi camino a un hombre mayor, empujando con lentitud su triciclo de trabajo, más conocido como "Carretilla".
Paré de trotar y le ofrecí ayuda, en un inicio observó desconfiado, pero poco a poco fue cediendo y aceptó mi apoyo solidario.
Juntos empujábamos la carretilla y empezamos un diálogo cordial, se llama Francisco y tiene 80 años de edad, es decir, un hombre anciano, empujando todos los domingos el pesado triciclo con productos comestibles, venderlos y así llevar el sustento a su hogar y acompañar a su esposa de 70 años.
No pensé que al empujar la carretilla junto a mi ocasional amigo iba a aprender tantas lecciones de vida, por ejemplo el que juntos compartamos las cargas y estas se hacen más livianas, que empujemos con más fuerza cuando frente a nosotros tenemos un rompe muelles, pero que al hacerlo en forma cooperativa disminuya la carga... como cuando tenemos problemas y es la familia quienes te apoyan de corazón y te ayudan a cruzar todo obstáculo o dificultad.
Le pregunte a Francisco, si todos los días trabaja con su triciclo y me dijo que no, que los demás días de la semana el trabaja en construcción, desde hace muchos años lo hace, tiene un hijo de 30 años que trabaja pero no le ayuda en su manutención, es por eso que trabaja todos los días incluyendo feriados, lo bueno es que goza de buena salud... pero se nota que está en el horizonte de la vida, que vivir ocho décadas lo marco en cuerpo y espíritu... no me lo dijo pero tal vez se sienta solo.
Como es de Ayacucho, una hermosa ciudad de la Sierra de mi Perú, conversamos sobre música y costumbres, inclusive le canté un huayno para que su rostro duro cambie, y logré que sonría... empujar una pesada carretilla todos los domingos no creo que sea trabajo para un señor de 80 años... pero el lo hace... sin quejarse, afrontando la vida como todo un hombre.
La carretilla es similar a nuestra existencia, todos los días la empujamos con nuestra carga de alegrías, tristezas, frustraciones, así como logros y retos de crecimiento.
Muchos empujan la carretilla solos, sin un familiar que los apoye, como es el caso del señor Francisco, octogenario hombre que afronta la vida con valentía y fe.
Hoy fue un día diferente para mí, me sentí "Carretillero", me puse en el lugar de Francisco, me imaginaba que era mi forma de ganarme la vida, los carros con sus integrantes pasaban felices por el camino, ni siquiera nos miraban, ellos estaban paseando con sus modernas unidades, y nosotros estábamos empujando la carretilla de nuestra existencia, estábamos transportando en ella a nuestra familia y sus necesidades, nuestros deseos de llevar el sustento al hogar, nuestra fe que será un domingo productivo.
"Mañana es el día del trabajo", le dije a mi anciano compañero, y me dijo "Verdad, mañana es el día del obrero", pero tengo que trabajar igual ya que si no trabajo en la construcción, perderé mi día de paga y mi dominical... que injusto trato para un hombre anciano y que ya debió estar jubilado inclusive, pero que afronta la vida con hidalguía.
Llegamos al destino donde debía quedarse, me despedí de Francisco, me agradeció y le expresé que no era necesario, que aprendí mucho de él, y le agradecí por haberme permitido empujar la carretilla de mi vida y compartir la de él.
Señor Francisco, nunca leerás estas líneas, pero deseo que los que la lean sepan que sabes afrontar la vida con mucho Amor y Esfuerzo y que estoy seguro que lo seguirás haciendo mientras tengas fuerza.
Rindo homenaje por el día del trabajo a todos los hombres y mujeres de trabajo de mi país.
Hasta siempre amigo.
Dios los bendice siempre.
Marco Antonio Malca Delgado
Domingo 30 de abril del 2017
08:22 pm
Que conmovedor relato personal, gracias amigo por este tiempo para compartir tan rica experiencia.
ResponderEliminarSi me lo permites lo pegaré en mi muro como homenaje al día del trabajador.