Buenas noches amigos.
Los Educadores tenemos la gran oportunidad de convivir en el cotidiano con seres humanos de diferentes costumbres, cultura familiar, hábitos y estratos socio económicos diferentes.
Vivimos en una época ciertamente difícil, complicada, ya que los niños y jóvenes estudiantes trabajan bajo la cultura del mínimo esfuerzo, de la evaluación baja a pesar de tener gran potencial, del conformismo, de la flojera y falta de voluntad de aprender.
Durante la presente semana vi sobre el escritorio del aula que soy Tutor, unas evaluaciones escritas de historia, y observaba que algunas de ellas tenían promedios bajos, incluso notas desaprobatorias.
En el Perú la escala de evaluación es vigesimal, es decir de cero a veinte, y la nota mínima aprobatoria es 11, nota que había obtenido Carlos, uno de mis alumnos, que al entregarle su evaluación expresé: ¡Carlos, tu nota es baja! ¡Tienes 11! ¡Debes estudiar más!... y mi alumno me responde contento y emocionado inclusive: ¡Pero Pasé!, a lo que al querer que mi alumno entre en reflexión expresé: ¿Cómo puede ser posible que te conformes con tan bajo promedio? ¿ Te alegra haber obtenido la nota mínima aprobatoria? y nuevamente, con rostro feliz y satisfecho me expresó:
"Lo más importante profesor es que estoy aprobado, no me importa sacarme una mejor nota"
La verdad, sentí gran preocupación por la respuesta de mi alumno, tan fácil, tan simple, tan conforme de la nota mínima aprobatoria, del menor esfuerzo, desperdiciando todo su talento y competencias, aprendiendo desde la pubertad (Es de primero de secundaria), la cultura del facilismo, de la falta de espíritu de sacrificio y afán de crecimiento.
Pero también, puedo afirmar con la certeza de un maestro de 30 años de servicio, que tiene que ver en gran porcentaje de la educación que recibe en su hogar, si Carlos tiene padres que no lo orientan, no le brindan afecto y no acompañan en su época escolar, no tendrá deseos de superación ni motivaciones para hacerlo, y comienza el descuido, la mediocridad, el conformismo, la ignorancia.
No es primera vez que escucho a un estudiante expresar este "Célebre" manifestación de alegría: ¡Pero Pasé!... y tal vez sea la cultura y espejo de un país donde sus ciudadanos también tienen la cultura del conformismo y mediocridad. saliendo para el país "Promociones" de conformistas que no trascienden en la vida por andar siempre "Raspando" en el cumplimiento de sus objetivos.
Anhelo que esta actitud tan pobre de nuestros niños y jóvenes cambie, que las escuela no hagan "Oídos sordos", cuando escuchen que sus alumnos/as se expresan de esta manera, que les "Hagan sentir" que la expresión "Pero pasé", es para gente que no tiene objetivos en la vida, gente del montón, que están condenados a la vulgaridad y el ocio.
Queridos alumnos y alumnas, por un Perú de gente de avanzada, sean enemigos de la ignorancia y conformidad, pongan el corazón en todo lo que realicen y nunca digan ¡Pero pasé! al mínimo esfuerzo, pónganse una valla alta, no sean del montón.
Anhelo que la próxima respuesta que un alumno me dé sea: ¡Di lo mejor, aprendí y aprobé, pero aún tengo que dar mucho más!
Tengo esperanza en que nuestros futuros ciudadanos sean gente con espíritu de superación.
Dios los bendiga por siempre.
Marco Antonio Malca Delgado
Viernes 14 de julio del 2017
09:28 pm
viernes, 14 de julio de 2017
domingo, 2 de julio de 2017
LA ARGOLLA VS LOS REBELDES
Hace más de 35 años, específicamente el año 1979, me mudé de vivienda junto a mi querida familia, a la tan anhelada casa propia, que mis padres con tanto trabajo y esfuerzo lograron adquirir.
Con el cambio de domicilio llegaron nuevos vecinos, nuevas amistades a mi vida y la de mis hermanos, todo cambió, vivir en un edificio y cambiarte a una casa de tres pisos con jardines era totalmente diferente, con personas de diferentes costumbres, niveles culturales, profesiones diversas, fortalezas y debilidades... de todo ello no escapábamos los púberes de aquella época dentro de los cuales estaba el suscrito... tenía 13 años de edad.
En "El barrio", habían vecinos de diferentes edades y en base a la edad cronológica, se fueron formando grupos afines que aparentemente durarían para siempre... "Era un barrio unido"...
Fiesta por aquí, fiesta por allá, campeonatos deportivos, enamoramientos entre adolescentes de la urbanización "Santa Florencia", (Así se llama la zona donde residía).
Pero a medida que transcurría el tiempo, en vez de incrementarse el respeto entre algunos vecinos, este valor se fue perdiendo, al punto tal que se convirtió prácticamente en un "Barrio popular" , donde salió a relucir que tal o cual era un borracho, el otro mujeriego, el de la esquina mafioso, el de la otra cuadra violento... y así se fue perdiendo esa "Unión " inicial.
En lo deportivo, recuerdo que teníamos un sólo equipo, donde habían muchos jóvenes vecinos de toda edad, al inicio jugábamos fulbito en forma alegre y repartidos equitativamente, hasta que llegó un día en que los que eran mayores que nosotros en aquella época, armaron "Su equipo" de "Estrellas", y se autodenominaron "La Argolla", ya que supuestamente eran "Amigos de verdad" , eran como dicen en mi patria "Yuntas", "Patas del alma", que tenían como valor agregado "Jugar bien" al fútbol, y eran "Los galanes del barrio"... todo cambió.
Cuando jugábamos fulbito ellos se ponían frente a nosotros y nos decían "La argolla ya está lista" "armen su equipo"... recuerdo que "Los que quedábamos" es decir "Los que no eramos miembros de la argolla", teníamos que armar nuestro equipo, y así lo hicimos...
Al inicio nos ganaban, hasta que un día decidimos dar lo mejor de nosotros en la cancha, jugar en equipo, apoyarnos solidariamente en el juego, dando como resultado ¡El triunfo!... ellos "Los patas del barrio", "Los argolleros", los que nos excluyeron no lo podían creer, estaban heridos en su orgullo y vanidad... chicos menores que ellos y que no eran "Vivazos" como ellos, les habían ganado el partido... habíamos herido su autoestima, y desde ese día, se hizo un "Clásico" nuestros encuentros deportivos, ya que siempre mi equipo "Los rebeldes", como ellos nos tildaron, ganábamos los encuentros deportivos, dando el corazón... siendo buenos amigos, trabajando cooperativamente, y a cambio de ello recibíamos patadas de muy mala intención, insultos propios de gente de una cultura precaria, que se veían impotentes al ver que nosotros "Los relegados del barrio", les ganábamos siempre... incluyendo los campeonatos.
Este recuerdo lo rememoro el día de hoy, con la finalidad de dejar un mensaje de paz e integridad.
Nuestra sociedad está dividida, la gran comunidad llamada Perú tiene grandes "Argollas"... la mayor cantidad de ellas para realizar acciones no tan decorosas, en las escuelas vemos niños que hacen sus grupos de interés y rechazan a otros compañeros, tal vez por el temor de saber que puedan haber entre ellos alguien con mayor liderazgo o valores que vienen desde el hogar.
De este recordado grupo de "Amigos" miembros de "La argolla", no se mucho... casi nada, lo que si sé es que los que fuimos "Los rebeldes" aún nos vemos, con los años se convirtió en un equipo que a pesar de sus errores y defectos de sus miembros, había una gran solidaridad para con el que estaba mal, o necesitaba alguna ayuda, incluyendo ayudándolos a encontrar trabajo.
Las "Argollas" o "Grupos cerrados" hacen su isla, buscan intereses aparentemente comunes, creyéndose "Perfectos" inclusive.
En mi patria, el Perú, hay "Argollas" y "Bandas con terno" que han hecho y siguen haciendo daño, es nuestro deber ignorarlos, denunciarlos... ojalá sean grupos de gente que haga el bien a los demás.
Recuerdo a mis amigos "Los rebeldes": Willy, Vladimir, Lalo, César, David, Gigio, Rudy, "El negro" Lucho, "El Oso" Oscar, mis hermanos Roberto y Eduardo... terminamos siendo amigos de verdad hasta estos días.
Nuestra sociedad no necesita "Argollas", mi patria menos... estamos llamados a formar una gran comunidad donde miremos solamente el lado positivo de cada persona y trabajemos unidos con lo mejor de nuestras competencias y habilidades.
Ni "Argollas"... ni "Rebeldes"... es tan sólo respetarnos, valorarnos, y aprender a vivir en comunidad.
Dios los bendiga por siempre.
Marco Antonio Malca Delgado
Domingo 02 de julio del 2017
07:36 am
Con el cambio de domicilio llegaron nuevos vecinos, nuevas amistades a mi vida y la de mis hermanos, todo cambió, vivir en un edificio y cambiarte a una casa de tres pisos con jardines era totalmente diferente, con personas de diferentes costumbres, niveles culturales, profesiones diversas, fortalezas y debilidades... de todo ello no escapábamos los púberes de aquella época dentro de los cuales estaba el suscrito... tenía 13 años de edad.
En "El barrio", habían vecinos de diferentes edades y en base a la edad cronológica, se fueron formando grupos afines que aparentemente durarían para siempre... "Era un barrio unido"...
Fiesta por aquí, fiesta por allá, campeonatos deportivos, enamoramientos entre adolescentes de la urbanización "Santa Florencia", (Así se llama la zona donde residía).
Pero a medida que transcurría el tiempo, en vez de incrementarse el respeto entre algunos vecinos, este valor se fue perdiendo, al punto tal que se convirtió prácticamente en un "Barrio popular" , donde salió a relucir que tal o cual era un borracho, el otro mujeriego, el de la esquina mafioso, el de la otra cuadra violento... y así se fue perdiendo esa "Unión " inicial.
En lo deportivo, recuerdo que teníamos un sólo equipo, donde habían muchos jóvenes vecinos de toda edad, al inicio jugábamos fulbito en forma alegre y repartidos equitativamente, hasta que llegó un día en que los que eran mayores que nosotros en aquella época, armaron "Su equipo" de "Estrellas", y se autodenominaron "La Argolla", ya que supuestamente eran "Amigos de verdad" , eran como dicen en mi patria "Yuntas", "Patas del alma", que tenían como valor agregado "Jugar bien" al fútbol, y eran "Los galanes del barrio"... todo cambió.
Cuando jugábamos fulbito ellos se ponían frente a nosotros y nos decían "La argolla ya está lista" "armen su equipo"... recuerdo que "Los que quedábamos" es decir "Los que no eramos miembros de la argolla", teníamos que armar nuestro equipo, y así lo hicimos...
Al inicio nos ganaban, hasta que un día decidimos dar lo mejor de nosotros en la cancha, jugar en equipo, apoyarnos solidariamente en el juego, dando como resultado ¡El triunfo!... ellos "Los patas del barrio", "Los argolleros", los que nos excluyeron no lo podían creer, estaban heridos en su orgullo y vanidad... chicos menores que ellos y que no eran "Vivazos" como ellos, les habían ganado el partido... habíamos herido su autoestima, y desde ese día, se hizo un "Clásico" nuestros encuentros deportivos, ya que siempre mi equipo "Los rebeldes", como ellos nos tildaron, ganábamos los encuentros deportivos, dando el corazón... siendo buenos amigos, trabajando cooperativamente, y a cambio de ello recibíamos patadas de muy mala intención, insultos propios de gente de una cultura precaria, que se veían impotentes al ver que nosotros "Los relegados del barrio", les ganábamos siempre... incluyendo los campeonatos.
Este recuerdo lo rememoro el día de hoy, con la finalidad de dejar un mensaje de paz e integridad.
Nuestra sociedad está dividida, la gran comunidad llamada Perú tiene grandes "Argollas"... la mayor cantidad de ellas para realizar acciones no tan decorosas, en las escuelas vemos niños que hacen sus grupos de interés y rechazan a otros compañeros, tal vez por el temor de saber que puedan haber entre ellos alguien con mayor liderazgo o valores que vienen desde el hogar.
De este recordado grupo de "Amigos" miembros de "La argolla", no se mucho... casi nada, lo que si sé es que los que fuimos "Los rebeldes" aún nos vemos, con los años se convirtió en un equipo que a pesar de sus errores y defectos de sus miembros, había una gran solidaridad para con el que estaba mal, o necesitaba alguna ayuda, incluyendo ayudándolos a encontrar trabajo.
Las "Argollas" o "Grupos cerrados" hacen su isla, buscan intereses aparentemente comunes, creyéndose "Perfectos" inclusive.
En mi patria, el Perú, hay "Argollas" y "Bandas con terno" que han hecho y siguen haciendo daño, es nuestro deber ignorarlos, denunciarlos... ojalá sean grupos de gente que haga el bien a los demás.
Recuerdo a mis amigos "Los rebeldes": Willy, Vladimir, Lalo, César, David, Gigio, Rudy, "El negro" Lucho, "El Oso" Oscar, mis hermanos Roberto y Eduardo... terminamos siendo amigos de verdad hasta estos días.
Nuestra sociedad no necesita "Argollas", mi patria menos... estamos llamados a formar una gran comunidad donde miremos solamente el lado positivo de cada persona y trabajemos unidos con lo mejor de nuestras competencias y habilidades.
Ni "Argollas"... ni "Rebeldes"... es tan sólo respetarnos, valorarnos, y aprender a vivir en comunidad.
Dios los bendiga por siempre.
Marco Antonio Malca Delgado
Domingo 02 de julio del 2017
07:36 am
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