Buenos días amigos, en este frío amanecer del gris invierno Limeño, y bajo circunstancias sensibles en mi vida familiar, pensaba en mi madre y las veces que tuvo que cuidar de sus hijos, especialmente cuando eran bebés, y en forma frecuente tenía que cambiarles los pañales, y no sólo terminaba en el hecho de asearlos, sino también, y como era hace años, los pañales eran de tela, y recuerdo entre sueños como mi madre, hervía los pañales y los desinfectaba, en esa época no habían pañales desechables, o si existían sencillamente casi no se usaban, recuerdo a la autora de mi existencia cambiando los pañales a mis hermanos menores, y lo hacía con tanto amor, con tanta dedicación y cuidado que inclusive entonaba hermosas melodías de amor que solo una madre sabe expresar.
Han pasado más de 50 años desde que mi madre cambió pañales y aseó a su primer hijo, y luego vinieron seis más... que paciencia, que voluntad y que gran amor tuvo para "soportar" las levantadas de madrugada, los olores fuertes, el lavar y desinfectar tantas de estas prendas, para ver crecer a sus hijos limpios, fuertes y sanos.
Recuerdo también a mi madre cuando ayudaba a mi hermana a cambiar los pañales a sus adorados nietos, enseñarles los secretos para que no se escalden, y con mucha paciencia y amor cargarlos para hacerlos dormir cuando estaban completamente limpios y desinfectados.
Así es la vida, un cambiar permanente de pañales, es como nuestra conciencia, cuando está sucia debemos limpiarla, purificarla, reinventarla, para seguir caminando limpios por la vida, transparentes como los de tela blanca y resplandeciente que por varios años cambió a sus hijos, y los vio crecer sanos y fuertes.
Como han pasado los años, como ha pasado la vida, expresa el inicio de una hermosa canción que entonaba Rocío Durcal, y ahora los papeles se han invertido, mi madre postrada por motivos de salud y su esposo e hijos cuidando de ella con mucho amor, tal como ella lo hizo toda su vida, con paciencia, energía y celo de madre, recibiendo solo una parte de lo que ella dio... dio tanto, tanto, que lo que pueda brindarle no alcanzará para devolver lo mejor que ella me dio: la vida.
Hoy le toca a los hijos que ella crió y educó con esmero cuidarla, atenderla, movilizarla, y dentro de las actividades el asearla con mucho amor, ponerle y cambiarle los pañales...dejarla limpia y pulcra, tal como ella lo hizo hace más de medio siglo, logrando hijos de bien a la sociedad.
¿Saben? muchos opinan que los ancianos vuelven a ser como niños, y no estoy de acuerdo, ellos ya pasaron por esa etapa, hoy en la madrugada al cambiar el pañal a mi madre retrocedía en el tiempo y me imaginaba yo echado llorando y ella cambiando mi pañal, de mañana, tarde, noche y madrugada, y verificar a través de esta experiencia toda la paciencia que tuvo para tenerme siempre limpio y cómodo, así como yo hago con ella hoy, pero no a una niña, sino a una mujer que fue y es madre buena y amorosa, fuerte y valiente, digna y con fe.
Seguro que alguno de ustedes ya pasó por esta experiencia de amor, y para mi representa un acto sublime y de gracias, no a una bebé, sino a una mujer inmensamente buena la cual dio todo por su familia, hoy ella me necesita más que nunca, ella dio el corazón en cada acción y gesto que compartió.
P AÑAL BLANCO COMO LA PAZ
A LIVIA A MI MADRE CON TU SUAVIDAD
PAÑ AL LIMPIO COMO EL AMOR
A CARICIA A MI MADRE CON TU CALOR
L IMPIA A MI MADRE DE SU DOLOR
No hay espacio para tristezas, hay solo espacio para el amor y la gratitud que dio un ser llamado mamá a lo largo de su vida, sin limites, sin descuidos, dejando así bellas acciones y legado que no podría ser descrito ni por el más bello poema de amor.
Gracias Dios, gracias por mi MAMÁ...
Seguimos juntos como siempre, juntos hasta la eternidad.
Marco Antonio Malca Delgado
Lunes 06 de agosto del 2018
06:48 am
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