lunes, 27 de julio de 2020

MI BANDERA ROJA Y BLANCA

"Esta es mi bandera, hermosa y querida, por ella la vida sabré yo rendir, es blanca y es roja, ostenta serena, fulgor de azucena y ardores de sol. ¡Saludemos compañeros, con canción altiva y franca, la bandera roja y blanca que es la enseña del Perú!"

Recordaba esta sentida letra de una canción dedicada a mi patria que cantaba cuando estudiaba primaria, estaba niño, y sólo pensaba en cosas de niños, y aceptaba todo lo que la escuela enseñaba, dentro de ella los cánticos y poemas dedicados a mi patria, el Perú, sobre todo antes y durante las celebraciones de fiestas patrias, en la década de los 70s, cuando gobernaban los militares, y de niño me fascinaban los desfiles castrenses y ver los tanques y aviones de guerra y soldados armados, y yo decía: ¡Qué poderoso es mi país! ¡Tenemos las mejores armas! ¡Somos los mejores!

Definitivamente, era sólo un pensamiento de un  niño ingenuo, que poco conocía la verdadera historia de nuestra patria, esa historia que está marcada por traiciones, robos, abusos, guerras perdidas, golpes de estado, traición a la patria y muchos otros actos negativos que nos han llevado a vivir en un hermoso país, pero dividido, engañado, y sometido a abusos en contra de sus habitantes.

Esa historia puede y debe cambiar, y para ello es necesario en primer lugar, establecer prioridades, una de ellas es educar e instruir a toda la población para formar ciudadanos competentes y con valores éticos, que construyan una nueva patria, donde ya no existan robos y abusos, para así construir una nueva historia, para un nuevo Perú que tanto necesita de la unión de sus habitantes.

La bandera de mi Perú tiene dos hermosos colores: rojo y blanco.

Rojo sangre, líquido vital que han derramado tantos valientes compatriotas para dejarnos un país libre, pero que aún falta renunciar a nuestros egoísmos para empezar a construir verdaderos lazos de fraternidad, enseñar al que no sabe, para que no abusen de su precaria cultura y preparación, obrar de buena fe, para generar un alto sentido de solidaridad en nuestra nación.

Blanco paz, pureza, símbolo de templanza, de reconciliación, de fe en un presente y un mañana mejor.

Los peruanos de hoy, estamos llamados a poner el corazón y nuestro mejor esfuerzo en construir una nueva patria, un nuevo Perú, donde no existan robos ni atropellos, ni violaciones a los derechos humanos, sino una nueva sociedad, amante de una vida fraterna y solidaria, donde reine una alta calidad humana y sensibilidad social.

Hoy rindo un homenaje a mi Perú, y me identifico con mi bandera roja y blanca, es la tierra de mis padres, del vals y la marinera, de Grau, Quiñones y Bolognesi, de Macchu Picchu y El Huascarán, de Chabuca Granda y Nicomedes Santa Cruz, de Javier Pérez de Cuellar y Jorge Basadre, de Felipe Pinglo Alva y Oscar Avilés...es mi tierra y tuya también.

Sobre mi pecho llevo tus colores, y te ofrezco mis buenas acciones, contigo Perú.

Feliz 199 años de independencia...

"Hay hermanos muchísimo por hacer"... (César Vallejo).

Esta es mi tierra, así es mi Perú.

Marco Antonio Malca Delgado

Lunes 27 de julio del 2020
02:40 am  

 

   

viernes, 17 de julio de 2020

REMEMBRANZAS DE MI HOGAR

Un domingo reciente, estuve en la casa de mis padres, de visita, ese lugar añorado, que con gran esfuerzo pudieron lograr, para dar una mejor calidad de vida a sus hijos, y después de algunos años a los hijos de sus hijos, y familiares que pasaron temporadas en la misma, como mis abuelos, primos, tíos y allegados, así es la casa de mis padres.

Como olvidar aquel 14 de julio de 1979, cuando nos mudamos de un departamento pequeño pero acogedor en un edificio de la avenida Brasil, a una casa mucho más grande, con jardines, dos pisos y azotea, con mucha alegría e ilusión, recuerdo que era sábado, tenía 13 años de edad, mi padre 40 años y mi madre 36, jóvenes, y con muchos deseos de seguir adelante.

El 14 de julio pasado se han cumplido 41 años desde el día en que por primera vez, llegamos llenos de ilusiones y alegría... hay tanto que contar...tanto que agradecer...tanto que añorar...tanto para reír...y algunas para llorar...es que así es la historia de una familia, como la tuya y la mía.

Recuerdo que la primera noche que dormimos en la "casa nueva", nos dio la bienvenida un fuerte temblor, que lo sentimos más fuerte porque la casa tenía ventanas muy grandes por todos lados, fue un primer susto que felizmente superamos.

Allí, en ese hogar, pasamos múltiples historias, de toda índole y significado:

Recuerdo cuando un sacerdote dio la bendición con agua bendita por toda la casa, cuando los primeros días vimos muy temprano a un delincuente que lo habían atado a un poste de luz, el panadero que pasaba muy temprano ofreciendo pan a los nuevos vecinos, ya que todas las casas eran de estreno en "Santa Florencia",  nombre de la urbanización que hoy por hoy cambió en muchos aspectos.

Recuerdo la primera comunión de mis hermanos menores, la celebración de los cumpleaños, la fiesta de matrimonio de mi prima Elsa, la de mi hermano Eduardo, mi fiesta de cumpleaños cuando cumplí 18 años, la celebración de los 50 años de mi padre, las visitas por muchos años y en diferentes temporadas de mi abuelo Alberto que venía de Pacasmayo, ciudad natal de gran parte de mi familia.

Cómo olvidar la fiesta de quince años de mi hermana, o la despedida de soltera de una prima muy querida cuyo novio venía de Suiza, las innumerables veces que mi mamita Celia, madre de mi padre, nos visitaba y tejía sus tapetes a crochet, así como manteles y zapatos de lana que con tanto amor nos tejía, las interminables tareas del colegio, que en su mayor parte era escribir y escribir...hasta muy tarde, los partidos de fulbito con los nuevos amigos del barrio, algunos muy buenos vecinos, otros no tan bien intencionados en sus actitudes y espíritu fraterno, y es que si en una comunidad permites que los vecinos se excedan de la confianza vienen los dimes y diretes, los chismes e indisposiciones que separan y rompen la armonía, eso también sucede en una comunidad.

Sentado en el mueble que viene desde mi niñez, hace más de 40 años, que lo han "retapizado" innumerables veces, y en el silencio absoluto que me acompañaba en ese momento, hice un viaje al pasado, recordando aún mucho más historias del pasado, felices, tristes, tiernas, alegres, gloriosas, victoriosas, de guerra, de paz, de ternura, de ayuda mutua, de castigos, de compartir, de música, de fiesta, de luto, de oración, de navidad, de cumpleaños, de discusiones, de reconciliaciones, y es que así son las familias, construyen su propia historia en base a aciertos y errores, tan humanos, como el sobreponerse, enmendarlos y seguir aprendiendo, seguir caminando por la vida, junto a mi familia, quienes me quieren y tienen mi mano a su servicio.

Mamá ya no está, partió a un viaje sin retorno hace 13 meses, llegó a su nuevo hogar en 1979 y se fue el 2019, 40 años después, dejando a su esposo, hijos y nietos, pero las rosas que plantó en su jardín nos recuerda su ejemplo, fraternidad e inmenso amor.

Papá tiene 81 años, aun está lúcido, pero ya perdió fuerzas físicas en parte, pero las ganó en sentido de paz y espiritualidad, ya llegaron nuevas generaciones, mis queridos sobrinos, llegaron las esposas, los nuevos vecinos, la zona superpoblada, algunos vecinos antiguos quedan aun, muchos ya partieron donde se encuentra mi madre, los que llegamos de 13 años en promedio ya pasamos los 50...y así pasa la vida...es por eso que debemos justificar la misma a través de nuestras buenas acciones.

Mi hogar es como el tuyo, tiene historia, tiene un ayer, un hoy y un mañana...tengo tanto que recordar, tanto que agradecer, tanto que escribir, tanto que sonreír... busco que mi objetivo sea concentrarme tan sólo en lo más hermoso de la historia de mi familia, que las remembranzas de mi hogar sirvan para que las generaciones que vienen y que ya no conoceré se desarrollen con fuerza de voluntad, optimismo y deseos de superación.

Mi viaje continúa, también el de mi familia que aún transita por esta hermosa experiencia humana.

El día que llegue al horizonte, caminaré con una hermosa sinfonía, que me conduzca a la otra dimensión, para reencontrarme con los que ya son espíritu, mientras tanto seguiré mi viaje buscando actuar con buen corazón, acompañando a los miembros de mi hogar y familia entera, a viajar y reír, a seguir soñando con una hermosa historia en mi vida, que radica en brindar la paz que tanto anhelamos tu y yo.

Gracias al hogar que fundaron mis padres pude escribir estas líneas, y doy fe que los mejores momentos y las mejores remembranzas siempre vendrán de tan hermoso lugar.

Marco Antonio Malca Delgado
Viernes 17 de julio del 2020
12:29 pm       






 

             

         

lunes, 13 de julio de 2020

TRES LEMAS PARA TRES NIVELES

En mi Patria, el Perú, estamos en el mes de nuestro aniversario patrio.

El martes 28 de julio cumpliremos 199 años de independencia, y estando próximos a nuestro bicentenario, necesitamos más que nunca llevar a cabo cambios estructurales trascendentes en nuestro hermoso país.

La escuela siempre ha sido una gran fuente de sentidos proyectos y actividades por fiestas patrias, donde niños y jóvenes de diferentes edades y grados de estudio expresan su amor a la patria a través de diferentes actividades cívicas - culturales.

En este año tan difícil dada la pandemia, la inasistencia a la escuela y llevar a cabo acciones masificadas, los equipos docentes de las escuelas deben llevar a cabo un plan de trabajo fecundo, que se base en lograr que nuestros niños y jóvenes sientan  más identidad y amor por su patria.

Es fundamental que cada escuela elabore un programa transversal, en la que se vean involucradas todas las áreas, ya que en todas sin excepción alguna se puede lograr reflexionar, en unión a nuestra comunidad educativa sobre el aporte que debemos dar para contribuir a una patria más culta, más unida, más educada.  

Es por esas razones que todo proyecto que se emprenda en la escuela deba llevar un "Lema de alto impacto" y que se trabaje con profundidad y alto sentido de la reflexión. 

En la escuela  donde laboro se tomó la decisión de tener tres lemas diferentes: Uno para el nivel inicial, otro para el nivel primario y otro para secundaria, donde la dirección dio autonomía a los profesores de estos niveles para que tomen la mejor decisión sobre la elección del lema a trabajar.

El lema del nivel inicial es "Amo a mi bandera, Amo a mi Perú", cuyo objetivo principal es que los niños del 3, 4 y 5 años identifiquen los colores y formas de la bandera de su país, que coloreen la bandera, que canten canciones cortas alusivas a su patria, y que compartan con su familia el sentido de identificar sus colores, el amar a su patria a través del amor que reciben en el hogar.   

El lema del nivel primario es: "Hoy más que nunca ¡Te Amo Perú!", y el proyecto se basa en demostrar el amor a la patria a través del respeto a las normas, tan venidas a menos, respeto a las reglas del hogar, desde la hora de levantarse y horario de recibir las clases a distancia, demostrar amor a la patria cumpliendo con sus deberes en forma autónoma, logrando auto disciplina desde temprana edad.    

El lema del nivel secundario es: "Demuestro mi Amor al Perú cuidando mi salud", los profesores del nivel expresaron que decidieron el lema en base a lo que está sucediendo con un alto porcentaje de la población joven, que una vez levantada la cuarentena están acudiendo a lugares masificados, exponiendo su salud al contagio del Covid - 19, y el objetivo es generar en los jóvenes alumnos de secundaria un alto nivel de reflexión y conciencia cívica sobre el cuidado de su salud y la de su comunidad, valorando la vida y adaptándose al nuevo estilo de vida que de forma brusca cambió las costumbres de la población mundial.     

La escuela siempre será el gran centro cultural donde desde temprana edad se aprende no sólo diferentes áreas del conocimiento humano general, sino también donde a través de un programa escalonado de enseñanza de historia, folclor y civismo se aprende a amar a la familia, su cultura y costumbres, así como a la patria, que en nuestra historia contemporánea sigue sumida  en la corrupción, la pobreza y precario nivel cultural de una considerable parte de su población.

Mis respetos a las escuelas que logran impregnar en las mentes y corazones de sus estudiantes un amor e identidad hacia la patria que servirán para formar ciudadanos con altos valores éticos y culturales, ellos serán los nuevos líderes que tanto necesita nuestro Perú.

Preparemos a nuestros alumnos con mucho amor y dedicación para esperar un bicentenario con un alto sentido de fraternidad y reconciliación a nivel nacional.

Dios los bendice.

Marco Antonio Malca Delgado
Lunes 13 de julio del 2020      
22:55 pm