Un hombre paseaba por las calles de New York, esa ciudad cosmopolita e histórica de Estados Unidos de Norteamérica, caminaba y recordaba su niñez, miraba los rascacielos y sonreía, ya que retrocedía en el tiempo y recordaba uno de sus "dibujos animados" favoritos: "El hombre araña", donde Peter Parker, el joven fotógrafo del diario "El Clarín" se convertía en el "Héroe arácnido" y "Volaba" por los cielos de la gran ciudad disparando sus telas de araña contra los muros de tan grandes moles de fierro y cemento.
Caminaba por Broadway, observando luces, teatro y colorido por esa gran vía, donde transitaban ciudadanos de todas las razas, de todos los colores, de todas las culturas y de todas las costumbres del mundo.
El ver a personas indigentes, le hizo recordar que en los países ricos también hay miseria, problemas sociales, delincuencia y amenazas mayores, donde niños y jóvenes han ocasionado matanzas en escuelas por la venta libre de armas y enfermedades de la mente y el alma.
Pero lo más emocionante para este hombre itinerante, fue el viajar por el tren subterráneo, el "Subway", el subir a un tren, bajar para tomar otro tren que lo conduzca al lugar a conocer, lo hizo recordar su vida misma, sentado o de pie, observaba como la gente subía y bajaba en los diferentes paraderos.
Subía unos, bajaban otros, y muy pocos llegaron hasta el paradero final.
Es como la vida misma, como ese viaje que emprendió este hombre nacido en 1966, romántico, soñador y temeroso, amante del mar y la naturaleza, de la buena comida, del sonreír y llorar, del perder y ganar, de la gloria y la tragedia, del buscar crecer y ayudar.
Cada paradero del subterráneo le recordaban diferentes momentos de su vida, cuando fue niño; con muchos temores, miedos, inseguridades y angustias, cuando enfermó y el tren de la vida lo llevó a un hospital por un mes cuando era niño, los momentos felices que compartía con sus hermanos en el campo de marte, en su inolvidable Jesús María, distrito donde nació, y cuando fue creciendo, y el tren lo llevó por otros lugares, por otros colegios, y mucha gente subía y bajaba en el camino, y seguía viajando a gran velocidad, y a los 13 años enfrentó a la vida vendiendo pisos de jebe para duchas o jabones en paquetes de a 3, o cuando se sentía solo y acosado por falsas amistades que pretendían hacerle daño, o cuando iba a alguna fiesta y algún amigo mal intencionado le dijo: "Has venido a la fiesta con la misma ropa de la fiesta anterior", haciéndolo pasar vergüenza,
Y así sigue transcurriendo la vida de este hombre de más de medio siglo, y sigue viajando en el "Subway", viendo subir y bajar a muchas personas: Sus abuelos ya bajaron al paradero final, su madre también, muchos amigos y conocidos ya llegaron también, algunos antes de lo previsto, otros bajaron repentinamente y tomaron otra conexión, otro destino.
El viaje continúa, el hombre que subió al tren seguía soñando, como cuando era niño, en el que se echaba en el césped de su parque favorito para ver el firmamento gris de su ciudad, y su mirada se perdía en lo que el pensaba era el infinito, ese "no tener fin" que ningún humano comprende.
Era hora de bajar del tren subterráneo, nuestro amigo bajó con otras personas desconocidas, y el tren partió a gran velocidad, esa velocidad con la que pasa la vida misma, en la que algún día llegaremos al paradero final para nunca más viajar, a partir de ese momento solo quedarás en los recuerdos de las personas que también culminarán su viaje, llegando a ese horizonte inevitable, a esa otra dimensión, o quizás a esa otra vida, esperanza de millones que creen en la divinidad.
Sigue viajando por el "Subway" o tren de tu vida, buen hombre fruto de estas líneas, trata de superarte, de ser bueno y honrado, deja las lágrimas de lado, sigue batallando y caminando.
Que tu itinerario venga cargado de mucho amor, de paz y tranquilidad.
Ese hombre que viajaba por el tren subterráneo soy yo.
Dios los bendice
Marco Antonio Malca Delgado
Jueves 22 de setiembre del año 2022
21:35 pm
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