domingo, 21 de enero de 2024

RETROCEDER PARA RECUPERAR

Eran los primeros días del mes de enero del presente año 2024, muy temprano por la mañana caminaba a paso largo, haciendo deporte y recuperando mi tendón de Aquiles, y siempre llevo conmigo una toalla, utensilio necesario para secarme el sudor.

La toalla la había colocado sobre mis hombros, caminaba a paso veloz, ya estaba de retorno a mi casa, y me doy cuenta que no le llevaba conmigo, se había caído en el trayecto sin que me diera cuenta.

Seguía caminando, y expresé para mi mismo: " Bueno, no importa, total, es sólo una toalla. Además ya está usada", y seguí caminando...

Pero me sentí extraño, algo me decía que mi forma de pensar y la decisión que tomé no era la adecuada, dudaba sobre la misma.

Entonces me detuve radicalmente y expresé: " Voy a buscar mi toalla, se debe haber caído al suelo, espero encontrarla", y empecé a caminar despacio por la ruta por donde hago mis caminatas, observaba la vereda, la pista y las puertas, jardines y ventanas de las casas y calles por donde había pasado, hasta que, después de casi 12 cuadras, logré encontrarla, alguien la recogió del piso y la colocó sobre unas rejas de madera de la parte externa de una casa.

Cuando tuve la toalla conmigo nuevamente, sentí una gran satisfacción en cuanto a mi decisión, ya que tranquilamente podía haber continuado mi camino y olvidarme de ese pedazo de  tela de felpa, pero la enseñanza que me dejó esta sencilla experiencia fue más allá de lo que imaginé.

La "toalla perdida" se convirtió en un gran reto de "recuperar al amigo perdido", ya que sentí que algo me faltaba, y que mi primera decisión, la de olvidarme de la misma, era la más fácil, la de "bueno pues, qué importa, ya tendré otra nueva"... en realidad no fue la mejor forma de pensar y de actuar.

Seguro que a ti también te ha ocurrido algo similar, que cuando pierdes algo material, algo tan simple como la toalla en mención, lo ignoras, lo dejas de lado, pasa a segundo plano, pero me imaginé que la toalla era un ser especial el cual había perdido, y para recuperarla debía regresar paso a paso, debía observar bien el camino, y en ese paso a paso, conseguir que vuelva conmigo.

La "toalla perdida", fue un buen ejemplo del "hacer la pauta" para recuperar lo perdido, del "no correr" para poder ver bien el camino, del "no mirar sólo el piso", sino también las puertas, las ventanas y las rejas, la pista, los parques y jardines, o tal vez un amor que ya se fue pero anhelas recuperar, anhelas su retorno porque sientes que es parte de tu ADN espiritual.   

Cuando pierdas algo, no te conformes con el "bueno, no importa", ya tendré "otra toalla", si en realidad sientes que es algo importante para ti, regresa en su búsqueda, lucha por encontrar lo perdido, recuperarlo, abrazarlo, limpiarlo, tratarlo como lo más  valioso de la vida, como ese gran amor que la vida te da y que empieza por el amor propio y la autoestima.

Gracias toalla vieja, gracias porque te encontré, te abracé y lavé, gracias porque secas mi día a día, porque conoces mi cuerpo, gracias a la buena persona que te encontró y dejó a un costado, tal vez pensando en que "pronto vendrá alguien para llevarla consigo", y así fue...

Hay "toallas hermosas" que ya no pude recuperar, como "Mamá Miriam", la "toalla hecha mujer" que me dio la vida, y que un 09 de junio del año 2019 partió a la eternidad, o Nacho, esa "Toalla amigo" que acompañé espiritualmente, hasta que partió a la otra dimensión.

Que locura ¿No?, todo lo que una "toalla perdida" me pudo enseñar.

Así es la vida, es una enseñanza del día a día, es un despertar y dormir, es un caminar y parar, es un reír y llorar, es hermosa, a pesar de todo.

Sigo caminando, tendré más cuidado en no perder la "toalla de mi existencia".

Dios los bendice

Marco Antonio Malca Delgado

Domingo 21 de enero del 2024

23:06 pm        


            



domingo, 14 de enero de 2024

NACHO : UN AMIGO AUTÉNTICO

Transcurrían los años 80s, esos inolvidables años cuando estaba en la escuela, en secundaria, esos años maravillosos donde escuchaba al grupo Queen y junto a mis amigos suspirábamos cuando veíamos a lindas adolescentes caminando en blue jeans.

Por esas épocas conocí nuevos amigos, en mi nuevo barrio de San Miguel, donde me había mudado de 12 años de edad, era el año 1979, un 14 de julio.

Lalo, Vladimir, William, Hugo, Carlos, Oscar, Fernando, David, Rudy, Gigio, Rully, Aldo, César, Calín, Lucho, mis hermanos y otros amigos más estábamos en la época más bonita de la vida: "La pubertad y adolescencia".

En mi "mancha" de amigos también estaba "Nacho", un amigo que desbordaba alegría, era muy alegre y palomilla, así como ligado a la música criolla de nuestro amado Perú.  

Deportistas, enamoradizos, amantes de la buena música, así era la "mancha" de mi barrio, y poco a poco fuimos creciendo, asistíamos a los "quinceañeros" de las chicas de la urbanización "Santa Florencia", y junto a Nacho la pasábamos fenomenal, era optimista, sacaba a bailar a las chicas, y en algunas fiestas de amigos allegados, el iba con su conjunto criollo a dar serenata cuando celebrábamos el cumpleaños de algún miembro del grupo.

Los amigos de "la mancha", Empezamos a cumplir 16, 17 y 18 años de edad, y empezamos a visualizar nuestro futuro, los que en esa época teníamos menos posibilidades económicas teníamos que trabajar " de lo que sea", y no nos dábamos de "pobrecitos", era fruto de la crianza de nuestros padres, nos enseñaron que en la vida hay que afrontar las diversas circunstancias con valentía y perseverancia.

Pronto "Nacho" consiguió trabajo en un canal de televisión, fue el pionero del grupo de amigos en trabajar en una entidad particular, y con el transcurrir del tiempo llevó a trabajar con él a Rully, un gran hermano del grupo, ese era nuestro amigo, fraterno y solidario.

Pero también, como todo ser humano tenía sus "locuras": Era "fosforito", es decir, si había alguna pelea o "bronca" el estaba adelante para los golpes, y le costó "que le arreglen la cara varias veces", jajaja.

Una anécdota inolvidable que pasó junto a Lalo y Rudy, buenos hermanos del grupo, marcó un hecho jocoso: "amenazó con un corta uñas a Gerardo un amigo muy tranquilo", causando la risa de ellos y el recuerdo por siempre de este peculiar episodio en su vida  

Pasaron los años, y Nacho marcó un progreso en su vida, se casó con Mabel, tuvieron dos buenos hijos: Mauricio y Angie, ahora jóvenes de bien.

Fundó su propia empresa y le fue bien, ayudó a su familia, conservó la amistad de muchos años con los verdaderos amigos, tocaba guitarra y cajón, cantaba música criolla de nuestra patria, el Perú.

Sobre los 50 años fue diagnosticado con diabetes, enfermedad controlable pero que le jugó malas pasadas en su organismo, empezó gradualmente a perder la vista, hasta quedar finalmente invidente, pero su mayor reto en su salud integral fue hace más de un año, cuando recibió la triste noticia de tener cáncer, enfermedad que puede tratarse, dependiendo del estadío en que se encuentre.    

Nacho recibió muestras de amor y solidaridad de parte de su esposa, hijos, familiares y amigos, y empezó un tratamiento con mejoras y retrocesos, hasta que el mal fue avanzando, ocasionando su muerte el viernes 05 de enero reciente, dejando muy acongojados a sus familiares y amigos, pero también un gran ejemplo de lucha, fe y perseverancia.

¿Saben? cuando un verdadero amigo parte de esta experiencia humana, es tan doloroso como perder a un familiar, pero queda la gratitud de tantos momentos compartidos, tantas alegrías y momentos retadores, el recuerdo de un amigo - hermano que dejó a su familia en pleno momento de su madurez, ya que 57 años es aún una persona joven.

En lo personal, tuve el honor de acompañarlo, de llamarlo casi a diario para motivarlo, reforzar su fe, expresarle que es fuerte, que se sanará, así como también lo hicieron los integrantes de la "mancha" de amigos, esos buenos hermanos , los cuales conocí hace 45 años, cuando teníamos 12 años.      

Una vez más la vida me enseñó que no somos eternos, que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, y que en ese caminar llegaremos al horizonte, a ese "cumplir la misión" y partir, momento que no quisiéramos que llegue, pero que tarde o temprano llevará a todos los amigos de mi barrio, ese barrio donde ya casi todos nuestros padres pasaron por la vida.

Sólo queda Milagros, su hermana que venía desde Chile a acompañarlo y asistirlo en lo que pueda, y que todos los días rezaba por la salud del único hermano que le quedaba, hasta que llegó el día de su partida.

Un hermoso poema de Rubén Darío, expresa en una de sus estrofas:

"No son muertos los que en dulce calma, la paz disfrutan de la tumba fría, muertos son los que tienen muerta el alma y viven todavía... los que mueren con honra son los vivos, los que viven sin honra son los muertos".

Es por eso que Nacho vivirá por siempre en las mentes y corazones de los que pudimos compartir el milagro de la vida con el, y que conservamos una amistad de más de 4 décadas.

Cuando una persona buena parte de este mundo, muchas personas se ven afectadas, ya que eran fuente de amor y fraternidad de las que sus familiares y amistades se nutrían.

Gracias amigo, sigo caminando, ahora eres espíritu, si vez a Dios dile que lo amo con todo mi corazón.

Ignacio Martín Merejildo Gómez

1966 - 2024 

Marco Antonio Malca Delgado

Domingo, 14 de enero del 2024

06:30 am




        



  

 

martes, 2 de enero de 2024

LAS "BONITAS" DEL SALÓN

Era tutor de primero de secundaria, de un colegio católico de reconocimiento internacional, el aula era mixta, y los estudiantes eran de clase media alta, es decir de familias "pudientes".

Las alumnas, niñas entre los 12 y 13 años de edad, experimentaban cambios físicos, psicológicos y emocionales, agregado a ello, el ser "selectivas" al elegir sus amistades, tanto en el aula de clase como de los demás salones del colegio.

Carmencita (así la llamaré) caminaba triste y sola a la hora de los recreos, y como tutor la observaba en el cotidiano: sentada en el patio comiendo su sándwich, o mirando como jugaban sus demás compañeros, pero ella no participaba.

Hasta que decidí no esperar a que pase mucho tiempo y le dije: "Carmencita, siempre te veo sola en los recreos y no participas de los juegos con tus compañeros" ¿Sucede algo que no sepa?

Mi alumna se vio sorprendida cuando le hice la pregunta, me miró, y corrió hacia mi, me abrazó y lloró desconsoladamente.

La abracé como un padre abraza a su hija, la tranquilicé y le dije que me contara lo que venía sucediendo.

Sus compañeras del salón, la habían apartado del grupo, y como ella lo dijo: "porque era fea" y "antipática", a lo que respondí: "Querida Carmencita, tu alegría, hermosura y bondad es el regalo más bonito que recibo de ti todos los días, no te preocupes, hablaré con tus compañeras".

¡No profesor! ¡Por favor no lo haga! Ellas me tendrán cólera y seguirán apartándome.

No te preocupes, tu sigue acercándote a ellas y las observaré a la distancia...

Al día siguiente, a una distancia prudencial y sin que se dieran cuenta, vi como sus compañeras "Las bonitas del salón" hacían un círculo semi abierto en el recreo, y dialogaban entre ellas, y cuando Carmencita se acercaba cerraban inmediatamente el círculo, discriminando a su compañera, causando en ella una gran "herida" emocional.

En el segundo recreo, reuní a las alumnas en el salón, conversé con ellas con firmeza y sentido reflexivo, les dije: ¿Cómo puede ser posible que ustedes hagan sentir tan mal a su compañera? ¿Sus padres las forman de esa manera, discriminando, ofendiendo, sin valorar la amistad de una buena compañera? Lo lamento, debo citar a sus padres en forma urgente.

Y así lo hice, convoqué a los padres de las alumnas y en presencia de ellas les mostré las cámaras y las acciones de sus hijas cuando Carmencita se acercaba a ellas en los recreos.

Los padres se indignaron, llamaron la atención a sus hijas y les dijeron que tendrán que acatar el "castigo" que el colegio les impondrá.

"Más que castigo, debemos saber si mis alumnas sienten que han actuado indebidamente", expresé a los padres de familia.

Mis alumnas ("las bonitas"), estaban cabizbajas, muy preocupadas, al parecer en ese momento más por el castigo que por el agravio a su compañera.

"Señores padres de familia, tengo la solución ", expresé: "Sus hijas se disculparán públicamente, ya que el daño ha sido causado en el patio y en el aula", "pero la única condición es que antes de disculparse, reconozcan de "corazón" que se han equivocado, que han dañado la autoestima de una buena compañera del salón, les daré de plazo dos días para que lo piensen".

Pasaron los dos días, y las ocho alumnas que hicieron sentir mal a Carmencita se acercaron en el primer recreo y expresaron: "Profesor Marco Antonio, reconocemos nuestro error, hemos ofendido a nuestra compañera y nos sentimos avergonzadas, por favor discúlpenos, le pediremos disculpas públicamente".

¿Lo dicen de miedo al "castigo" o lo expresan de "corazón"?

"No profesor, lo decimos de corazón".

Y así fue, en la sesión de tutoría invité a las alumnas que ofendieron a su compañera a que pasen adelante, invité a Carmencita a ponerse de pie, y cada compañera expresó palabras de disculpas a su compañera.

"Carmencita, perdóname por haberte apartado del grupo, por haberte hecho sentir mal, te prometo que eso ya no ocurrirá", expresó una compañera con lágrimas en los ojos.

Sus demás compañeras expresaron algo similar. Lo más emotivo fue cuando invité a la compañera agraviada adelante, ya que sus compañeras deseaban darle la mano en señal de disculpas, pero pasó algo "natural", algo que sólo corazones buenos hacen en una reconciliación: "se abrazaron y lloraron, y le prometieron que ya no iba a suceder y que ella es parte del grupo".

Luego del lo narrado, les dije que anhelaba que eso no sea "flor de un día", y que el tiempo dirá si han cumplido su promesa, y si han aprendido a valorar a su compañera y a todo miembro de la comunidad educativa y de su entorno, y puedo dar fe que lo acontecido tocó las mentes y corazones de mis alumnas de primero de secundaria, logrando un cambio positivo en sus relaciones humanas y valoración de las personas.

Carmencita ahora tiene 27 años aproximadamente, y hace poco le escribí saludándola por su cumpleaños, y su respuesta fue:

"Muchas gracias por sus saludos mi querido profesor, nunca olvidaré lo que hizo por mi".

Esas expresiones de mi alumna, me emocionaron en el alma, y me hizo sentir lo trascendente que es corregir a los niños o jóvenes en su debido momento.

Sé que sus ex compañeras también son personas de bien, y que nunca más actuaron en forma discriminatoria contra con sus semejantes, aprendieron a valorar a las personas por sus buenos sentimientos y bondad.   

¿Saben? Estas líneas me recuerdan mis épocas de escolar, ya que en algún momento pasé algo similar a lo acontecido con Carmencita, causándome un gran daño emocional.

Como Educadores, debemos buscar corregir y no sancionar, la misma puede pasar sin efecto alguno, pero una corrección bien reflexionada a tiempo cambia a las personas, en especial a los menores que están en etapa de formación escolar.

Gracias mi alumna Carmencita, me siento feliz de haberte conocido y ser tu tutor.

Creo que cumplí mi misión.

Marco Antonio Malca Delgado

02 de enero del 2024

18:15 pm