Los tiempos definitivamente han cambiado, a tal punto que existe una gran desconfianza colectiva, incluyendo a los padres de familia, quienes no confían ni en la seguridad de la integridad física y moral que tengan sus hijos dentro de la escuela.
Un amigo educador compartió con el suscrito que en su centro de labores, un conocido y prestigioso centro educativo, sin ninguna orden de intervención, ni la presencia de un fiscal, irrumpieron en la escuela varios miembros de la policía nacional, amenazando y amedrentando a algunos colaboradores del plantel, por el supuesto delito de "Tocamientos indebidos", de un servidor de servicio de limpieza, el cual, después de haber sido detenido, puesto en un calabozo como si fuera un delincuente y sometido a las pericias psicológicas, y de diversa índole, el fiscal determinó que su situación pasaba a calidad de citado, y deberá asistir hasta que culmine el proceso.
¿Donde quedó su honor y dignidad? ¿Su buena reputación? ¿Es tan fácil acusar de tan grave delito sin tener pruebas contundentes? ¿Quién le devolverá su dignidad, atropellada por vulgares policía de tercera?
Es comprensible el momento crítico social y de valores en que vivimos, pero: ¿Es tan fácil denunciar y encarcelar a una persona digna? ¿Es tan sencillo indisponer y desprestigiar a una persona y su centro de labores, en este caso la escuela?
Tal vez amigos lectores ustedes me expresen que hay que dudar de todos en el mundo de hoy, pero si una persona es moralmente intachable no se verá involucrado en problemas, ni se le comprobará delito alguno, y eso sucede cuando hay la tranquilidad y transparencia, con la plena seguridad que se está actuando con ética y altos valores morales, que es la postura de toda persona e institución de bien.
Vivimos en una época de tanta desconfianza, que denuncias de esta magnitud llegan a desatar una alarmante histeria colectiva, sin fundamento, y que a pesar de comprobar la inocencia del acusado, se llega al atropello y ofensa en el honor y buena reputación de un colaborador que en su trayectoria laboral, no tuvo inconvenientes en su conducta ni ética personal, sin embargo a raíz de una denuncia perdió su honor, su trabajo y el desprestigio de su apellido.
Quizás algunos me preguntarán: ¿Cómo das fe que el trabajador no ha atropellado a un niño en su pudor y honra? pues en este caso la respuesta es contundente: ¡En la escuela donde trabaja mi amigo jamás dejan solos a los niños y niñas! además, y con la debida seriedad, los futuros colaboradores son evaluados en diferentes etapas durante su proceso de selección, lo que incluye referencias personales y laborales, evaluaciones psicológicas y examen médico integral, certificados de antecedentes penales y policiales, referencias de personas que hayan sido superiores inmediatos en otros centros de labores y den fe de la buena formación ética, moral y profesional del postulante, y sumado a ello la labor de supervisión y monitoreo que se realiza en el día a día, en el cual se programa una entrevista y feedback y si es necesario un bien estructurado plan de mejora profesional.
Ahora, deseo ponerme en el rol de padre de familia, y comprendo el temor y preocupación de los mismos, pero también debo expresar que se debe dar el voto de confianza en el proyecto educativo de la escuela que han elegido para sus hijos(as), toda vez que un centro educativo es un hermoso lugar, donde los niños y jóvenes son los más amados y cuidados con especial atención... si elijo la escuela idónea para mi hijo es porque se que allí están los profesionales de la educación, los que saben enseñar, actividad trascendente que se imparte con altas competencias, ética, liderazgo y legado personal.
El principal requisito para enseñar es tener una alta vocación de servicio y amor al prójimo... una espiritualidad natural que inspira confianza y buen ejemplo , esa es la manera de enseñar... juntos... escuela y familia... para siempre prevenir situaciones y cuidar de la integridad de nuestros queridos niños y jóvenes.
Demos nuestro voto de confianza a las personas que se encargan de educar a nuestros hijos, así como también seamos parte activa del colegio que hemos elegido para su formación de vida.
Dios los bendice siempre mis amigos.
Marco Antonio Malca Delgado.
Sábado 15 de agosto del 2015
1:46 am
No hay comentarios:
Publicar un comentario