miércoles, 21 de febrero de 2018

SE CAEN LOS DÉBILES

Miriam, mi querida madre, está internada en el hospital desde hace exactamente treinta días, su estado de salud es grave, con pronóstico reservado, ella lucha día a día por su vida, como lo hizo siempre: Poniendo alma, corazón y amor en todas sus acciones, sumada a su inmensa fe en Dios.

Al verla todos los días, trato de concentrarme en los días alegres que pasamos junto a mi padre y hermanos, me enfoco en la mujer buena y fuerte que me crió con exigencia, aquella que me enseñó a saludar desde el más humilde vendedor ambulante del mercado hasta el más opulento, aquella que me cuidó las veces que me enfermaba, la que me castigó cuando tuvo que hacerlo, la que tuvo la fortaleza de velar por siete hijos, acompañar a su buen esposo, ser buena hija y amar a sus hermanos, esa es mi mamá Miriam de mi corazón.

El título de estas líneas: "Se caen los débiles" tiene una razón de ser, y es que en el mes de enero pasado, antes que sufra una gran caída en su salud y posterior ingreso al hospital, unos días antes observé que ella se puso de pie por sus propios medios, cuando en realidad le era muy complicado hacerlo dado su estado convaleciente, y cuando le dije: "Mamá, no hagas eso, no te pares así porque te puedes caer, me miró fijamente a los ojos y me dijo: "Se caen los débiles", con voz firme a pesar de su delicado estado.

En realidad esta fue la última enseñanza que mi madre me dio, ya que hoy, postrada en cama no puede hablar, pero a través de estos días está demostrando con su inmensa fe y fortaleza que a pesar de estar débil busca no caerse, a decidido luchar, me está demostrando que a pesar de la adversidad tengo que poner el corazón y dar la vida en todas mis acciones, así me encuentre grave de salud.

Las madres, las buenas madres, se caen una y otra vez y siguen luchando, su debilidad la saben llevar consigo y la reemplazan con su inmenso amor en el diario accionar, en su forma de actuar, con su trabajo, tesón, entrega, afán de servicio y amor por los demás.

A los cincuenta y un años de vida mi madre me sigue enseñando, me agarra fuerte con su mano izquierda y pareciera que mentalmente me dijera: Acuérdate: "Se caen los débiles"... que en realidad quiere decir: "Si te caes levántate, sigue luchando, lograrás tus metas y objetivos", así lo haré mi querida mamá.

Todos los hijos que tenemos la suerte de haber sido formados por madres de verdad, guardamos en lo más profundo de nosotros sus enseñanzas y consejos, su amor y respeto por la familia y amistades, su hospitalidad y deseos de ayudar de corazón a todo el que necesite de nuestra ayuda, el ser consecuente entre lo que decimos y hacemos... así es mi madre, así me formó, grande es la valla que en bien mío me transmitió. 

Hoy deseo sonreír al Dios de la vida en señal de gratitud por la buena madre que me obsequió, aquella mujer que se crió en el campo y ama las flores, aquella niña norteña que vendía frutas en el vagón, que no dudó en atender a su familia, en mirar que su hogar marche bien a pesar de las tormentas de altamar... aquella que a través de su "Se caen los débiles" me invita a afrontar la vida con fortaleza y fe... gracias querida mamá.

Sé que nunca nos separaremos... sé que algún día tus dolores desaparecerán.  

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Miércoles 21 de febrero del 2018
18:08           

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