domingo, 13 de septiembre de 2020

¡LOS RUEGOS DEL MAR!

Hace poco tiempo, trotaba frente al mar, en mi ruta habitual, y pasé por una zona donde las olas del mar golpeaban fuertemente la vereda por donde iba, a tal punto que sentía cómo la brisa marina humedecía mi rostro... en un inicio pensé: "Que mal han construido esta vereda, a tal punto que las olas del mar la están rompiendo"...pero después, en mi trotar y pensar al mismo tiempo, recordé que ese camino por donde transitaba no existía, ni la autopista que estaba a mi lado izquierdo donde vehículos transitan a gran velocidad de ida y vuelta, y no existía porque sencillamente el mar gozaba de su espacio a total plenitud, y las olas golpeaban el acantilado, ese sí era su lugar preciso, donde, movidas por el aire, saludaban a la tierra acariciándola con espectacular armonía.

Entonces, en mi afán por comunicarme con la naturaleza, tuvimos un contacto extrasensorial, y nos miramos con aprecio...el mar sabe que es mi mejor amigo, la mar sabe que la amo...y sostuvimos una plática de vida, donde mientras trotaba me dediqué a escuchar, cada golpe de las olas venían con diferentes mensajes:

- ¡Bruumm! Me robaron mi espacio...

- ¡Bruumm! Contaminan mi vida...

- ¡Bruumm! Los hijos que viven dentro de mi se están muriendo...

- ¡Bruumm! La humanidad me está matando...

- ¡Bruumm! Ya no puedo recibir más basura...

- ¡Bruumm! No quiero hacerles daño ,"humanos"...

- ¡Bruumm! Algún día recuperaré mi espacio...

- ¡Bruumm! Ayúdame a vivir, limpia mis orillas...

- ¡Bruumm! Dile a los niños que cuiden mis aguas, sino se quedarán sin hogar...

- ¡Brumm! Somos hijos de Dios, sálvame por favor...

Y así, después de éstas diez peticiones el mar calló... y yo también...sólo contemplaba su belleza, su romance con el viento, sus movimientos perfectos, la visita de las especies de aire, que completan y dan vida a tanta belleza, que los seres humanos estamos matando  desde hace mucho tiempo en todo el planeta.

Ojalá no sea demasiado tarde cuando nos demos cuenta que perdimos al agua pura de nuestro planeta, elemento predominante que da vida, como la inmensidad del mar, que purifica nuestros pulmones y fortalece nuestro espíritu, nos inspira a cantar, a reír y a llorar, a pescar, a ser aceptados en sus aguas para bañarnos y salir con otro estado de ánimo, a jugar y a escribir bellos poemas de amor.

Cuidemos el mar, cuidemos es planeta, es nuestro único hogar. 

Ofrezco cuidarte, inmenso regalo de la naturaleza.

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado

Domingo 13 de setiembre del 2020

08:18 am

     

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