Hace un momento, sentado frente a mi laptop sentí el "tic tac" de mi reloj de metal oscuro, lo contemplé, observaba el sonido y la armonía en el avanzar de los segundos, todo marcado por ese sonido eterno, haciéndome el recordatorio que el tiempo está pasando.
Son las 11 y 20 de la noche, y desde la soledad y el silencio, ese sonido se convierte en un elemento de análisis, de pensar cuantos "tic tacs" han pasado por mi vida desde que nací, cuántas veces aceleré los mismos sin aprender a hacer la pauta que estos instrumentos de tiempo nos enseñan, ellos no hacen que el tiempo corra, los que corremos somos nosotros, ellos sólo señalan que el tiempo camina a paso lento, es mentira que el tiempo "pasa rápido", los que vivimos rápido somos nosotros, el tiempo camina paso a paso, sin lentitud ni velocidad, sino en armonía perfecta.
El pausado sonido de mi reloj me hizo recordar una hermosa lectura bíblica, que nos enseña que "todo tiene su tiempo": tiempo para reír y tiempo para llorar, tiempo para la guerra y tiempo para la paz, tiempo para nacer y tiempo para morir, tiempo para sembrar y tiempo para levantar la cosecha... en fin, al final señala que el ser humano no es capaz de aquilatar los tiempos y las etapas de su existencia, y pienso que esta sabia lectura tiene toda la razón.
Desde que tengo uso de razón escucho el "tic tac" todos los días, cuantos miles o tal vez millones de segundos ya he pasado y con ellos la historia de mi existencia, de esta experiencia humana y espiritual, que consiste en tener un espíritu atrapado en mi cuerpo, el cual debo nutrir de valores y buenos sentimientos, pero que también es débil y sensible, romántico y alegre, apasionado como las olas del mar, que viaja todos los días desde hace mucho tiempo, el mismo que es un soplo breve para la historia de la humanidad.
Los "tic tacs" de mi reloj me han llevado por diferentes caminos, por las alegrías, penas y decepciones, así como también por el inmenso amor, miedos y desilusiones, es mi deseo seguir caminando con la pausa que me da el reloj, pero ahora con mucha paz y amor puro en mi corazón y diario vivir.
Hoy quisiera retroceder mi reloj, por lo menos cinco años, y volver a caminar feliz, con una gran sonrisa e ilusión, o tal vez debería retrocederlo hasta las épocas de mi niñez, donde mirando el firmamento de mi gris ciudad, le pedía a Dios que me ayude a conocerlo, hasta que una noche lo soñé y me dio mucha paz, ya que de niño le tenía miedo a la oscuridad.
Mi viejito reloj de metal, hoy tu sonido me hizo recordar que la vida continúa, y que debo seguir sin mirar atrás, hoy me hiciste recordar que los tiempos de Dios son perfectos, que no son los míos, que siga esperando en paz, que el más hermoso milagro de amor pronto llegará.
No sé cuando será el día en que te deje de escuchar, espero que para esa fecha haya cumplido mi misión en paz y amor con los demás, lo único que sé es que el día que ya no escuche tu "tic tac", será el día en que mi corazón deje de latir, y deje de amar.
Gracias mi reloj viejito de negro metal, hoy me hiciste escribir unas líneas nostálgicas para la humanidad.
Marco Antonio Malca Delgado
Martes 19 de octubre del 2021
23:56 pm
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