Cariñosa, alegre, atenta, risueña, siempre dispuesta a conversar, de un sano corazón de niña de tercer grado de primaria, así es una alumnita muy especial: se llama Analía y posee una autenticidad propia de los 8 años de edad.
El presente año académico escolar, mientras transitaba en forma frecuente por el patio de primaria, me cruzaba con muchos niños del nivel, entre ellos, la pequeña en mención.
La primera vez que conversé con ella en el mes de marzo me dijo su nombre, pero cada vez que pasaba por su aula o patio, ella me saludaba y preguntaba: Director: ¿Cómo me llamo? y por más que deseaba acordarme no lograba expresar su nombre, y le ofrecía disculpas por haberme olvidado, y siempre me decía con rostro risueño: "Me llamo Analía".
Desde el mes de marzo hasta por lo menos el mes de julio, tenía "serios problemas para retener su nombre", y es que en un colegio de casi 900 alumnos y con la carga de trabajo que demanda la gestión educativa, no logré grabarme el mismo, pero mi alumnita no se enojaba, y siempre me repetía su nombre, expresando "Me llamo Analía", pero no se olvide, como yo sé que usted se llama Marco Antonio... cada vez que alternaba con ella eran momentos gratos, ya que con su mirada de niña inocente y bondadosa, agregado a ello su carisma y bondad, lograba "curarme" del stress del día a día, y de manera natural me ofrecía su sonrisa y cariño, su amor de niña buena y juguetona, de esas que se convierten en ángeles que ocupan las aulas para sonreír y amar.
Han pasado varios meses, 8 para ser exacto, y ahora, cada vez que la encuentro jugando en el patio de primaria en los minutos de descanso, siempre nos saludamos: "¡ Hola Analía!" deseo que te encuentres muy bien... "¡Hola Director!" por fin se aprendió mi nombre... "¡ Sí Analía!" ¡Y te prometo nunca olvidarlo! y nuestra linda alumnita se despedía con una tierna sonrisa.
¿Saben amigos? los niños son seres especiales que vienen al mundo a enseñarnos a los mayores a tener paciencia, a saber esperar, a ser tolerantes, a sonreír de las cosas más simples.
Analía "me ganó por insistencia", ahora cada vez que la veo en la escuela, su nombre lo expreso en "automático", ya que después de varios meses en que la pequeña esperó con paciencia, ahora se siente feliz cada vez que la saludo.
¡Hola Analía, te deseo un lindo día! ¡ Hola director Marco Antonio, yo también deseo que todo le vaya bien!... siempre con una sonrisa inocente de regalo, siempre con un corazón limpio, con la alegría de una niña que hace feliz a muchos con su bondad y sencillez, esas características que los seres humanos al crecer, olvidamos porque el día a día nos brinda un ambiente contaminado de negatividad.
En estos meses tuve una pequeña maestra, la que me enseñó que debo insistir si quiero lograr un objetivo, a no molestarme si debo repetir algo muchas veces, a no resentirme si no me acuerdo detalles de mis semejantes, que hasta sus nombres podría olvidar.
Queridos amigos, cuando conversen con los niños gocen de su sonrisa, escuchen sus expresiones, no los interrumpan, ellos anhelan ser escuchados, y se sienten muy felices cuando los adultos los atendemos, los contemplamos, le sonreímos, los abrazamos, los asistimos y protegemos.
Analía me enseñó varias lecciones importantes: "Aprender por insistencia", "Sonreír y recibir una nueva oportunidad de aprender su nombre", "Insistir, hasta que lo logre", "Saber esperar", "Ser tolerante", " No molestarme", pero lo más importante: "Me enseñó que los niños no se rinden, que son la esperanza de la humanidad".
Gracias mi querida Analía, fuiste mi mejor maestra, tu metodología basada en el amor y en la insistencia fue una la mejor enseñanza que una niña espiritual me supo brindar.
¡ Vivan todos los niños de la humanidad!
Dios los bendice.
Marco Antonio Malca Delgado
Miércoles 26 de octubre del año 2022.
02:15 am
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