Es la "supuesta" respuesta que dio la Señora Presidenta de la República del Perú, Dina Boluarte a un transeúnte que estaba en las inmediaciones de la avenida Brasil, escenario donde tradicionalmente se lleva a cabo el desfile cívico militar de fiestas patrias en mi amada tierra del huayno y el tondero.
Pero: ¿Qué pudo haber ocasionado el que la primera autoridad de un país se exprese de esa forma?
Pues, todo sucedió a raíz de un video que se hizo "viral" en las redes sociales, donde se observa que al pasar la presidenta en un jeep castrense rumbo al palco de honor, el público en general la saluda o profiere diferentes adjetivos, que en muchos casos no son nada favorables o tienen que ver con la gestión del país y el prestigio de quién la gobierna.
En este caso se observó que le dijeron: ¡Corrupta! ¡Corrupta! y ella al obviamente escuchar, respondió en forma grosera: ¡Tu mamá!
¡Qué malcriada la presidenta! ¡Le dijo tu mamá ! Se escuchó en el video a las dos jóvenes protagonistas de la filmación.
Se supone que un primer mandatario es un "líder por naturaleza", una persona que inspira respeto y confianza a la comunidad a su cargo: ¿Qué sucedió?
Imagínate que tu eres el presidente de la república de tu país y en una presentación pública alguien dentro del público te insulta: ¡Corrupto! ¡Delincuente! ¡Asesino! ¡Inmoral!... ¿Qué harías? ¿Qué le responderías? ¿Mandarías a tu seguridad a que lo detengan por falta de respeto a la autoridad? ¿Lo dejarías así? ¿Sonreirías? ¿Le harías caso? ¿Te sentirías mal? ¿Le agradecerías?
Ante estas pruebas "comunes" para una persona que lidera una comunidad, debe haber una respuesta "directa" o "indirecta", lo más práctico sería "tomarlo deportivamente", pero lo que haría un verdadero líder va orientado definitivamente a una reflexión profunda sobre los hechos, en este caso sobre lo que las multitudes dicen de mi cuando estoy en eventos públicos trascendentes.
Cuando el ex presidente Martín Vizcarra asumió la presidencia de la república al ser vacado PPK (Pedro Pablo Kuczynski), se dio el lujo de caminar a lo largo de toda la avenida Brasil, recibiendo la ovación de miles de personas que habían acudido a presenciar el desfile: "presidente cierre el congreso", era el clamor de un alto porcentaje de la ciudadanía, el tiempo fue pasando, y la gran popularidad y afecto que tenía gran parte de la población por el señor en mención se desplomó, y se fue vacado como PPK.
Bueno, es momento de sumergirme y ponerme la banda presidencial, ya que deberé pensar como tan alto funcionario de un país para sacar enseñanzas de todo esto, pero haré lo mismo que hago cuando tengo que resolver algo en mi rol de gestión: Hermano Ludolfo: ¿Qué harías tu?
Bueno, si alguien me insulta en mi paso por la ciudad, previo a un evento masificado como es un desfile, tengo varias opciones como respuesta, o solución:
- Me muestro indiferente ante los adjetivos, sean favorables o desfavorables.
- Sonrío y agradezco, así sean insultos.
- Respondo: "¡No soy así, les demostraré lo contrario!".
- Respondo: "No acepto sus insultos, no me conocen".
- Me ofusco y les digo: "¡Tu mamá!".
En mi rol de presidente de una nación, tendría obligatoriamente dentro de mi equipo de gestión a un "Consejero Presidencial", cuyo perfil es el de una persona con altas competencias profesionales, cultura sobresaliente y amplitud espiritual, con la finalidad de trabajar en tándem y me "muestre la luz" en el cotidiano, que me haga aterrizar en la misión que tengo a cargo y la inmensa responsabilidad de velar por el destino de más de 30 millones de seres humanos de un país con más de doscientos años de historia republicana, y me ayude a analizar y evaluar las reales necesidades de un país que urge reconciliarse y crecer a todo nivel, principalmente enfocarme en disminuir la pobreza e ignorancia.
No tendría tiempo para "analizar insultos", pero si para trabajar en el "campo", es decir, involucrándome en todas las áreas de desarrollo de mi patria, velar por reducir los niveles de corrupción hasta llegar a "corrupción cero", y eso sucederá el día que mi patria esté gobernado por personas realmente patriotas, y cuando llegue ese día podré saludar a mis compatriotas de toda edad con una gran sonrisa en los labios y saber que estoy pasando con la conciencia tranquila de ser un jefe de estado incorruptible e intachable.
Soy Director Educativo desde hace quince años, y en ese lapso de tiempo, he vivido diferentes situaciones que tienen que ver con la gestión y con el personal a mi cargo, es como gobernar a un país, pero en versión reducida, ya que también tienes detractores y personas que apoyarán la gestión y desarrollo de la comunidad educativa.
Uno de los momentos más difíciles de mi gestión como director fue cuando acusaron de tocamientos indebidos a un empleado de limpieza, ante lo cual seguí los lineamientos judiciales, pero los padres de familia querían que vaya preso, y que el colegio avale tal decisión.
"Usted no tiene competencias éticas y morales para ser director de este colegio", expresó un padre de familia en su momento, frente a mi habían mas de cien padres de familia, y podía haber respondido a la ofensa con otra ofensa, recuerdo que mi respuesta fue: " El tiempo dará respuestas, siempre estaré a favor de la buena educación y protección moral y espiritual de sus hijos".
El tiempo pasó, el colaborador acusado de tocamientos indebidos resultó inocente, ya que recibió una acusación falsa y de mala fe, y en lo personal, he sido director del colegio en mención en tres ocasiones, hasta la actualidad.
Un presidente de la república debe ser una persona "todo terreno", y estar preparado para la gloria, pero más para los momentos difíciles y retadores, donde se tiene que soportar insultos e injusticias inclusive, es parte de la experiencia de gestión, aunque uno no lo desee.
En una ocasión, un señor taxista me recordó a mi madre, por el sólo hecho de haber frenado para ceder el paso a una señora anciana. Recuerdo que tres cuadras arriba de los hechos alcancé al auto del taxista al dar la luz roja del semáforo, ante lo cual le dije lo siguiente:
"Señor, muchas gracias por recordarme a mi madre hace un momento, ¿Sabe?, ella siempre me dijo que ayudara a todas las personas que pueda, así sean como usted, que me insultó sin realmente conocerme".
Cuando una persona tiene un cargo estará expuesto a tratos justos e injustos, en este caso, el análisis que estoy llevando a cabo no es político o de gestión, sino de actitud para afrontar situaciones propias de las personas que ejercen liderazgo a través de diferentes posiciones profesionales, incluyendo dignatarios.
Presidenta, mire hacia su interior y trabaje más en su resiliencia, su mamá de hecho es y fue su mejor maestra.
Dios los bendice.
Marco Antonio Malca Delgado
Miércoles 31 de julio del 2024
22:26 pm
Excelente reflexión y vivencias compartida.
ResponderEliminarSaludos estimado Marco Antonio. LACC