Antes se le llamaba "Campana", y anunciaba el inicio de las clases, la culminación del recreo, o la hora de salida.
Con el tiempo estas reliquias de bronce o metal, han quedado colgadas en el recuerdo y como parte de la historia de las escuelas que tienen muchos años de trayectoria.
Actualmente su usan los denominados timbres, los cuales tienen diferentes sonidos y tiempo de duración, y van conectados con el reloj que marcan los cambios de hora de clase, así como también de los momentos de descanso.
La semana pasada visité un colegio nacional, y mientras caminaba con dirección a las oficinas administrativas, escuché el timbre del colegio, que más parecía la alarma de un centro de reclusión.
Desde mi punto de vista, no me pareció el sonido adecuado para anunciar el cambio de hora en una escuela, más parecía el sonido de alarma de una fuga de delincuentes o algo por el estilo.
Mientras duraba le emisión del sonido, observaba a los estudiantes que transitaban por los diferentes pabellones, y observé en sus rostros el stress de tener que soportar este sonido repugnante, que definitivamente no se adapta a un centro educativo donde se forma el futuro de un país.
Para una persona común y corriente este detalle del sonido del timbre es algo que tal vez no tiene la trascendencia del caso, ya que por sobre todo está que los alumnos reciban clases de calidad, pero para nosotros los educadores si tiene importancia vital los sonidos que puedan sentirse a través de los altoparlantes del colegio.
Dialogando con la Directora de Formación, le dí algunas ideas y sugerencias de como "Marcar la diferencia", hasta en la emisión del sonido del timbre en la escuela, por ejemplo:
Imagínate que tu seas el alumno/a de un colegio y al momento del cambio de hora en vez de escuchar un sonido estridente, que te cause incomodidad y hasta dolor de cabeza, escuches una voz apacible por los parlantes del colegio que exprese lo siguiente:
"Queridos alumnos y alumnas gracias por dar lo mejor de ustedes, ahora viene la tercera hora de estudios, sigan adelante, estamos orgullosos de su esfuerzo y dedicación", y que esta grabación se repita tres veces por los parlantes de todo el colegio.
O esta otra arenga para el cambio de hora:
"Culminó la cuarta hora de estudios, merecen un descanso, disfruten estos momentos con tranquilidad y paz", repitiendo estas expresiones también tres veces.
O para la hora de salida:
"Hoy nuestro país avanzó gracias a su esfuerzo y amor a los estudios, ustedes son los líderes del futuro, los esperamos mañana con mucho amor y aprecio."
Son detalles que pasan a ser parte del espíritu de familia que se difunde en la escuela, del "Sello" institucional que se desee brindar a los educandos y que se sientan más humanos, es decir, que no se sientan "Amaestrados" por el sonido de un timbre fuerte y aburrido que los llevará al desanimo y aburrimiento.
La escuela es un hermoso lugar hecho para respirar cultura y alegría, donde los alumnos y alumnas convivan en un ambiente diferente, donde se sientan apreciados como seres humanos, y que todos los detalles como el sonido del timbre sea bien estudiado y marquen una profunda motivación hacia el crecimiento y desarrollo colectivo.
Son detalles que puede ayudar a sentirnos en un colegio diferente, en un lugar donde las expresiones, afirmaciones positivas, arengas y comunicación entre la comunidad educativa nos lleve a un grato ambiente de paz y fraternidad.
El timbre también influye en el estado de ánimo de los alumnos... aunque no parezca.
Dios los bendice por siempre.
Marco Antonio Malca Delgado
Domingo 22 de octubre del 2017
01:14 pm
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