Son la 1 y 55 de la madrugada,
mamá duerme en su cama clínica, ya no descansa junto a papá desde enero del
presente año, el accidente cerebro vascular que sufrió en enero, marcó la vida
de mi familia para siempre, pero siendo positivo, está en su casa, junto a su familia, retornó a
su hogar en marzo, después de haber estado casi 60 días internada, soportando
la tristeza del hospital y de su familia, demostrando como siempre su espíritu
de lucha, su amor por la vida, su fuerza de voluntad, sus deseos de no marchar
aún…
Esta noche 39, suma la cantidad
de amanecidas que voy cuidando a mi madre junto a mis hermanos, en lo que yo
llamo “periodo de gracia”, días de amor, de reflexionar, de decir: ¿Por qué a
ella si siempre hizo el bien? Pero retorno a la realidad, y no es que el mundo,
dios, mis abuelos, los médicos, el sistema, etc. hayan actuado con maldad hacia
ella…no lo creo así, creo que fruto de su enfermedad que supo llevar y soportar
por más de 32 años, empezó a complicarse, la hipertensión y diabetes
perjudicaron su salud a medida que iba avanzando en edad, la tristeza se
refleja en su mirada, ya no escucho su
voz, ya no la veo sonreír, ya terminaron los días de caminar intenso y enérgico
que lucía cuando salía, ya no habla pero
mira, escucha y por momentos llora, como sabiendo lo que está sucediendo en su
vida, pero sigue en la lucha, sigue en este mundo material…¿Qué quiere
demostrar? ¿Qué mensaje está dejando a su esposo, hijos y familia desde la cama
clínica que ocupa este año?
Retrocedo en el tiempo, y ordeno a
mi cerebro recordar los momentos vividos…tantos, tantos recuerdos… tantas
enseñanzas…aciertos, errores, alegrías, tristezas, desaliento, gozo,
celebración, viajes, navidades y años nuevos, penas, satisfacciones,
sensibilidad y solidaridad, música y alegría, lucha y propósito, debilidad y
ternura, levantarse y pararse, en esta noche 39, con más de 460 horas de “guardia”,
nuevamente tengo la oportunidad de contemplar a mi madre, de retornar a la casa
donde viví desde los 12 años, para cuidar a la que me cuidó, para alimentar a
la que me alimentó, para consolar a la que me consoló, para orar a dios y pedirle
por el ser que me enseñó a rezar, para curar a la que me curó, por limpiar a la
que me limpió, para hablar a la que me aconsejó…por esperar con ilusión abrazar
en esta navidad a la que me dio la vida,
esa mujer trabajadora y noble que anhela que sus familiares comprendamos la
enseñanza que está dejando al luchar y no desmayar… a hacer del dolor una
maravillosa experiencia de amor.
Esta noche 39 no es una noche
cualquiera.
Esta noche 39 es una noche con mamá.
Dios los bendiga por siempre
.
Marco Antonio Malca Delgado
Sábado 17 de noviembre del 2018
02:37 am
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