Desde que tengo uso de razón me
enseñaron que en todo momento debía actuar con honradez, la verdad no lo
entendía, y dejaba eso “para los viejos”, ya que era tan sólo un niño que sólo
entendía de jugar y ser feliz.
Recuerdo que en una ocasión,
cuando estaba en primaria, un compañero de aula llamado Oscar llevo un cuento
animado que se podía ver en alto relieve con unos lentes de aumento que el
mismo adjuntaba en su caja, le pedí que me lo prestara y él me dijo que sólo un
momento, pero terminé llevándomelo a mi casa.
Ya en mi hogar mis padres me
preguntaron de quién era ese cuento y les dije que mi amigo me lo había
regalado, hecho que no era cierto, pero generé la duda en ellos.
Al día siguiente en la escuela
los padres de Oscar habían ido al colegio y le habían expresado a la maestra
que el cuento de mi compañero había sido sustraído, recuerdo que entré en un
gran estado de nervios, ya que la
profesora había dicho que en el salón había un “ratero”, que se había “robado”
el cuento del compañero en mención.
Mi temor propio de un niño me
llevó a callarme, a quedarme en silencio, hasta que observé que la maestra
empezó a revisar maleta tras maleta, hasta que tocó el turno a mi maleta, y yo
tenía el cuento de mi compañero en el interior de la misma…no supe que decir,
mientras tanto la profesora me tildó de “ratero”, me dijo que eso merecía
“varios años de cárcel”…yo estaba en tercero de primaria, no lo había hecho con
mala intención, pero había cometido un error, ya que había tomado el cuento, lo
había llevado a mi casa sin el consentimiento de mi compañero de aula.
La maestra citó a mis padres y
les “dio las quejas” sobre lo que había ocasionado, mis padres le ofrecieron
disculpas y les dijeron que me iban a castigar…obviamente que fue una severa
“latiguera” como decían hace muchos años cuando nos agarraban a correazos por
alguna razón.
Recuerdo que me dijeron que no
era honrado, que los había hecho pasar
vergüenza frente a la maestra, que era un “gran mentiroso” ya que había
dicho que Oscar me había obsequiado tan lindo cuento, y así fui catalogado: “un
gran mentiroso y ratero” a los 8 años de
edad, así trató una “profesional de la educación” a su alumno por cometer un
error, por no decir la verdad por temor a que le peguen, así era la forma como
castigaban en mi generación.
Recordando algunos detalles, no
recuerdo haber sido formado específicamente en el valor de la honradez, o de
algún otro valor, pero sí recuerdo que mi madre nos decía a mis hermanos y a
mí: “Cómo agarren algo ajeno les quemo las manos”…creo que eso me llenó de
terror, es por eso que tal vez me vi encerrado en una cárcel, que en vez de
salir me “encerraba más”, todo por no saber actuar con honradez, porque a mis 8
años no sabía valorar esa expresión.
Queridos padres, los exhorto a
dar el mejor de los tratos a sus hijos desde la primera infancia, y a
enseñarles el valor de ser honrado de una forma natural, con ejemplos,
brindando confianza a sus hijos.
Maestros/as, la mejor manera de
corregir a sus alumnos es con alto sentido de paz y anhelos de moldear seres
extraordinarios, no condenarlos por los errores que puedan cometer.
Niños de hoy, sean honrados, es
el mejor de los tesoros actuar con este gran valor.
Dios los bendice por siempre.
Marco Antonio Malca Delgado
Lunes 25 de febrero del 2019
23:41 pm
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