Hace tiempo... mucho tiempo, que deseo escribir sobre el alma de mi auto, a pesar de no poseer auto gran parte de mi vida, siempre observaba con curiosidad el alma de los autos que veía pasar cerca a mi casa, y en diferentes puntos de la ciudad.
En realidad cada auto tiene un alma diferente, cada cual de diferente tamaño y color, cada cual con temperamento diferente, algunas amargadas, otras risueñas, otras en paz y otras infelices.
Es que el alma de los autos se parece tanto a los humanos que hasta en su marchar se nota el temperamento de su dueño, algunos marcan un ritmo pausado, otros paran apurados, también hay los que son violentos, y atropellan lo que encuentran a su paso, a otros no les interesa el color que da las luces de los semáforos, otros matan, otros chocan y otros mueren por su irresponsabilidad.
Hoy miraba mi auto azul y lo veía sin alma, parecía que no estaba feliz, tenía polvo en su carrocería, como cuando no nos bañamos dos días, me acerqué a "El", abrí la puerta, y saqué una franela para desempolvarlo, es como cuando queremos limpiarnos de los males del cuerpo y del alma, y permitimos que los que nos quieren de verdad nos pasen "Franela" en nuestra mente y corazón y nos ayuden a desempolvar nuestra conciencia y sentimientos, hoy vi a mi auto sin alma, estaba inmóvil, al parecer esa importante "Chispa" que lo hace arrancar se había mudado a otro lugar.
Es en ese momento donde observé si el alma de mi propio auto de carne y hueso estaba con todo bien puesto en su lugar, y pude ver un cuerpo que necesitaba recuperar su alma, me miré en un espejo y miré brazos y piernas, ojos y orejas, barriga y rostro, todo en su lugar, parecía que era un "auto del año", pero la verdad es que es un auto de mas de 50 años de antigüedad, que ha vivido alegrías y penas, derrotas y triunfos,dramas y felicidad, es un auto de un ser humano que así como tú desea seguir viviendo sin hacer daño, ayudando al que lo necesite, teniendo fuerza de voluntad ante los retos y momentos difíciles.
El auto que yo conduzco se llama Marco Antonio: ¿Cómo se llama tu auto? ¿Lo sabes conducir? ¿Sabes llevar el timón del mismo? ¿Qué haces cuando chocas? ¿A que taller lo llevas para "planchar" tus magulladuras y penas? ¿Qué actividades llevas a cabo cuando tu auto está "afinado", listo y veloz? ¿Quienes son los pasajeros del auto de tu existencia?
El alma de los autos no son sus motores, los mismos sólo sirven para encenderlos, ponerlos en marcha, estacionarlos y apagarlos cuando llegan a su destino, el alma de los autos son los que ingresan a estos, los encienden y arrancan, y enfrentan a la vida con valentía, los que conducen con prudencia, los que visualizan el camino para frenar a tiempo y no chocar, los que se detienen para dar el paso a sus hermanos que van a pie, los que cuidan del mismo, los mantienen limpios y arreglados, listos para viajar seguros, comprometidos con su viaje y misión en la vida.
El alma de mi auto soy definitivamente YO.
El alma de tu auto eres definitivamente TÚ.
Aprendamos a conducirlo, con amor, fe y voluntad de dar siempre lo mejor.
Dios los bendice.
Marco Antonio Malca Delgado
Martes 21 de mayo del 2019
19:28 pm
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