jueves, 5 de septiembre de 2024

DOS HISTORIAS DE LA ESCUELA

Mi misión como director de escuela es variada, va desde redactar documentos que el gran sistema burocrático demanda, atender a los padres de familia en temas de toda índole y grado de dificultad, dialogar y aconsejar a los estudiantes, dar soporte pedagógico y emocional a los miembros de mi comunidad educativa, pero sobre todo valorar su trabajo; velar por la salud y seguridad de los estudiantes, supervisar la labor académica, etc.

Esta semana de trabajo es una semana muy sensible en mis vivencias laborales del día a día, y que dentro de muchas experiencias, señalaré dos en especial:

- "Director, deseo hablar con usted", expresó una madre de familia cuyo menor hijo está en tercer grado de primaria, con 8 años de edad y un largo recorrido por seguir en su formación escolar.

"A su servicio señora, la escucho"

"Señor Director, por favor solicito que me brinden una media beca o un descuento en las pensiones de enseñanza de mi hijito, siempre he sido puntual en los pagos, y deseo que mi hijo siga estudiando aquí en su colegio, el cual quiere mucho y están sus amiguitos".     

"Señora deberá presentar una solicitud y exponer las razones".

"Director, tengo cáncer (la mamá echó a llorar), desde hace 4 meses, y a mi padre le diagnosticaron el mismo mal ayer..."   

"Señora, se sanará, su padre también, le dije conmovido, y la señora seguía llorando desconsolada, de hecho pensando en su pequeño hijito de 8 años de edad, y que se quedaría  sin mamá, y sin papá porque la señora es padre y madre para su niño, como ella expresó.

El día de hoy jueves 05 de setiembre, el alumno Carlos (así lo llamaré), de tercero de secundaria se reintegró a clases después de un mes de ausencia, ya que lo operaron de peritonitis aguda, siendo su estado de gravedad, vino acompañado de su papá y mamá quienes dialogaron conmigo con gran sensibilidad, expresando que su menor hijo estuvo al borde de la muerte, que aún está fajado, que la aplicaron 18 puntos de sutura y que deseaban dialogar con el profesor tutor.

Ante esta situación decidí que los padres de familia ingresaran conmigo al aula de su menor hijo, solicitando al tutor me permita ingresar, ya que no por ser el director tengo que abusar de mi poder para ingresar con familiares, atropellando su autoridad.

No pensé que mi decisión dejaría momentos tan sensibles, ya que los padres de Carlos pidieron a sus compañeros que no jueguen con él en forma brusca, que está fajado y tiene 18 puntos de sutura que aún está en proceso de cicatrización, que cuando se sientan mal avisen a sus padres, es decir, mi intención inicial no era que los padres dialoguen con los adolescentes estudiantes y dejen hermosas enseñanzas, y se llevó a cabo unos minutos de tutoría altamente vivenciales, donde los padres no sólo dejaron un inmenso mensaje de Amor incondicional hacia su amado hijo, dejaron también un testimonio y mensaje de amor férreo hacia la familia celular.

Esta semana de trabajo en la escuela me dejó grandes lecciones de amor: una madre que quiere vivir para seguir junto a su hijo, pero una enfermedad  amenaza con llevarla a la otra dimensión, y unos padres que lo dan todo por su amado hijo Carlos, y lograron el milagro de su salvación.

Dos historias diferentes, dos historias de la escuela, donde los docentes somos árboles de vida que brindan consuelo a los padres que sufren enfermedades o pasan momentos difíciles junto a sus hijos, nuestras ramas son fuente de paz y consuelo para todos los integrantes de la comunidad educativa.

Hoy renuevo mi amor por la educación, esa hermosa profesión en la que hace 37 años dije: "Sólo por este año porque estudiaré derecho", pero que me quedé porque sentí que del aula no me apartaría jamás, lo he intentado varias veces, y todas esas veces retorné a la escuela, mi segundo hogar.

No sé cuando culminará esta historia de tizas, plumones, libros, alumnos, padres, carpetas y computadoras, actuaciones y clases reflexivas, lágrimas y risas, danzas y poemas, pero si algún día, espero lejano caiga en un hospital, le diré a la enfermera: "Lléveme al mejor lugar para sanar, a una escuela, intérneme en un aula, déjeme respirar, y si muero sepulte mis restos debajo del aula, mueva la tierra y riegue mis cenizas en el piso del salón de mi vida, y que si de mis restos florece algo, lleven abejas recolectoras para que succionen el néctar de mi nuevo estado, vuelen hacia las facultades de educación y "piquen" a los futuros maestros el amor por la educación para salvar a la humanidad.

Gracias queridos padres, esta semana lloré en el alma y oré por ustedes, para que tengan una vida de amor y de paz.

Dios los bendice

Marco Antonio Malca Delgado

Jueves 05 de setiembre del 2024

22:46 pm

 


     

    


            



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario