Una de las actividades que más disfruto hacer es trotar, y si es frente al mar es mucho mejor, y es maravilloso ver los cambios de clima de acuerdo a la estación, sea invierno, primavera, verano u otoño.
Hace unos días, salí a trotar muy temprano por la mañana, el día estaba frío y bastante húmedo, y a ello se agregaba una densa neblina propia de la ciudad de Lima en los distritos colindantes al litoral, durante las estaciones de otoño - invierno.
La neblina cubría mi visión, y sólo podía ver hasta una distancia de 10 metros delante mío aproximadamente, trotaba despacio, no podía ver el mar porque estaba completamente cubierto por la densa y húmeda nubosidad, pero lo que sí sentía era su brisa incomparable, así como el poder de sus olas y el vaivén de las mismas.
Mientras trotaba, recordaba las veces que a lo largo de mi vida no pude concluir mis proyectos, porque se presentaban problemas en el camino, muchos de ellos que no pude resolver, ya que la intentarlo una vez y no dar resultados los abandoné por completo, tirándolo todo por la borda, debido al desánimo y falta de propósito.
Cuando miraba la neblina veía que la misma pasaba frente a mí, y habían momentos en que podía ver las olas del mar, no con total claridad pero las podía ver, y este escenario que la naturaleza me ofreció me dio otra lección: "Aunque el proyecto sea muy difícil de lograr porque la neblina de problemas los cubre paso a paso, debo seguir corriendo, ya que el objetivo sigue aguardando por mi para verlo hecho realidad", es decir, venceré a la "Neblina de problemas" con ahínco y fuerza de voluntad y así iré visualizando la fuerza de las olas, que representa el proyecto hecho realidad.
A lo largo de nuestra existencia pasaremos diferentes circunstancias, muchas de ellas cubiertas por una gran "neblina" de problemas que nos impedirá ver con claridad, pero ante ello, no debemos desmayar, ni olvidar que a pesar que la vida nos cubra de situaciones adversas, aparentemente difíciles de resolver, siempre habrá una luz al final del túnel, lo único que nos queda por hacer es seguir corriendo por el mundo, con objetivos y visión, y si nos toca momentos en que no podemos divisar la meta porque una inmensa capa de niebla nos cubre la visión, debemos bajar la velocidad de nuestro viaje para pisar seguro, para no resbalar, ya que el piso se pone fangoso cuando afrontamos problemas que parecen difíciles, más no imposibles de resolver.
Nada se logra sin antes haber tenido que trabajar duro para trascender, en nuestro largo viaje por el mundo se nos presentarán todo tipo de situaciones que necesitarán mucho aplomo y templanza para resolverlos, sólo de esa manera progresaremos y lograremos tener felicidad y hacer felices a nuestros semejantes.
Gracias mar, gracias neblina, una vez más me hicieron reflexionar.
Marco Antonio Malca Delgado
09/05/2021
21:07 pm
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