viernes, 27 de julio de 2018

PLANCHAR PARA VIVIR DE VERDAD

Planchar es una de las actividades que me ayuda a calmar mis tensiones, regula mi stress, y me da tranquilidad, asimismo, me permite dejar mi ropa impecable, especialmente mis camisas de vestir, de aquellas que se usan con corbata, antes de planchar las humedezco a fin de que queden acrisolados, aunque sé que con el uso y durante el día,  las actividades cotidianas las arrugarán nuevamente.

La actividad de planchar me hizo pensar y reflexionar acerca de todo lo que tengo que planchar en mi vida, y no me refiero a usar un artefacto que se llama plancha, y que se usa para dejar la ropa sin arrugas y lista para usar, sino a todas las personas alrededor mío que necesitan mi plancha caliente de afecto y buenos sentimientos impregnados dentro de ellos /as para siempre. 

No sólo se plancha una prenda de vestir, también se "plancha" un auto cuando lo han siniestrado, a fin de que su carrocería quede nuevamente operativa, "como nueva", es como cuando ofrecemos sinceras disculpas a una persona, y se "planchó" la desavenencia que se había provocado.

Recuerdo, como si fuera ayer, a mi madre planchar "cerros" de ropa, ya que su labor de ama de casa con varios hijos le daban grandes responsabilidades, y planchaba con mucho cariño, dedicación, voluntad, incluso cantaba y le daba un ritmo a su estilo de planchar, era la manera de demostrar amor a su familia, ofreciéndole no sólo ropa impecable, sino un hogar digno y sin arrugas de dolor o inmoralidad, esa es la madre que "plancha" con principios su entorno familiar.

En las sociedades machistas el planchar está reservado para las mujeres, ya que hombre que plancha es un "saco largo", es un "pisado", pero en esta idea limitada, no se reflexiona acerca del "ritual" que significa el llevar a cabo esta acción, ya que si se hace pensando en lo que debemos dejar limpio y llano en nuestras vidas, nos ayudará a caminar con mayor tranquilidad por el mundo, sin correr y  sin la presión del tiempo que demanda el mundo de la "competitividad", ese mundo que te quita la oportunidad de darte un tiempo para "planchar" todos tus pendientes y seguir caminando por el mundo con sobriedad.

Sé que es una reflexión básica, tal vez tonta, pero dejo como testimonio que para mí esta actividad me ayuda a controlar mi ansiedad, aclarando mis ideas sin correr, sin apurarme ni que nadie me apure, inclusive mientras "desarrugo" mi ropa me permite orar, cantar, reír y llorar, es un momento para mí, es un deber impostergable en el día a día que me ayuda a visionar qué debo "planchar" en mi trabajo, en mi entorno familiar y amical, conmigo mismo, con mi caminar cotidiano.

Planchas tú, plancho yo, y al planchar a otras personas para bien le dejas todo tu calor, tu paz y tu sonrisa, tu buena fe y tu ilusión, plancha siempre con buen corazón.

Permiso amigos, me toca planchar mi mente, para que le ordene a mi corazón actuar siempre con fraternidad e ilusión por un mundo mejor.

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Sábado 28 de julio del 2018
01:11 am            



 



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