viernes, 21 de junio de 2019

EL LEGADO DEL CORONEL

Hoy viernes 07 de junio del 2019, es un día especial en toda mi patria, el Perú.

Hace 139 años, un 07 de junio de 1880, se llevó a cabo la sangrienta batalla de Arica, suceso ocurrido durante la guerra del pacífico entre Perú y Chile.

Los libros de historia narran que antes de la batalla, el 05 de junio,un emisario Chileno fue para instar al Coronel Francisco Bolognesi a rendirse y evitar más derramamiento de sangre, ya que las tropas peruanas estaban en desventaja frente al adversario, y es allí donde el célebre héroe peruano respondió un frase que pasó a la eternidad: "Tengo deberes sagrados, y los cumpliré quemando el último cartucho", contando con el apoyo unánime de sus jefes militares.

Posteriormente es de todas las generaciones conocida el resultado de la batalla, con la derrota y pérdida de vidas de valientes soldados que no se rindieron por amor a su patria.
No soy historiador, hoy tan solo deseo analizar la frase célebre:

"Tengo deberes sagrados que cumplir, y los cumpliré hasta quemar el último cartucho."   


Es una expresión que hoy más que nunca debe estar impregnado en la mente y corazón de todo peruano, sea niño, joven o adulto; pero no bajo un esquema castrense, las guerras son producto de intereses de comunidades que someten a otras cual esclavos, o que el poder lo embriaga a tal punto de creerse los dueños del mundo, así somos los humanos desde la creación. 


Me refiero a la vigencia de esta memorable expresión en torno a lo que acontece en el Perú del siglo XXI, un país fragmentado, dividido, con malos gobernantes, ex presidentes presos y uno suicidado, desorden y asaltos, coimas y sobornos, y así no podemos vivir más, y así estamos llegando al bicentenario.

¿Qué debemos hacer entonces ?        

El gran poeta peruano César Vallejo expresó con sabiduría: "Hay hermanos muchísimo por hacer", y en un país como el Perú lo primero que debemos hacer es poner la casa en orden, y esto implica el compromiso de TODOS, niños, jóvenes y adultos.

Eso implica cumplir con nuestros deberes en forma responsable y con un alto sentido progresista, buscando en el día a día dar lo mejor de sí mismos, sin buscar pretextos ni excusas, significa comprometernos a construir una nueva sociedad, basada en el trabajo, estudio y alta conciencia cívica, es dar y recibir con justicia, es honrar a nuestros padres, ayudar a pescar a los más necesitados y no mal acostumbrarlos a recibir todo gratis, bajo la cultura del menor esfuerzo.

En el campo educativo honrar la célebre frase del coronel Bolognesi, significa formar a nuestros alumnos bajo un alto sentido de la responsabilidad y cumplimiento de sus compromisos, que estudien con pasión y amor por la cultura, que aprendan que la identidad por la patria no se consigue presenciando un partido de fútbol, que sean capaces de compartir sus conocimientos con los que menos saben, que conozcan la verdad sobre la historia de nuestros ancestros, sin engaños, que sean capaces de opinar y asumir sus compromisos, hasta quemar el último cartucho, hasta cumplir en forma sobresaliente con nuestra misión en la vida.   

Cada 7 de junio, es una gran oportunidad para el pueblo peruano de entrar en reflexión sobre como cumplimos con nuestros deberes en el día a día, si estamos cumpliendo con nuestra labor en forma extraordinaria, si trabajamos hasta alcanzar la excelencia y el desarrollo, si ayudamos a los más ignorantes y desvalidos, si actuamos con veracidad ante actos de corrupción, si sabemos reclamar nuestros derechos y cumplir con nuestros deberes...que gran compromiso...que gran tarea.

"Tengo deberes sagrados que cumplir, y los cumpliré hasta educar a mis alumnos para la excelencia"

Ese es mi compromiso...¿Cuál es el tuyo?

Gracias Don Francisco Bolognesi... más que un héroe...un ser humano superior.

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Viernes 21 de junio del 2019
23:05 pm

   






martes, 4 de junio de 2019

19,345

Hola amigos, hoy deseo escribir algo diferente, tal vez tonto, pero que tiene que ver con la vida misma. 

Estaba pensando en el número que escribí en el título: Diecinueve mil trescientos  cuarenta y cinco, es un número cualquiera ¿verdad?, pero si ese número tiene que ver con la historia de una persona el timón cambia de rumbo y la mente se pone a reflexionar, el corazón a latir más fuerte, el rostro que ya no está como cuando ese número tan solo fue un insignificante uno.

Todos los seres humanos convivimos en el cotidiano con números que marcan nuestra existencia, todos sin excepción alguna, mi día es treintaiuno,mi año sesentaiseis, mi siglo es el veinte, el número de mi padre es el quince, del mes tres, del año treintainueve, mi madre tiene como partida de vida el diez del nueve del cuarentaidos, mi hermano mayor es del veintiuno del diez del sesentaitres, el segundo es de dos del cuatro del sesentaicinco, el cuarto es del primero del doce del sesentaisiete, la quinta es del veinte del once del sesentainueve, el sexto el del dieciséis del once del setentaiuno, el séptimo es del seis del ocho del ochentaiocho…y todos son números…números de feliz partida, aún sin número de cierre.

En la vida de todos los humanos existen también números que marcaron su existencia, para felicidad o para entristecerse, recuerdo el ocho del doce del setentaicuatro, por la emoción que sentí al celebrar una entrega espiritual, era un niño, pero lo recuerdo con claridad, o el veinticinco del doce donde  en compañía de mis hermanos,esperábamos con ansiedad nuestros regalos navideños, o el día primero del cuarto mes del año, donde retornábamos a la escuela después de tres meses de largas y hermosas vacaciones.

Todos tenemos números para recordarlos con algarabía, y también números que nos causaron mucho dolor...recuerdo el dieciocho del dos del dos mil seis, como uno de los días más tristes de mi vida, donde lloré, estuve en shock, sufrí por largo tiempo y aprendí a vivir con ese gran dolor hasta hoy.
También recuerdo el veintidós del dos del dos mil trece, donde un mercader de la educación me trató en forma humillante, perjudicando mi labor y desempeño, recuerdo el mes quinto del año setentaicuatro, donde a los ocho años fui internado diecinueve días en un hospital en la cama treintaiuno, recuerdo el cinco del doce del dos mil ocho fecha en que perdí mi libertad para compartir en un nuevo hogar, recuerdo el segundo mes del setentinueve en que a los doce años me enamoré de una chica muy bonita...y me hacía soñar un inmenso mundo de amor, sol y olas del mar.

La vida de los seres humanos está plagado de números, que marcan acontecimientos de toda índole: nacimientos, muertes, graduaciones, matrimonios, operaciones, inicio de labores, término de las mismas por jubilación, entrega de tu auto nuevo o casa, celebraciones de cumpleaños, aniversarios de las escuelas, actos cívicos y muchos más.

Cuéntame: ¿En qué número de tu vida te encuentras? ¿Te sientes feliz del mismo? ¿Te parece que llegaste a ese número muy rápido? ¿Qué piensas hacer para que vivas cada número de tu vida mejor?
¿Ya sabes cuál es tu numero de hoy? ¿Cuántos números te quedarán hacia el futuro? ¿O eres eterno?

Venga lo que venga has que cada número de tu existencia sea significativo, sea bello.
Tus buenas acciones justificarán tu existencia.

¿Saben? Mi número reciente es el 19,345 y son los días que aproximadamente estoy caminando por el mundo, ese mundo donde se cruzan por mi camino seres de diferentes sentimientos y formas de pensar, los que me ayudaron a ser mejor, y también los que contribuyeron a que cometa errores...así es la vida, un teatro en que al subir el telón transitamos por horas, minutos y segundos.

19,345 es el número el cual llegué el treintaiuno del cinco del presente dos mil diecinueve, año en que recibí mi edad cincuenta y tres.

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Martes 4 de junio del 2019
23:24 pm