miércoles, 21 de noviembre de 2018

¿POR QUÉ REGRESARON A LA ESCUELA?

En varios países del mundo, incluyendo el Perú, los jóvenes que terminaron la etapa escolar, es decir su formación inicial, primaria y secundaria, guardan hermosos recuerdos de las aulas por donde pasaron los primeros años de su existencia, desde la infancia, niñez, pubertad y adolescencia , donde sus únicos deberes eran estudiar y ayudar en los quehaceres del hogar, ya que lo que restaba del tiempo era para otras actividades como jugar, ver televisión, manejar bicicleta,etc. Así era la vida cotidiana de un niño o joven en edad escolar provenientes de hogares constituidos y progresistas.

Hace poco, fui invitado a la celebración de las bodas de plata, es decir 25 años de egresados de una de las primeras promociones que tuve el honor de enseñar, y es realmente emocionante y gratificante para un educador, reencontrarse con sus alumnos después de muchos años y verlos convertidos en hombres de bien, en su mayoría padres de familia que luchan día a día por ser mejores personas, y llevar el pan de cada día a la mesa de sus hogares de manera digna y responsable.  

Algunos de ellos a pesar de los años no cambiaron mucho en sus facciones y logré recordarlos de inmediato, inclusive llamarlos por sus nombres y apellidos completos, y a otros era más complicado, los miraba y les decía: tu eres... y en varios casos tan sólo bastaba para que me digan un nombre para recordar sus datos por completo, que alegría sentí al verlos después de 25 años, aunque en realidad  los conocí hace 31 años, cuando eran niños, ahora todos en su mayoría pasan los 40 años de edad.

Uno de los momentos más emocionantes y trascendentes del reencuentro fue la tan añorada "clase del recuerdo", donde ellos se sentaron nuevamente en las "carpetas" de su aula y sus maestros de hace muchos años los hicieron sentir "nuevamente alumnos".

Qué admiración sentí por el maestro Hugo LLaja al llevar a cabo la clase del recuerdo de literatura y "culminar" de relatar a sus ex alumnos la novela "El Conde de Montecristo" de Alejandro Dumas, y hacerlo en una forma docta y lúcida, tal como hace más de 25 años, cuando esos "Cuarentones" de hoy eran adolescentes alegres y soñadores, palomillas y retadores, solidarios y traviesos, ahora convertidos en señores de bien, en padres de familia que desean ser felices haciendo felices a sus seres queridos.

Al tener la oportunidad de brindar con mucho afecto mi "clase del recuerdo", la dividí en dos partes, la primera fue una historia con un mensaje de vida y la segunda fue un hecho real que viví años atrás con un integrante de la promoción, a quién encontré en un centro comercial y bajó de su vehículo para expresarme que no supo escuchar los consejos que le dí cuando era estudiante, y que ahora es tan sólo un taxista, a lo que respondí que siga adelante, que su trabajo es digno, que no se sienta mal, pero insistía en auto culparse de no haber podido trascender más en su vida...ese encuentro me hizo reflexionar, y siempre me decía mi mi mismo: "Algún día compartiré esta experiencia con mis ex alumnos" y ese día llegó hace poco, donde les narré lo expresado líneas arriba, sin mencionar nombres y apellidos del protagonista por respeto a su persona, y tan sólo buscaba dejarles una pregunta, que era la siguiente: ¿Por qué regresaron a la escuela? ... y hubo un silencio absoluto, reflexivo, nostálgico, grato y fraterno; definitivamente retornaron a la escuela después de 25 años porque a pesar de los años se han dado cuenta que la formación recibida los primeros años de su existencia marcó un estilo de vida en ellos, y que la escuela, a través de sus dignos maestros marcaron sus mentes y corazones con cultura y buenos sentimientos, y tuvieron la gran oportunidad de fallar y enmendar sus errores, y caminar seguros por el mundo, con aciertos y dificultades, pero con fe, deseos de superación y fuerza de voluntad.      

Un ser humano regresa a su escuela, cuando la misma "marcó su vida para siempre", eso sucede en  muchas escuelas del mundo, donde al retornar, los ex alumnos sonríen, guardan silencio, se abrazan entre ellos, abrazan a sus maestros, oran juntos en la eucaristía, bailan en la cena de gala y prometen ser amigos por siempre...amigos hasta la eternidad.

Estas líneas es tan sólo la narración de una parte de lo que viví y sentí al reencontrarme con mis alumnos de la promoción 1993 "Jesús Alvarez Valenzuela" del colegio "San Antonio" - Marianistas del Callao, mi primera casa de trabajo como maestro, donde gocé y aprendí de todos sus integrantes, y con felicidad y esperanza puedo afirmar que mi patria y comunidad seguirá creciendo y progresando con la fe, empeño, energía, deseos de superación, calidad humana, ética y profesionalismo que mis alumnos de ayer y amigos de hoy brindarán a la tierra que los vio nacer.

Que hermoso es ser maestro, lo descrito líneas arriba es un regalo maravilloso.

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado.
Jueves, 22 de noviembre del 2018
00:15 am     




 

viernes, 16 de noviembre de 2018

NOCHE 39


Son la 1 y 55 de la madrugada, mamá duerme en su cama clínica, ya no descansa junto a papá desde enero del presente año, el accidente cerebro vascular que sufrió en enero, marcó la vida de mi familia para siempre, pero siendo positivo,  está en su casa, junto a su familia, retornó a su hogar en marzo, después de haber estado casi 60 días internada, soportando la tristeza del hospital y de su familia, demostrando como siempre su espíritu de lucha, su amor por la vida, su fuerza de voluntad, sus deseos de no marchar aún…

Esta noche 39, suma la cantidad de amanecidas que voy cuidando a mi madre junto a mis hermanos, en lo que yo llamo “periodo de gracia”, días de amor, de reflexionar, de decir: ¿Por qué a ella si siempre hizo el bien? Pero retorno a la realidad, y no es que el mundo, dios, mis abuelos, los médicos, el sistema, etc. hayan actuado con maldad hacia ella…no lo creo así, creo que fruto de su enfermedad que supo llevar y soportar por más de 32 años, empezó a complicarse, la hipertensión y diabetes perjudicaron su salud a medida que iba avanzando en edad, la tristeza se refleja en su mirada,  ya no escucho su voz, ya no la veo sonreír, ya terminaron los días de caminar intenso y enérgico  que lucía cuando salía, ya no habla pero mira, escucha y por momentos llora, como sabiendo lo que está sucediendo en su vida, pero sigue en la lucha, sigue en este mundo material…¿Qué quiere demostrar? ¿Qué mensaje está dejando a su esposo, hijos y familia desde la cama clínica que ocupa este año?

Retrocedo en el tiempo, y ordeno a mi cerebro recordar los momentos vividos…tantos, tantos recuerdos… tantas enseñanzas…aciertos, errores, alegrías, tristezas, desaliento, gozo, celebración, viajes, navidades y años nuevos, penas, satisfacciones, sensibilidad y solidaridad, música y alegría, lucha y propósito, debilidad y ternura, levantarse y pararse, en esta noche 39, con más de 460 horas de “guardia”, nuevamente tengo la oportunidad de contemplar a mi madre, de retornar a la casa donde viví desde los 12 años, para cuidar a la que me cuidó, para alimentar a la que me alimentó, para consolar a la que me consoló, para orar a dios y pedirle por el ser que me enseñó a rezar, para curar a la que me curó, por limpiar a la que me limpió, para hablar a la que me aconsejó…por esperar con ilusión abrazar en esta navidad a  la que me dio la vida, esa mujer trabajadora y noble que anhela que sus familiares comprendamos la enseñanza que está dejando al luchar y no desmayar… a hacer del dolor una maravillosa experiencia de amor.  
    
Esta noche 39 no es una noche cualquiera.

Esta noche 39 es una noche con mamá.


Dios los bendiga por siempre

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Marco Antonio Malca Delgado

Sábado 17 de noviembre del 2018
02:37 am
         

miércoles, 7 de noviembre de 2018

LA AGENDA QUE PERDÍ

Era el mes de octubre del año 2012, me desempeñaba como director de una reconocida escuela y dentro de mis actividades, decidí darme un espacio y acompañar a los alumnos de segundo de secundaria a una visita de estudios, a un lugar conocido como las "Lomas de lúcumo".

A todo lugar donde acudo siempre llevo mi agenda de trabajo, ya que me permite tomar nota de acciones y detalles necesarios para llevar a cabo una mejor gestión en la escuela bajo mi responsabilidad, y esta actividad no fue la excepción, llevé mi agenda, es de mi "vademécum" , donde está el día a día de mi trabajo.

Ya en plena ruta, y mientras transitaba por el pasadizo del bus para verificar que los estudiantes se encuentren bien, decidí dejar mi agenda en la parte superior, que era como un cesto para poner maletas y otros, a fin de estar con las manos vacías, todo transcurría normal, hasta que de un momento a otro, mi agenda salió "volando" por la ventana de la unidad móvil, en la misma, estaba mis anotaciones y actividades pendientes, algunos documentos de trabajo, números telefónicos de contactos... en ese momento entré en ansiedad, pretendí ordenar al chofer que pare el omnibus para ir a recoger mi "arma de trabajo", pero era muy arriesgado, dado que estábamos en plena carretera...mi agenda se perdió, se la llevó el viento...

Pasaron los minutos e interiormente no paraba de lamentarme: ¿Cómo se me ocurrió poner la agenda allí arriba? ¿Y ahora como recupero mi información? ¿Qué hago?
Recuerdo que Fernanda, una joven alumna se dio cuenta de mi inquietud por la agenda y me dijo: "Director, tranquilo, ya pasó, la agenda no importa, sino lo que está en su mente y corazón, lo  que tenga que recuperar lo hará, no se preocupe..."
Agradecí sus palabras y noble gesto solidario, pero la preocupación y lamento duraron varios días en mí, hasta que todo pasó y empecé nuevamente, me agencié de otra agenda y retomé mis apuntes cotidianos, los detalles del día a día, tal como había aprendido de mi padre, a quién desde niño lo relaciono con su inseparable agenda, aquella que es la que le ayuda a llevar su día en orden, la que le indica cual es el programa de mañana, pasado mañana, la próxima semana,etc.

Ahora que han transcurrido 6 años del hecho que les narro líneas arriba puedo sacar algunas conclusiones:

1.- Tener una agenda es importante, si se pierde la vida continúa.
2.- En vez de "anotar todo", también lo puedo "grabar" en mi mente y tomar acciones en el día.
3.- No debo ir con demasiado "equipaje" a una visita de estudios, menos si voy acompañado de jóvenes, ya que las hojas escritas son nada en relación a disfrutar de su compañía.
4.- Lo material no debe marcar tu existencia, sino lo espiritual.
5.- La mejor agenda es vivir y actuar con intensidad el hoy, lo que programes para mañana no sabes si se llevará a cabo, no sabes si tú lo harás.

Son cinco puntos que al inicio no los entendía, pero que el tiempo te va "tranquilizando" y haciendo entrar en razón, controlando tu ansiedad, si bien es cierto mucha gente usa agenda, tanto en físico o tecnológico, no debemos depender de estas con "filial devoción", es material, se acaba, y lo que anotaste pasa, lo que queda es lo vivido, tu mejor agenda es lo que llevas en tu mente y corazón.

Ya llega fin de año, y la agenda de este año, mi cuaderno color marrón; va cumpliendo su misión, tiene anotaciones de los meses anteriores, de los que ya viví, de los que tan solo quedan recuerdos, y observo que no hay anotaciones de lo que viene, pero es mejor, ya que lo que deba hacer hoy, más que anotarlo debo cumplirlo, y si es para hacer el bien mejor.

La agenda de la vida nos aguarda, nos espera con ganas de que actuemos más y escribamos menos.

En vez de escribir mi agenda, escribiré un libro, un libro que trate sobre lo trascendente que hice y logré en mi vida, un libro que se llame: "Mi mejor agenda es vivir cargado de amor."

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Miércoles 07 de noviembre del 2018
05:17 am        

   

       

lunes, 5 de noviembre de 2018

UNA ESCUELA PEQUEÑA

Conocer escuelas es una experiencia por demás interesante para toda persona vinculada al mundo de la educación, y debe tener mayor interés de parte de los profesionales de la especialidad, quienes en el día a día, en base a sus conocimientos profesionales y sentido de la creatividad e innovación llevan a cabos trascendentes proyectos para tener escuelas donde los alumnos vivan "enamorados" de la cultura, el arte y los deportes.

Llamo "escuela pequeña", al centro educativo cuya población escolar no es amplia, es decir, llegan como máximo a tener 300 alumnos, y sus instalaciones y área también es de menor amplitud, inclusive hay casas que las adaptan para escuelas, pero ese es otro tema.

Una escuela pequeña, si desea "sobrevivir" en el tiempo, debe esmerarse por dar un excelente servicio educativo, dada su poca cantidad de alumnado, debe brindar una atención personalizada a sus alumnos, mantener contacto permanente con los padres de familia, establecer convenios con entidades de servicio a la comunidad y educativas privadas, mantener una economía saneada, fruto del pago al día de las pensiones de enseñanza de´parte de los padres, quienes en todo momento deben actuar con responsabilidad.

En el Perú, un gran número de estas "escuelas pequeñas" tienen fama de ser "refugios", es decir, centros educativos donde aceptan que tanto los padres de familia como sus hijos hagan literalmente "lo que se les viene en gana": acuden tarde a estudiar y no les brindan medidas correctivas, no cumplen con sus tareas, faltan el respeto al personal docente, inclusive, pasan de año sin haber cumplido los indicadores mínimos de aprendizaje...es en realidad preocupante.

Hace 8 años me desempeñé como Director de una "escuela pequeña", y presentaba alguna de las características que mencioné lineas arriba, y a pesar de la lucha que establecí día tras día con los alumnos y padres de familia, también trabajaba con un personal mal pagado y preparado profesionalmente, con una baja autoestima y nivel intelectual, sumado a un ente promotor que les tenía poca estima y consideración, llegando a pagarles fuera de fecha inclusive.

"Pueblo chico, infierno grande", reza un dicho popular.

Actualmente me encuentro brindando asesoría a una "escuela pequeña", ubicada en una zona de clase media, donde los promotores, su director y plana docente tienen la gran oportunidad de convertirlo en un "gran colegio", donde brinden a la comunidad un esmerado servicio educativo, pero sucede todo lo contrario: Directora poco visible y sin liderazgo, maestros que no cuentan con una metodología de enseñanza que inspire superación y amor hacia los estudios de parte de sus alumnos, e incluso padres de familia que más apoyan eventos sociales como el viaje de promoción, que los proyectos educativos del colegio...¿Cómo cambiar esa escuela? ¿Cuánto tiempo de vida le queda a un colegio de esta característica teniendo en consideración la ruta de excelencia educativa que han emprendido otras instituciones educativas?

Tal vez sea demasiado duro lo que voy a expresar, pero la gran ventaja de esta escuela es que las autoridades de la unidad de servicios educativos del ministerio de educación no acuden a supervisar la calidad del servicio educativo, y aunque parezca mentira, también existen padres de familia mediocres que aceptan todo lo que el colegio brinda, inclusive sabiendo que el nivel académico es incompetente, con tal de enviar a sus hijos "como sea", "a la hora y fecha que sea", "con tal que pasen de año", y esa historia de ignorancia y dejadez será heredada por sus hijos, lo más preciado que tienen en la vida.   

En el Perú, aún tenemos muchas escuelas pequeñas, que si son bien gestionadas pueden especializarse en brindar una instrucción personalizada, de buen nivel académico, formación en valores y proyectos educativos, solo está en que tomen la decisión de hacer su trabajo, cumplir su misión, es su deber, no es nada extraordinario.

Una escuela, sea grande, mediana o pequeña, debe brindar siempre un esmerado servicio educativo, debe tener un alto nivel cultural como valor agregado, debe saber distinguirse en la comunidad. 

Antes de matricular a tu hijo en una escuela, conoce la misma, no juegues con su futuro. 

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Lunes 05 de noviembre del 2018
05:16 am