domingo, 29 de diciembre de 2019

LA LECCIÓN DE ANDRÉS

Andrés es un hombre joven, de apariencia sencilla e introvertida, con estrabismo notorio, puedo afirmar que descuidado en su arreglo e higiene personal, a pesar de los consejos que les brindamos los que trabajamos cerca a el...pero es un ser humano de nobles sentimientos y deseos de trabajar "de lo que sea", dado su bajo nivel de instrucción.

Un buen día en el trabajo, me comunicaron que ya no podía seguir trabajando como personal de servicio en la escuela, y para ser sincero me preocupaba y apenaba el tener que decirle que ya no continuará laborando, que deberá buscar otro trabajo.

Al día siguiente, a primera hora dialogué con el y le expresé la decisión del colegio, ante lo cual su primera reacción fue agachar la cabeza y ponerse pensativo... ¡Vamos Andrés! le dije, pronto conseguirás otro trabajo y estarás mejor, acuérdate de lo que te digo.

Después de lo conversado y los trámites administrativos se retiró del colegio, despedido.

La verdad no me sentí bien, creo que para toda persona con algo de humanidad el tener que separar de su trabajo a algún colaborador no es fácil...siempre me ocurre desde que soy director de escuela...Andrés no fue la excepción.

Al día siguiente, es decir 24 horas después de haber sido despedido, interesante fue el escenario que divisé en la puerta del colegio, es decir en la calle... observé que pasaba un heladero tocando su pequeña corneta para hacer sentir su tránsito por la calle y que la gente compre helados ya que era enero, verano en toda la ciudad. Al observar bien a la persona que manejaba el triciclo con helados, grande fue la sorpresa al ver que se trataba de Andrés, el joven  ex colaborador de servicios del colegio, quién había sido despedido del colegio.

¡Hola Andrés! le dije, ¡Que bueno que ya conseguiste trabajo!

"Sí director, no podía dejar de trabajar, mantengo a mi madre enferma y a mis hermanos menores, para mi trabajar es normal, y si no hay trabajo busco y encuentro, de lo que sea, con tal que sea digno."    

¡Qué bien Andrés! ¿Sabes? me has dado un gran ejemplo, mucha gente está sin trabajo por días y meses inclusive, pero tú al día siguiente ya estás con trabajo...te felicito...

"Director, yo no puedo esperar, para mi la vergüenza no existe, trabajo hay para el que desea trabajar, así de fácil, así de sencillo."

¡Muchas gracias Andrés! ¡Me dejas una gran lección! ¡Dios bendiga tu nuevo trabajo! ¡Estoy seguro que venderás todos los helados y seguirás ayudando a tu familia!

¡Hasta pronto Andrés, y muchas gracias por la enseñanza que me dejas!   

"Hasta pronto director, si hay trabajo me llama, gracias por todo."

Tal vez estas líneas tengan poco valor para muchos profesionales, ya que se trata de una persona "sin preparación", pero lo que más valoré del joven protagonista de estas líneas es su valentía para afrontar la vida, no hay espacio para sentir vergüenza, o para dejar de trabajar "de lo que sea" con tal que sea digno y siga ayudando en su digno hogar.

¿Cuántos profesionales se quedan sin trabajo por meses e incluso un año completo y no "se las ingenian" para producir sus ingresos?  ¿No será que vivimos bajo la cultura del ¿qué dirán?

En lo personal, Andrés me dejó una gran lección, tal vez la más importante es que siempre habrá trabajo para el que desea hacerlo, solo es cuestión de buscar, y de buscar no necesariamente en mi especialidad, en no estancarme en lamentos y tristezas el día que me dijeron gracias en el trabajo, sino que en ese mismo instante debo buscar...hasta encontrar.

Es una lección muy simple ¿No Andrés? ...tan simple como tu buen corazón y valentía para afrontar la vida.

A casi un año de este suceso, dedico éstas líneas a toda persona que no tiene trabajo, para que a través de tu enseñanza les digas :

 "Yo no puedo esperar, para mi la vergüenza no existe, trabajo hay para el que desea trabajar, así de fácil, así de sencillo."

Gracias Andrés...sigue por el camino del bien.

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Domingo 29 de diciembre del 2019
11:13 am