viernes, 16 de noviembre de 2018

NOCHE 39


Son la 1 y 55 de la madrugada, mamá duerme en su cama clínica, ya no descansa junto a papá desde enero del presente año, el accidente cerebro vascular que sufrió en enero, marcó la vida de mi familia para siempre, pero siendo positivo,  está en su casa, junto a su familia, retornó a su hogar en marzo, después de haber estado casi 60 días internada, soportando la tristeza del hospital y de su familia, demostrando como siempre su espíritu de lucha, su amor por la vida, su fuerza de voluntad, sus deseos de no marchar aún…

Esta noche 39, suma la cantidad de amanecidas que voy cuidando a mi madre junto a mis hermanos, en lo que yo llamo “periodo de gracia”, días de amor, de reflexionar, de decir: ¿Por qué a ella si siempre hizo el bien? Pero retorno a la realidad, y no es que el mundo, dios, mis abuelos, los médicos, el sistema, etc. hayan actuado con maldad hacia ella…no lo creo así, creo que fruto de su enfermedad que supo llevar y soportar por más de 32 años, empezó a complicarse, la hipertensión y diabetes perjudicaron su salud a medida que iba avanzando en edad, la tristeza se refleja en su mirada,  ya no escucho su voz, ya no la veo sonreír, ya terminaron los días de caminar intenso y enérgico  que lucía cuando salía, ya no habla pero mira, escucha y por momentos llora, como sabiendo lo que está sucediendo en su vida, pero sigue en la lucha, sigue en este mundo material…¿Qué quiere demostrar? ¿Qué mensaje está dejando a su esposo, hijos y familia desde la cama clínica que ocupa este año?

Retrocedo en el tiempo, y ordeno a mi cerebro recordar los momentos vividos…tantos, tantos recuerdos… tantas enseñanzas…aciertos, errores, alegrías, tristezas, desaliento, gozo, celebración, viajes, navidades y años nuevos, penas, satisfacciones, sensibilidad y solidaridad, música y alegría, lucha y propósito, debilidad y ternura, levantarse y pararse, en esta noche 39, con más de 460 horas de “guardia”, nuevamente tengo la oportunidad de contemplar a mi madre, de retornar a la casa donde viví desde los 12 años, para cuidar a la que me cuidó, para alimentar a la que me alimentó, para consolar a la que me consoló, para orar a dios y pedirle por el ser que me enseñó a rezar, para curar a la que me curó, por limpiar a la que me limpió, para hablar a la que me aconsejó…por esperar con ilusión abrazar en esta navidad a  la que me dio la vida, esa mujer trabajadora y noble que anhela que sus familiares comprendamos la enseñanza que está dejando al luchar y no desmayar… a hacer del dolor una maravillosa experiencia de amor.  
    
Esta noche 39 no es una noche cualquiera.

Esta noche 39 es una noche con mamá.


Dios los bendiga por siempre

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Marco Antonio Malca Delgado

Sábado 17 de noviembre del 2018
02:37 am
         

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