lunes, 25 de febrero de 2019

UN MUNDO PARA LOS HONRADOS


Desde que tengo uso de razón me enseñaron que en todo momento debía actuar con honradez, la verdad no lo entendía, y dejaba eso “para los viejos”, ya que era tan sólo un niño que sólo entendía de jugar y ser feliz.

Recuerdo que en una ocasión, cuando estaba en primaria, un compañero de aula llamado Oscar llevo un cuento animado que se podía ver en alto relieve con unos lentes de aumento que el mismo adjuntaba en su caja, le pedí que me lo prestara y él me dijo que sólo un momento, pero terminé llevándomelo a mi casa.

Ya en mi hogar mis padres me preguntaron de quién era ese cuento y les dije que mi amigo me lo había regalado, hecho que no era cierto, pero generé la duda en ellos.

Al día siguiente en la escuela los padres de Oscar habían ido al colegio y le habían expresado a la maestra que el cuento de mi compañero había sido sustraído, recuerdo que entré en un gran estado de nervios,  ya que la profesora había dicho que en el salón había un “ratero”, que se había “robado” el cuento del compañero en mención.

Mi temor propio de un niño me llevó a callarme, a quedarme en silencio, hasta que observé que la maestra empezó a revisar maleta tras maleta, hasta que tocó el turno a mi maleta, y yo tenía el cuento de mi compañero en el interior de la misma…no supe que decir, mientras tanto la profesora me tildó de “ratero”, me dijo que eso merecía “varios años de cárcel”…yo estaba en tercero de primaria, no lo había hecho con mala intención, pero había cometido un error, ya que había tomado el cuento, lo había llevado a mi casa sin el consentimiento de mi compañero de aula.

La maestra citó a mis padres y les “dio las quejas” sobre lo que había ocasionado, mis padres le ofrecieron disculpas y les dijeron que me iban a castigar…obviamente que fue una severa “latiguera” como decían hace muchos años cuando nos agarraban a correazos por alguna razón.

Recuerdo que me dijeron que no era honrado, que los había hecho pasar  vergüenza frente a la maestra, que era un “gran mentiroso” ya que había dicho que Oscar me había obsequiado tan lindo cuento, y así fui catalogado: “un gran mentiroso y  ratero” a los 8 años de edad, así trató una “profesional de la educación” a su alumno por cometer un error, por no decir la verdad por temor a que le peguen, así era la forma como castigaban en mi generación.

Recordando algunos detalles, no recuerdo haber sido formado específicamente en el valor de la honradez, o de algún otro valor, pero sí recuerdo que mi madre nos decía a mis hermanos y a mí: “Cómo agarren algo ajeno les quemo las manos”…creo que eso me llenó de terror, es por eso que tal vez me vi encerrado en una cárcel, que en vez de salir me “encerraba más”, todo por no saber actuar con honradez, porque a mis 8 años no sabía valorar esa expresión.

Queridos padres, los exhorto a dar el mejor de los tratos a sus hijos desde la primera infancia, y a enseñarles el valor de ser honrado de una forma natural, con ejemplos, brindando confianza a sus hijos.

Maestros/as, la mejor manera de corregir a sus alumnos es con alto sentido de paz y anhelos de moldear seres extraordinarios, no condenarlos por los errores que puedan cometer.

Niños de hoy, sean honrados, es el mejor de los tesoros actuar con este gran valor.     

Dios los bendice por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Lunes 25 de febrero del 2019
23:41 pm     
   

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