Dicen que "recordar es volver a vivir", y es cierto siempre y cuando los recuerdos nos motiven a seguir en la ruta del progreso y madurez, de la decisión de caminar con fuerza y fe a pesar de las circunstancias adversas, aprender de las mismas y mirar solo adelante.
Nací un día martes 31 de mayo del año 1966, del pasado siglo XX, en una quinta del distrito de Jesús María, asistido por una obstetra, la recordada señora Victoria, y soy el tercero de siete hermanos, creciendo en una familia joven, de origen modesto, deseosos de salir adelante, hijo de Miriam, una mujer buena, fuerte y muy sensible, que creció y pasó su niñez en el campo, y de Roberto, mi padre, un hombre estudioso, romántico, iluso y trabajador, el cual tuvo que dejar sus planes de estudiar en el nivel superior al salir su querida Miriam embarazada de Roberto, su primer hijo.
Guardo sentidos recuerdos del presente quinto mes de mayo, pero dentro de tantos, tengo dos impregnados dentro de mi corazón por siempre:
1. Cuando estuve internado en el hospital del niño, el año 1974, tenía 8 años, y me enfermé de los riñones, siendo mi diagnóstico "nefritis".
Casi un mes internado en el hospital a temprana edad me sensibilizó mucho. Por las noches los niños del pabellón donde estaba lloraban mucho, no podía dormir, me paraba para hacerlos callar, las enfermeras o técnicas ni se asomaban en la madrugada, sentí un vacío inmenso, no podía dormir, y lo único que me consolaba era las visitas que tenía y la asistencia de la señorita Teresita, una enfermera que me brindaba cariño y asistencia.
Como olvidar a Efraín, mi compañero de internamiento, yo en la cama 31 y el en la cama 32, lo operaron por insuficiencia renal y murió a los 12 años, cuando la enfermera Teresita me contó al preguntar por él quedé devastado, era sólo un niño de 8 años que no entendía lo que era la muerte.
Me dieron de alta y me controlaron hasta los 12 años, en el que tuve mi alta definitiva, gracias a mi madre, que nunca me descuidó.
2. Ingresé por primera vez a un aula el año 1987, y fue precisamente en el mes de mayo, hace 38 años, y la verdad, nunca pensé que me iba a dedicar a la enseñanza, era muy joven, tenía 20 años, quería estudiar Derecho, pero el destino de mi vida profesional tuvo otros rumbos, la escuela me comenzó a gustar, y cometí muchos errores también, al ser muy joven y tener liderazgo sobre mis alumnos, me hacían sentir "poderoso", siendo una gran inmadurez de mi parte.
En la medida que pasaba el tiempo más aprendía, y también me equivocaba, recuerdo que mis compañeros de trabajo me doblaban la edad, yo tenía 20 años y habían docentes de 40 décadas y más.
Ellos se convirtieron en mi "modelo a seguir", y debo enfatizar que no todo lo aprendido o aconsejado por ellos fue fecundo, así que tuve que aprender lecciones que nunca olvidaré, desde fuertes llamadas de atención hasta medidas extremas.
La vida es así, nos da lecciones de todo calibre, pero en definitiva nos enseña demasiado.
Tengo miles de ex alumnos(as), todos ellos personas de bien, algunos(as) ya no están en el mundo material, se fueron jóvenes y dejaron a sus hogares en una profunda tristeza, también he compartido con mis ex alumnos cuando cumplieron 25 años de haber egresado de las aulas, algo que nunca esperé, ya que parece que hubiera sido ayer que compartíamos en la escuela, ellos niños ocurrentes, inquietos, estudiosos o vagos, pero todos inteligentes y talentosos.
Algo que debo enfatizar, es que mis ex alumnos recuerdan más la forma en que los traté que las clases de inglés que les brindé, ellos recuerdan que fui muy exigente con ellos, pero que al mismo tiempo los trataba bien, jugábamos fútbol los viernes, nos íbamos de paseo al campo, ayudábamos a niños necesitados, rezábamos con devoción, los hacía que se perdonaran mutuamente cuando se peleaban o insultaban, resolvíamos toda situación con mucho afecto y humanidad, eran muy nobles y generosos, y sus padres nos daban toda autoridad para educarlos con amor y firmeza.
Mayo es un mes muy sentido en mi vida, es el mes de mi nacimiento, de mis recuerdos del hospital, de mis inicios en la escuela, esa historia que este mes cumple 38 años, de mi retiro de una escuela que quise mucho, del día de la madre y los poemas a mamá, del cumpleaños triste, del cariño inmenso de mis padrinos de bautizo que es de los más hermosos recuerdos de mi niñez y de mi vida, es un mes que a los largo de 58 años han sido vividos 1,798 días, que vienen a ser los 58 mayos de mi vida.
Culmino estas líneas dado gracias a mi buen Dios por siempre acompañarme, porque se comunica conmigo a través del canto de la aves, de las olas del mar, del aire que respiro, del árbol que abrazo y me acoge para consolarme, de lo que me acompaña y asiste y aún no descubro su mensaje, del trabajo, de la salud y de mi lucha por intentar ser mejor persona cada día.
Gracias Mayo de mis recuerdos, hoy te dejo una sonrisa, una lágrima, y mi oración de cada día.
Dios los bendice
Marco Antonio Malca Delgado
Sábado 03 de mayo del 2025
11:26 am
No hay comentarios:
Publicar un comentario