Un conocido streamer organizó un "concurso mundial de desayunos", llegando a la final el Perú con su delicioso "pan con chicharrón", quedando finalmente campeón entre 16 países participantes.
Durante los días que duró ese "campeonato",
escuchaba a muchas personas conversar sobre el mismo. Era el "tema del
día", y nuevamente, los peruanos se unían por uno de sus principales
orgullos: su gastronomía.
Cuando los peruanos nos enteramos de que habíamos logrado ser "campeones del mundo" en desayunos, muchos compatriotas sintieron felicidad. Políticos y personajes mediáticos salieron a expresar su orgullo y alegría por tan "trascendente campeonato".
Hasta la presidenta de la república expresó su beneplácito: ¡Aplausos para el
pan con chicharrón!, manifestó, enfatizando también que "en unidad se hace
historia" bajo la coyuntura de este "campeonato mundial".
En lo personal, y bajo los graves problemas
políticos, sociales, culturales, económicos y de seguridad interna de mi
patria, el Perú, siento vergüenza al ver que algo tan intrascendente como un
concurso de desayunos logre tanta expectativa, como si el mismo salvara a mi
patria de la ignorancia y la corrupción. Esas "simplezas" son
observadas por los principales espectadores de un país, que son los niños y
adolescentes, quienes perciben una "falsa esperanza" al ver que somos
"primeros en el mundo" gracias al pan con chicharrón.
¿Por qué no somos campeones mundiales en
buena educación? ¿En seguridad? ¿En gobernantes incorruptibles? ¿En puntualidad
y afán por el estudio y superación personal?
¿Por qué somos tan tibios? ¿Es que el pan
con chicharrón nos hará cambiar de actitud, dejar el egoísmo y la envidia y
luchar por la tan ansiada reconciliación nacional?
¿Por qué no somos campeones del mundo en
respetar las normas y reglamentos? ¿Será que mi patria no tiene salvación?
¿Somos tan incompetentes que no podemos competir para ser el país con mayor
empatía y civismo? ¿Campeones en urbanidad y buenos modales? ¿Campeones en un
sistema de salud de primer nivel? ¿En honradez y trabajo digno?
A ver, intentaré hacer un acróstico con la
palabra "Chicharrón":
C hicharrón peruano, te coronaste campeón
del mundo
H oy la gente festeja esta falsa ilusión, e
I magina un Perú mejor, un sueño lejano
hasta hoy
C ampeones en buena educación, es la
búsqueda responsable,
H oy la gente mira el futuro con
desmotivación
A lzo la mirada y visualizo el mañana,
R ezo por mi patria para ejercer un cambio
R ompo las cadenas de la irresponsabilidad
y el abuso
O jalá mi patria cambie, y se convierta en
una sociedad
N ueva, que no acepte ser engañada y sea de
las mejores.
El verdadero campeonato que el Perú necesita ganar no se juega en redes sociales ni se celebra con aplausos efímeros.
Se construye día a día en las aulas, en los hogares, en las calles, en cada acto de honestidad y compromiso ciudadano.
Solo cuando el pan con chicharrón deje de ser símbolo de evasión y se convierta en inspiración para el cambio, podremos decir que estamos en camino a ser campeones del mundo en dignidad, justicia y educación.
El Perú no es un "pan con chicharrón", es un país hermoso que busca ser campeón del mundo en buena educación.
Ojalá que el próximo "streamer"
convoque a un "campeonato mundial en buena educación".
¿En qué puesto quedaríamos?
Dios los bendice.
Marco Antonio Malca Delgado
Lunes 29 de septiembre del 2025
23:19 p.m.
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