Rosita es la última hermana, niña conversadora, despierta y carismática que se hacía ganar rápidamente el afecto y amor de todos los que le rodeaban aparte de su familia.
Le gustaba jugar junto a Jorge, Georgina, Gustavo, Julio, Elena, Gonzalo y Nellyta, sus entrañables hermanos, bajo el cuidado de sus padres Mariano y María Genoveva, en su hermosa tierra Piurana.
Fue formada en la fe católica, y le gustaba estudiar y compartir, y, fue creciendo, no sólo en lo físico y cronológico, sino también en su espiritualidad y sabiduría.
Fundó su propia familia, la cual supo cuidar y empujar al éxito y realización, todo a base de esfuerzo, amor y determinación.
Los años fueron pasando, y ya se iba poniendo mayor, así como sus amados y entrañables hermanos, con los que ya no frecuentaba seguido y compartían todo tipo de vivencia como cuando eran niños, donde se guardan y atesoran los más bellos recuerdos de la etapa más hermosa del ser humano: la infancia corta, la única oportunidad para ser feliz a través de la inocencia de los más queridos del hogar.
Rosa educó a sus hijos como la formaron a ella, con valores y principios, con amor y afecto familiar, e inspiró a sus hijos el amor a su familia, en especial a sus primos hermanos, es decir, a los hijos de sus hermanos, y así vivir realmente en el calor de una gran familia, esas donde los padres e hijos, comparten todo tipo de momento, los alegres, felices, de esparcimiento, así como los retadores, los momentos tristes y el estar cuando más la familia necesita del amor de sus miembros.
El viernes vi a Rosita, lucía diferente, aunque emanaba energía bondadosa, caminaba con ayuda de sus hijos, quienes con mucho amor la ayudaban a caminar, devolviendo con amor lo que hizo ella por ellos hace más de 3 décadas: enseñarles a caminar para que puedan valerse por sí mismos y avanzar por la vida disfrutando de sus logros.
Rosita estaba vestida de negro, sus cabellos negros de ayer, se convirtieron en blancos como la paz, esa paz que transmite una persona que ha transitado por diversos senderos en su historia de vida, junto a papá, mamá y hermanos queridos, cada uno inigualable, cada uno todo corazón.
Para ella, ese viernes se convirtió tal vez en uno de los días más tristes de su larga vida, ya que asistió al funeral de una de sus hermanas mayores, de su linda y bondadosa Elenita.
Fue realmente conmovedor el observar como se acercó al ataúd y llorar por su última hermana que le quedaba en el mundo, y orar por su descanso eterno, como una verdadera hermana sabe llorar.
Aunque es invidente en los últimos años, siempre estaba pendiente de Elena, llegando a visitarla, y si bien es cierto no la veía físicamente, pero la tocaba, la abrazaba y se reían recordando los años maravillosos de la niñez.
Rosita se ha convertido en la hermana valiente que ha visto partir a todos sus hermanos, incluyendo a sus padres, su fortaleza física, pero más la espiritual le permiten seguir caminando por el mundo.
¿Saben? Ya no tengo físicamente a mis padres, mamá se fue hace 6 años y papá hace poco más de 4 meses, tengo a todos mis hermanos caminando por la vida, y ahora que somos mayores siento que debemos querernos más, que debemos mirar tan sólo el lado bueno de cada uno de nosotros, que debemos acompañarnos, así como lo hicieron los hermanos de Rosita.
Nacemos un día, y al día siguiente ya no estamos, somos niños un día y al día siguiente somos ancianos, nos bautizan un día y al día siguiente nos extienden la partida de defunción: ¿Cuál es el real sentido de la vida? Pues muy fácil: actuar con gran corazón y fe, ayudándonos mutuamente, tal como los hicieron los hermanos de esta sentida historia.
No quiero pensar quién será el último de mis hermanos que vea partir a todos, pero de lo que si estoy seguro es que los hermanos deben permanecer unidos, tan unidos como los actores de este hermosa obra teatral llamada familia, dentro de ella la familia de Rosita, la última hermana, la que con sabiduría sabe conversar y aconsejar, sabe compartir a pesar del dolor, supo ser hermana para sus hermanos, quienes ahora son sus ángeles custodios, quienes cuidan desde la eternidad a su hermana menor de 92 años, la que siempre los amó y compartió momentos bellos.
Gracias Rosita, tocaste mi corazón.
Dios los bendice
Marco Antonio Malca Delgado
Martes 23 de setiembre del 2025
23:49 pm
Gracias por tan bella reflexión y que mi amada tía Rosita sea una inspiración. Abrazo fuerte a mis hermanos en vida y que Dios me los bendiga siempre.🙏
ResponderEliminarPrimos Marco y Machi, que bonita historia de la familia Farro Reyes, que tiene como protagonista a mí mamá Rosa, la última hermana que vió partir a toda su familia. Dios le conceda salud y fortaleza para que nos siga acompañando hasta cuando él decida. Un abrazo primos, de verdad me han conmovido, muy hermoso y con mucho sentimiento, mil gracias! Le voy a comentar a mi mamá
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