domingo, 28 de diciembre de 2025

UNA TARJETA DE NAVIDAD

En Navidad todos son buenos, inclusive los más “malos”.

La gente se sensibiliza, se acuerda de su niñez, de sus padres, de los más necesitados, y se reconcilia, perdona y pide perdón. Se siente un ambiente “políticamente fraterno”.

Recuerdo que desde que tengo uso de razón, las empresas, familias, vecinos, medios de comunicación, etc., enviaban tarjetas de Navidad a sus allegados.

“Que la llegada del Niño Jesús reine por siempre en sus corazones.”

“Que el niño del pesebre nos ilumine con su estrella de Belén.”

“Paz y armonía, no hay Navidad sin Jesús.”

“Feliz Navidad y un venturoso Año Nuevo.”

“Jesús nacido reine en sus mentes y corazones por siempre.”

“Que la estrella de Belén brille por siempre en nuestros corazones.”

“Sembremos mil flores de colores en esta Navidad.”

“Navidad: Tiempo de amar y vivir en paz.”

“Navidad: No hay regalo más hermoso que perdonar y amar.”

“Construyamos un mundo mejor en esta Navidad.”

Y un largo etcétera de buenos deseos y hermosas metáforas con motivos de la celebración del nacimiento de Jesús de Nazareth, el hombre más extraordinario de la historia mundial, creas o no que es el Hijo de Dios.

Recuerdo que mis padres también contrataban los servicios de una imprenta para el diseño y mensaje de las tarjetas de Navidad, la cual al final expresaba:

Son los sinceros deseos de Roberto Malca Cobián, Miriam Delgado de Malca e hijos... ¡Qué bello recuerdo!

Como los menores veíamos que los adultos compartían en forma casi masiva esa “cortesía navideña”, comprábamos con nuestras propinas tarjetas baratas para dárselas a nuestros amigos a través de una visita si era del barrio, o personalmente si era un amigo de la escuela.

Recuerdo a los amigos del barrio sobre todo. Era una época donde, a mi parecer, el ambiente navideño se tornaba más fraterno, la amistad era más verdadera, había vecinos que eran casi como mis padres, y sus hijos como mis hermanos. Eso ya casi cambió radicalmente.

Hoy, más que nunca, necesitamos recuperar la esencia de la Navidad: la capacidad de mirar al otro con amor, de tender la mano sin esperar nada a cambio, de sembrar paz en medio de la prisa y la indiferencia. Que esta Navidad no sea solo un recuerdo, sino el inicio de un compromiso: reconstruir la fraternidad que el mundo tanto necesita. Porque cuando elegimos amar, elegimos transformar.

Bueno, hoy que es el último domingo del año, deseo enviar una tarjeta a todos mis semejantes. Aunque su contenido sería extenso, deseo expresar lo siguiente:

“Esta Navidad deseo que el Espíritu Santo te acompañe y bendiga, que la llegada del Niño Jesús ablande tu mente y corazón y ayudes a todo el que necesite de tu mano. Te ofrezco mis oraciones, mi sangre y asistencia, esa misma que el Divino Maestro donó hacia nosotros. Te envío la estrella de Belén para que ilumine siempre tu camino, pero sobre todo un corazón grande para amar y fuerte para luchar.”

Es el contenido de mi tarjeta navideña, se las ofrezco con humildad.

Ya se las envío a través de mi paloma mensajera.

Marco Antonio Malca Delgado
Domingo 28 de diciembre del 2025
21:54 pm


No hay comentarios:

Publicar un comentario