miércoles, 3 de diciembre de 2025

LAGARTIJAS: REFLEXIONES DESDE EL SILENCIO

Elegantes y veloces, vivaces e incansables, pequeñas, medianas y grandes, de colores arena, verde o amarillo, con una armadura medieval que las protege: así son las lagartijas que me acompañaron durante mis días de descanso.

Cuando pasaba trotando, me observaban alarmadas, tal vez pensando que podría hacerles daño. Poco a poco se iban deteniendo, y cuando les decía: ¡Hola! ¡Qué lindas son!, parecía que se alegraban. Me miraban y desaparecían a toda velocidad, ingresando dentro de los troncos de árboles que les servían de hogar, así como en las extensas áreas verdes que las protegían de la contaminación.

En cada paso que daban, parecían dar pasos de baile tropical, llenas de armonía y sabor. La vida alterna que tienen es muy sabia y más sana que la mía: respiran verdor, se abrazan a los troncos de árboles antiguos, y al mirarme parecían decirme: “Mi mundo es mejor que el tuyo. Queremos vivir más, pero tus similares humanos cada vez depredan nuestra casa. No han cambiado nada, siguen siendo egoístas”.

Descubrí que nuestra comunicación era a través de tiernas miradas. Nos mirábamos fijamente a los ojos, y cuando estaba de rodillas y descalzo en el hermoso parque donde hacía mis envíos, cuidaban de mí a lo lejos. Oraban junto a mí, porque nuestro Dios es el mismo, y me pedían que cuidara la naturaleza, que impida que sigan talando árboles, que ya no hay niños que los miran, que les ponen trampas para matarlas sin sentido. Y lloraron desconsoladamente.

Gracias por acompañarme en estos días de reflexión solitaria. Gracias por pedirme que cuide tu hogar, por decirme que tus familiares no son “simples lagartijas”, sino seres espirituales que equilibran la naturaleza. Gracias porque lloramos juntos y prometimos nunca hacernos daño. Gracias por entenderme y consolarme con tu silencio, por hacerme respirar unos aires diferentes, por decirme que soy feliz y no me doy cuenta, por pedirme que siga ayudando. Gracias porque a la distancia me sigues acompañando, por hacerme sentir digno de ser llamado “ser humano”.

Un abrazo, animalitos de Dios.

Marco Antonio Malca Delgado

Jueves 04 de diciembre del 2025
01:24 a.m.

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