lunes, 15 de junio de 2015

HERME Y EL MAR

Hola Herme, te cuento que son las 2 y 16 de la madrugada y se me fue el sueño... a veces me sucede... pero la solución que elegí ya no será el dar vueltas en la cama, sino el leer o escribir, como lo hago en estos momentos en que me dirijo a ti, para agradecerte por tu amistad, por ser tan sencillo y profundizar en las cosas simples y bellas de la vida, por amar a tu familia y luchar por que tus hijos sean mejores cada día, y sí que lo estás consiguiendo.
Eres de los que dejaron huella en la vida, escribiste un libro de botánica, formaste en las aulas a generaciones de alumnos por muchos años... creo que más de 45 sin temor a equivocarme, en los cuales exigiste orden y disciplina a tus alumnos, y cuando ingresabas a las aulas hasta los salones más "Movidos" respetaban tu ingreso e indicaciones.
Cómo no recordar tu potente voz, con la que imponías respeto en tus pupilos(as), pero sin descuidar tu lado amical... que era una de tus grandes banderas, ya que fuiste un buen amigo... sincero y honesto sin dudarlo... esos valores y bondad que sólo una persona que tiene una amplitud tan grande como el mar sabe brindar.
Hace menos de un mes vi a tu querida esposa Anita, junto a tus queridos hijos Mito y Naisha ... y fue un encuentro diferente, ya que tu no estabas... ya te habías ido para siempre.
Te cuento que había mucha gente que te quiere y estaban tristes por tu partida, tus hermanos y familiares, el padre César a quién tu respetabas mucho... te ofreció una hermosa oración y bendición eterna en nombre de Dios... tus amigos de "La Gallada" como tú les decías, estaban presentes, recordando los hermosos momentos que disfrutaron junto a ti y tu buen sentido del humor.
Amigo, deseo expresarte que cumpliste bien tu misión de esposo y padre, ya que no les diste pescado a tu esposa e hijos, sino que les enseñaste a pescar, y a "pescar de verdad", ya que en tu alto sentido y amplitud de la vida los acercaste al mar que tu amaste, y les enseñaste que la naturaleza te dará lo que necesitas para alimentar el cuerpo y el alma, les enseñaste a respirar aire puro... los hiciste madrugar... les transmitistes fortaleza y energía cuando tiraban los cordeles para que el mar generoso te brinde el mejor alimento del mundo: Deliciosos peces, que tras muchos años alimentó y sigue alimentando a tu linda familia... enseñaste a pescar a tu familia, como lo hizo Jesús cuando dirigió la pesca en la barca de uno de los apóstoles... ese fuiste tú... así te recuerdo y aprecio con todo mi corazón.
Tal vez muchas personas no te conocieron con profundidad, y al expresarse de ti expresaban que eras un hombre rudo y duro... y tal vez no repararon en que el mensaje que dabas y ofreciste es que a la vida hay que afrontarla con valentía y tesón... no querías que los de tu entorno sean débiles... deseabas que todos sean fuertes como las olas del mar que tanto amabas... y que compartimos juntos cuando me invitaste a la playa "El Silencio" a pescar... a respirar aire puro... a reír... a ver la caída del sol... a cantar junto a tu amigo que vivía en la playa y que tocaba muy bien la guitarra... muchas gracias mi amigo "Herme del mar".
Mis buenos amigos, son las 2 y 45 de la madrugada de hoy lunes 15 de junio del 2015, y me encuentro recordando a Herme... un hombre que supo gozar las cosas bellas de la vida... un ser de un gran corazón... quienes no lo conocían a fondo se perdieron la gran ocasión de compartir con un hombre bueno... que tenía un hermoso sentido de la vida, y miró la amplitud de la misma a través de la inmensidad del mar, de su aire puro, de sus peces, y le sirvió para a pesar del dolor de su partida, dejar a su querida familia lista para seguir con su misión... ya que les enseño a pesar... y lo más bello aún, les enseño a compartir la pesca con todos los que amaban, sin distinción alguna... con alta nobleza, humildad y sencillez... una vez más gracias mi amigo "Herme del mar".
Miremos siempre el lado hermoso de nuestros semejantes, y sólo así construiremos un mundo mejor.
La lección que dejó Herme y el mar fue un asunto divino... fue un regalo inmenso de cómo ver la vida y afrontarla: Con amplitud, fuerza y mucho Amor en lo que realizamos.
Gracias mi amigo... te esperan los océanos y mares del mundo, ya que me enteré que pediste retornar al mar inmenso y seguir alimentando a los peces con tu inmenso corazón.
Dios los bendice siempre mis amigos.
Marco Antonio Malca Delgado
Lunes, 15 de junio del 2015
3:00 am.        
                                

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