viernes, 17 de julio de 2020

REMEMBRANZAS DE MI HOGAR

Un domingo reciente, estuve en la casa de mis padres, de visita, ese lugar añorado, que con gran esfuerzo pudieron lograr, para dar una mejor calidad de vida a sus hijos, y después de algunos años a los hijos de sus hijos, y familiares que pasaron temporadas en la misma, como mis abuelos, primos, tíos y allegados, así es la casa de mis padres.

Como olvidar aquel 14 de julio de 1979, cuando nos mudamos de un departamento pequeño pero acogedor en un edificio de la avenida Brasil, a una casa mucho más grande, con jardines, dos pisos y azotea, con mucha alegría e ilusión, recuerdo que era sábado, tenía 13 años de edad, mi padre 40 años y mi madre 36, jóvenes, y con muchos deseos de seguir adelante.

El 14 de julio pasado se han cumplido 41 años desde el día en que por primera vez, llegamos llenos de ilusiones y alegría... hay tanto que contar...tanto que agradecer...tanto que añorar...tanto para reír...y algunas para llorar...es que así es la historia de una familia, como la tuya y la mía.

Recuerdo que la primera noche que dormimos en la "casa nueva", nos dio la bienvenida un fuerte temblor, que lo sentimos más fuerte porque la casa tenía ventanas muy grandes por todos lados, fue un primer susto que felizmente superamos.

Allí, en ese hogar, pasamos múltiples historias, de toda índole y significado:

Recuerdo cuando un sacerdote dio la bendición con agua bendita por toda la casa, cuando los primeros días vimos muy temprano a un delincuente que lo habían atado a un poste de luz, el panadero que pasaba muy temprano ofreciendo pan a los nuevos vecinos, ya que todas las casas eran de estreno en "Santa Florencia",  nombre de la urbanización que hoy por hoy cambió en muchos aspectos.

Recuerdo la primera comunión de mis hermanos menores, la celebración de los cumpleaños, la fiesta de matrimonio de mi prima Elsa, la de mi hermano Eduardo, mi fiesta de cumpleaños cuando cumplí 18 años, la celebración de los 50 años de mi padre, las visitas por muchos años y en diferentes temporadas de mi abuelo Alberto que venía de Pacasmayo, ciudad natal de gran parte de mi familia.

Cómo olvidar la fiesta de quince años de mi hermana, o la despedida de soltera de una prima muy querida cuyo novio venía de Suiza, las innumerables veces que mi mamita Celia, madre de mi padre, nos visitaba y tejía sus tapetes a crochet, así como manteles y zapatos de lana que con tanto amor nos tejía, las interminables tareas del colegio, que en su mayor parte era escribir y escribir...hasta muy tarde, los partidos de fulbito con los nuevos amigos del barrio, algunos muy buenos vecinos, otros no tan bien intencionados en sus actitudes y espíritu fraterno, y es que si en una comunidad permites que los vecinos se excedan de la confianza vienen los dimes y diretes, los chismes e indisposiciones que separan y rompen la armonía, eso también sucede en una comunidad.

Sentado en el mueble que viene desde mi niñez, hace más de 40 años, que lo han "retapizado" innumerables veces, y en el silencio absoluto que me acompañaba en ese momento, hice un viaje al pasado, recordando aún mucho más historias del pasado, felices, tristes, tiernas, alegres, gloriosas, victoriosas, de guerra, de paz, de ternura, de ayuda mutua, de castigos, de compartir, de música, de fiesta, de luto, de oración, de navidad, de cumpleaños, de discusiones, de reconciliaciones, y es que así son las familias, construyen su propia historia en base a aciertos y errores, tan humanos, como el sobreponerse, enmendarlos y seguir aprendiendo, seguir caminando por la vida, junto a mi familia, quienes me quieren y tienen mi mano a su servicio.

Mamá ya no está, partió a un viaje sin retorno hace 13 meses, llegó a su nuevo hogar en 1979 y se fue el 2019, 40 años después, dejando a su esposo, hijos y nietos, pero las rosas que plantó en su jardín nos recuerda su ejemplo, fraternidad e inmenso amor.

Papá tiene 81 años, aun está lúcido, pero ya perdió fuerzas físicas en parte, pero las ganó en sentido de paz y espiritualidad, ya llegaron nuevas generaciones, mis queridos sobrinos, llegaron las esposas, los nuevos vecinos, la zona superpoblada, algunos vecinos antiguos quedan aun, muchos ya partieron donde se encuentra mi madre, los que llegamos de 13 años en promedio ya pasamos los 50...y así pasa la vida...es por eso que debemos justificar la misma a través de nuestras buenas acciones.

Mi hogar es como el tuyo, tiene historia, tiene un ayer, un hoy y un mañana...tengo tanto que recordar, tanto que agradecer, tanto que escribir, tanto que sonreír... busco que mi objetivo sea concentrarme tan sólo en lo más hermoso de la historia de mi familia, que las remembranzas de mi hogar sirvan para que las generaciones que vienen y que ya no conoceré se desarrollen con fuerza de voluntad, optimismo y deseos de superación.

Mi viaje continúa, también el de mi familia que aún transita por esta hermosa experiencia humana.

El día que llegue al horizonte, caminaré con una hermosa sinfonía, que me conduzca a la otra dimensión, para reencontrarme con los que ya son espíritu, mientras tanto seguiré mi viaje buscando actuar con buen corazón, acompañando a los miembros de mi hogar y familia entera, a viajar y reír, a seguir soñando con una hermosa historia en mi vida, que radica en brindar la paz que tanto anhelamos tu y yo.

Gracias al hogar que fundaron mis padres pude escribir estas líneas, y doy fe que los mejores momentos y las mejores remembranzas siempre vendrán de tan hermoso lugar.

Marco Antonio Malca Delgado
Viernes 17 de julio del 2020
12:29 pm       






 

             

         

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