miércoles, 1 de noviembre de 2023

LA MASCARILLA EN EL SUELO

Durante la presente semana, muy temprano por la mañana, caminaba con dirección a un mercado cerca a mi casa, y divisé en el suelo una mascarilla oscura, de esas que se usaron a gran escala durante la pandemia, desde el año 2020 a la fecha.

Al ver este instrumento de protección de nuestra salud recordé a tantas personas que las usaron en esos días tan tristes para la humanidad, donde en mi patria, el Perú, llegaban a morir más de 2,000 personas al día.

Reflexionaba en mi andar por la calle, sobre si habíamos valorado el "significado real" de gozar de buena salud, ya que, desde mi perspectiva, hemos olvidado lo vivido.

Las lágrimas de dolor ante las noticias de la muerte de familiares y amistades, el estar confinados en nuestros hogares, el presenciar a través de los medios de comunicación como la población desesperada buscaba balones de oxígeno para poder salvar la vida de sus seres queridos, el abuso de la industria farmacéutica al subir exageradamente los productos indispensables como alcohol, mascarillas, pastillas antigripales, antibióticos y otros, el no poder visitar a nuestros familiares, el que nos descontaran nuestros sueldos, en muchos casos hasta el 50 por ciento menos, mucha gente despedidas de sus trabajos, el desorden en la calle provocado por personas que no seguían las normas que se indicaron en épocas de pandemia, etc.

El retorno a la "nueva normalidad" nos hizo olvidar lo vivido, hemos retomado nuestros hábitos de siempre: fumar en la calle expulsando el humo con nuestras bacterias, botar la basura en la calle, escupir en el suelo, contaminar el mar, incendiar llantas y vehículos cuando hay huelgas, el asaltar a ciudadanos y atentar contra sus vidas, el acoso escolar en las escuelas, los programas de chismes y noticias que no revisten progreso, las guerras entre países que supuestamente son "desarrollados", en fin... ¿ Por qué somos así ? ¿ Es que no podemos vivir en armonía y cuidar nuestra casa que poco a poco la estamos destruyendo ? ¿ Es que no hemos aprendido nada ?   

Durante esos días dolorosos he visto partir a muchos amigos, vecinos y familias enteras, así como algunas familias que tuvieron la bendición de no perder a ninguno de sus integrantes, y llegamos a la conclusión que el mejor capital con el que contamos es nuestra buena salud, pero fácilmente hemos olvidado esos buenos deseos de querer cambiar el mundo, esa promesa que muchos hicieron al sentirse sobrevivientes de una gran enfermedad mundial, al parecer estamos construyendo la antesala de la próxima pandemia, aunque hay una que históricamente no ha sanado: "la ignorancia".

Cuando estuvimos confinados, el mar cambió de color, las aves inundaron el litoral, el cielo se despejó, por nuestras ventanas ingresó un aire de mucha mejor calidad, me hizo recordar mi niñez en los años 70s, cuando a pesar de algunas limitaciones la sociedad era más sana, más alegre, más coherente, lo más importante era la familia, el médico de la familia visitaba a domicilio, el pan era más rico, los niños eran realmente niños, la alimentación era sana, la escuela era exigente y los maestros eran autoridades a los que debíamos alto respeto... seguimos tirando la mascarilla al suelo, seguimos ensuciando el mundo.

Primo Agustín, Tío Adolfo, amigos Jesús, Edgar y Ciro, Señor Ojeda, padres y familiares de mis amigos, querido Daniel Flores mi ex alumno médico, que antes de morir salvaste a tus padres, les prometo no ensuciar la mascarilla, no tirarla al suelo contaminando más el mundo, que sus energías espirituales me acompañen siempre, que sus muertes me dejen una enseñanza de amor a la vida.

Hoy me saco la mascarilla del corazón y comparto mi sentir contigo, en nombre de los que partieron no contaminemos nuestro hermoso mundo, nuestro planeta azul que nos necesita unidos para salvarlo.

Les envío la mascarilla de la bondad y la sabiduría, no la tiren al suelo por favor.

Marco Antonio Malca Delgado

Jueves 02 de noviembre del 2023

01:45 am    



 

   

       

  

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