jueves, 29 de septiembre de 2016

SANGRE Y AMOR PARA VIVIR

Son las siete de la mañana, estoy en el hospital Rebagliati, que pertenece al seguro social, más conocido en el Perú como Essalud, específicamente en el banco de sangre, aguardando mi turno para donar tan esencial liquido para la vida, ya llené la hoja de datos, y felizmente no tengo enfermedades contagiosas, ni tatuajes, ni vida promiscua, no he padecido hepatitis, lo cual significa que estoy apto para la donación.
Ahora me encuentro sentado para la entrevista final con una tecnóloga médico, finalmente luego de una cordial conversación y de mostrarle ambos brazos me pide esperar, ya que el último paso es ingresar a la sala de donación.
Sentado, observé el rostro de preocupación de varias personas, que al igual que yo eramos donantes listos para dar nuestra sangre a familiares o amistades, y a mi costado izquierdo, había una señora con la cual establecí un diálogo amable, se veía visiblemente nerviosa, y me pregunto: Señor: ¿Es Usted donante de sangre o de plaquetas? ... soy donante de sangre señora, le expresé con tranquilidad, y le dije: ¿A quién va a donar sangre Usted?... Señor, no donaré sangre sino plaquetas para mi madre que tiene 84 años de edad y tiene leucemia, y ahora más que nunca necesita de donantes de sangre y plaquetas para poder prolongar en algo su vida.
¿Tiene Usted familia? ¿Amistades que puedan venir a donar sangre o plaquetas a su madre?...
Señor, tengo siete hermanos, y seis ya donaron, pero el que falta, que es mi hermano más fuerte, no donará sangre por que "Su religión le prohíbe donar", ya no tengo amistades a quién recurrir, los conocidos que tengo algunos generosamente me ayudaron, pero la mayoría me dio la espalda... ya no sé a quien acudir.
No pierda la fe señora, no se desanime, estoy seguro que encontrará donantes, acuda a la asistenta social del hospital, pida ayuda, acuda a las ONG de proyección social y de salud...
Gracias Señor... solo deseo prolongar un poco más la vida de mi madre, hace seis meses mi padre murió y agravo la salud de mi mamá, que le ocasionó este mal.
Me despedí de la señora con un mensaje de esperanza... ya estoy en la sala de donación, observo más de diez personas echadas, con sus brazos pinchados, y una bolsa donde está ingresando líquido de color rojo, elemental para la vida... ya me hincaron el brazo derecho, y empecé a orar mientras mi sangre salía de mi cuerpo e ingresaba a la bolsa clínica, pidiéndole a Dios por tan bella persona a quién donaba sangre, por merecer que mucha gente le ayude, pero la ingratitud es parte de las miserias humanas, es parte de nuestro proceso de evolución el abrir nuestras mentes y corazones y ayudar, no sólo a un familiar, sino a todo el que necesite de nosotros, ya que el fin supremo de la existencia es el servir a la humanidad.  
Pensaba que en este momento, en que son casi las 8 de la mañana, hay mucha gente sana junto a sus familiares, gente trotando en los parques o en el gimnasio, gente conduciendo sus autos rumbo a lugares diferentes, viajando en avión o en bus, niños sanos en sus escuelas, niños nuevos para el mundo en las maternidades... y personas que luchan por su vida y necesitan que gente de buen corazón  y buena salud, que hay muchas, donen sangre a su prójimo.
A través de estas líneas, busco sensibilizar a mis semejantes, para que puedan donar sangre al menos una vez al año si es que gozan de buena salud, mucha gente necesita donantes, es la mejor demostración de Amor que podemos brindar a la humanidad, que ingrese nuestra sangre a las venas de otras personas para salvarles la vida.
Ya salí del hospital, voy camino al trabajo, dejando casi medio litro de sangre en el hospital (450 ml), y anhelo pueda servir para ayudar a tan querida persona que merece mucho respeto y amor.
Amigos, si donamos sangre con amor, otras personas podrán vivir mejor.
Gracias a la vida y a Dios por compartir esta hermosa experiencia de solidaridad, paz y fraternidad.
Dios los bendice siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Jueves 29 de setiembre del 2016
5:09 am

      
    

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