miércoles, 4 de abril de 2018

UNA CLASE PARA EL OLVIDO

Trotar casi a diario es parte importante de mi vida, lo hago desde hace 41 años, específicamente cuando tenía doce años de edad, gracias al trascendente apoyo y motivación de mi profesor Justo Díaz Oliveros, como no recordar a tan excelente profesional de la educación, principalmente por su alta calidad humana y tratar a todos sus alumnos por igual,  yo era uno de los últimos en llegar cuando corríamos varias vueltas a la pista atlética del colegio, pero el profesor me acompañaba, me enseño a respirar mejor, me decía que no me preocupe, que lo importante era llegar, y acompañaba siempre a los que tenían dificultades para realizar ejercicios físicos, nunca olvidaré a tan excelente maestro y mejor ser humano.

Ayer al trotar por la playa, junto a mi estaban corriendo varios alumnos de un colegio cercano al litoral, sin estilo, sin técnica de respiración, sin motivación, algunos caminaban, otros se tomaban selfies y contaban chistes o insultaban mutuamente, en realidad muy pocos tomaban en  serio "La clase de educación física",  al trotar cerca a ellos, los saludé y los observé agitados, y les sugerí la forma como deben respirar, la posición de los brazos y piernas, el levantar las rodillas, etc.

Eran jóvenes adolescentes, pero era notorio que estaban "Pasando el momento", ya que su profesor no estaba cual coach cerca a ellos, para arengarlos, para corregirlos, para enseñarles técnicas de respiración y trote, entre tantas cosas maravillosas que se pueden llevar a cabo en una clase de educación física.

Mientras trotaba, intentaba visualizar al maestro de educación física pero no lo ubicaba, hasta que logré divisarlo y pasé junto a el, estaba conversando con una alumna, mientras los demás alumnos "La pasaban bien", inclusive arriesgando sus vidas, ya que pasaron la valla de seguridad que colinda con el acantilado, con el alto riesgo de sufrir un terrible accidente.

El maestro estaba sin silbato, clásico insumo que porta todo docente de educación física, tampoco llevaba consigo su tablero de trabajo con su lista de alumnos, botiquín de primeros auxilios,  material de logística para hacer ejercicios físicos... es decir fue una "estafa" de sesión de clase...una gran pena que se les haga perder tiempo a los alumnos , al recibir una clase poco inspiradora, carente de profesionalismo.

Puedo ir más allá en esta descripción y expresar las interrogantes: ¿Quién supervisa el trabajo del maestro, más aún al llevar a cabo una clase fuera del colegio? ¿Cómo evaluó el docente a sus alumnos si no observó el trayecto de la clase? ¿Que metodología aplicó en su sesión de aprendizaje de educación física?

Sin duda alguna, y por más radical que pareciera, el profesor en mención es un riesgo para la integridad física y moral de sus alumnos/as, ya que no se llevó a  cabo un acompañamiento eficaz durante la sesión de aprendizaje, no inspiro a sus alumnos a desarrollar una clase realmente de formación y cultura física, que redundará en le desarrollo integral de sus alumnos, y se mostró en todo momento relajado,  sin nadie quién supervise su trabajo, y era de un colegio particular.

Que preocupante observar que esto sucede en nuestro país, cuando una clase de educación y cultura física debe ser preparada con un alto nivel profesional para inspirar en nuestros alumnos la práctica permanente de deportes como parte de nuestra cultura y buena salud.

Colegas directores de colegios, si sus alumnos llevan a cabo actividades o sesiones de aprendizaje fuera del área del colegio, envíen al coordinador académico para que supervisen las mismas.

Nuestro sistema educativo requiere cambios urgentes, empezando por separar a los docentes que no tienen vocación, ni se sienten realizados con tan hermosa profesión.

Dios los bendiga por siempre.

Marco Antonio Malca Delgado
Jueves 05 de abril del 2018
01:24 am   

 



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